jueves, 10 de febrero de 2022

OSVALDO LIRA: SACERDOTE, GENIO, MAESTRO Y GRAN AMIGO por Pacomio

El CEBE, hoy, día de Santa Escolástica, hermana de San Benito, se honra en presentar un CICLO de conferencias, charlas, entrevistas y clases grabadas en audio y video del Rev. Padre Osvaldo Lira Pérezdentro del escaso material que se ha podido encontrar hasta ahora

Para mí, como dueño de este blog, constituye un significado muy especial el honrar su memoria y legado, por ser el padre Osvaldo mi pariente, mi maestro y mi gran amigo, el cual estará siempre en mis oraciones y en mi recuerdo.

Su estilo personal no era el de un cura santurrón, su genio era brillante, cultura amplia y variadísima,  mente lúcida y penetrante, memoria prodigiosa,  alma siempre libre, tajante y resolutivo, de nobles y caballerescos modales, exquisita sensibilidad estética y poética, franco, honesto y directo en sus dichos, nada en él era artificial o vanidoso, gustaba de la buena amistad y de una conversación amena y edificante, lapidario con sus adversarios, rudo con los estúpidos y los ignorantes soberbios, intolerante al error y la maldad, intransigente en los principios, odiado y amado para nadie indiferente, se arrodillaba ante Dios, pero nunca ante los hombres, generoso y confiado, leal a morir con sus amigos, viril y sin pelos en la lengua. Ese era Osvaldo Lira.

Como resumen de su vida entregada al conocimiento de la Verdad Divina y humana, podemos decir de él que hablaba y enseñaba como alguien que tiene autoridad, de modo semejante, guardando las proporciones, a como la gente hablaba de N.S. Jesucristo: «Y estaban asombrados de su doctrina, porque su modo de predicar era de gran autoridad» San Lucas 4, 32.

Sirvan estas publicaciones como un recordatorio de las Verdades Eternas, siempre actuales, frescas y necesarias a todo hombre y a toda época.

El editor.

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Empezaremos con el video-audio del Discurso que dio el P. Osvaldo Lira al recibir el Doctorado Scientiae et Honoris Causa en la Pontificia Universidad Católica de Chile el 4 de julio de 1989, duración 41 minutos.

PULSE EL VIDEO

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O PULSE EL LINK 👉https://youtu.be/F9ydb7C5gYo


SEMBLANZA GENERAL 

«Es hora ya de restablecer (…) conceptos en su valor originario (…). Desgraciadamente, por sabidos se callaron y, por callados, se olvidaron. Lo que procede ahora, por lo tanto, es proclamarlos de nuevo a voz en cuello». Estas palabras del padre Osvaldo Lira ―hoy más que nunca― representan quizás lo que ha venido ocurriendo desde hace algunos años en los sectores que de una u otra forma se oponen a las ideologías y los totalitarismos, especialmente de corte marxista. Tal vez la derecha se contentó por mucho tiempo con cómodas estrategias defensivas y con maniobras evasivas cuando se trata de los bienes más fundamentales para una sociedad justa y humana… La evasiva derivó en indiferencia, y de ahí al cambio de posición no hay más que un paso. Esto hace más oportuno que nunca recordar la figura de este polémico y llamativo personaje.


P. Osvaldo con parte de sus discípulos y amigos

Este mítico e irrepetible cura Lira, el padre Osvaldo, de los Sagrados Corazones, formó escuela en torno suyo a una pléyade de discípulos que como él fueron seducidos por el Tomismo, por sólo nombrar a algunos: Juan Antonio Widow, José Joaquín Ugarte, Juan Carlos Ossandón, Julio Retamal, Gonzalo Ibáñez, Jaime Guzmán y Andrés Allamand, aunque estos dos últimos, probablemente los más conocidos, fueron también los que más se distanciaron de su pensamiento al entrar en la política contingente.


Jaime Guzmán Errázuriz, alumno de los Sagrados Corazones o PP. franceses


Con todo, su vida marcó a muchos e, incluso, fue muy influyente en los rumbos de la historia de Chile. Basta con pensar en la influencia no menor que tuvo, ㅡ tan controvertida como otros aspectos de su vida ㅡ para la justificación filosófica del golpe militar que pondría fin a la Unidad Popular. Sus referencias a San Isidoro de Sevilla, a Santo Tomás de Aquino y a Vázquez de Mella fueron cruciales para tal apología, de la que el cura Lira fue protagonista indiscutido: «la legitimidad del poder tiene su trascendencia porque lleva como correlativo el de lo lícito de la sublevación».


P. Osvaldo Lira junto a su pariente y ex-alumno de los SSCC de Valparaíso, el General Augusto Pinochet


En ciertos ambientes universitarios hasta el día de hoy se repiten legendarias y sabrosas anécdotas en que aparecía con claridad su férreo carácter, su punzante ironía y su absoluta intransigencia frente al error, muchas veces acompañada de insultos dirigidas contra la estupidez y la arrogancia humanas. Esas historias, por las que él es conocido, suelen causar una primera impresión irrisoria en algunos y negativa en otros: un cura gruñón y muy terco, sobre todo en materias políticas, constituyendo muchas veces un prejuicio que impide evaluar objetivamente su obra filosófica oral y escrita en toda su densidad. Detrás de ese carácter bélico se escondía un pensamiento profundo, no sólo político, sino también filosófico y teológico, que eran los que fundamentaban adecuadamente sus ideas sobre la realidad y la vida en sociedad. A pesar de ser radical en sus concepciones sabía mantener una cálida y cercana amistad con muchos de sus adversarios, los cuales le tributaban una manifiesta admiración y respeto, como, por ejemplo, el Gran Maestre de la Masonería Marino Pizarro, elegido en 1990 Gran Maestro y reelegido en 1994 por la Gran Logia de Chile.

El padre Lira no solamente se caracterizaba por ese estilo combativo, sino también por la coherencia con su fe y por su sólido tomismo. Católico, porque era la cualidad que definía cada veta de su pensamiento, más allá de las divisiones ideológicas contingentes. Tomista, porque fue fiel a los principios, el método y las conclusiones del angélico doctor: su connaturalidad con él era total. Era un escolástico injertado en el siglo XX: de los que citan latines frecuentemente; de una claridad mental regida por perennes definiciones; de un pensamiento estructurado con la coherencia que sólo tienen los que dedican su inteligencia a la metafísica científica. Y es que la filosofía específicamente tomista es el mejor remedio frente a lo que el padre Osvaldo llamaba «raquitismo mental», tan propio de nuestra época, ahora peor que en sus días, que impide ir a las raíces de los problemas. Es también la mejor vacuna para prevenir la ideologización, que nubla los entendimientos, pues «el resumen de lo que es la metafísica tomista según la aguda observación de Chesterton [es] el sentido común estilizado».

No era un memorión repetidor de definiciones de manual tomista decadente. Las fórmulas hechas y definiciones reflejaban su estudio: rumiaba la literalidad de las palabras del Aquinate para extraer el néctar de su sabiduría. La filosofía perenne contiene una enorme riqueza precisamente por la exactitud de su lenguaje, el orden de sus conceptos, y la vigencia eternamente joven para cada época, en nada contrapuestos a la profundidad y exigencias de su verdad.

Un verdadero tomista ve la metafísica como scientia rectrix [ciencia rectora], tronco fundamental que conecta las más variadas ramas del conocimiento. Desde esa matriz se articulan y desprenden coherentemente los saberes de la filosofía práctica. Todos los escritos del padre Lira sobre estética, filosofía de la historia, filosofía política o filosofía del derecho se construyen con ladrillos metafísicos. Es más, precisamente en sus escritos de estas ramas filosóficas se percibe ese inconfundible sabor metafísico propiamente tomista: en su Ontología de la ley define la ley como «la determinación o configuración producida por la causa eficiente en el efecto»; en Catolicismo y Democracia describe el efecto de la gracia santificante o deiformante [divinizante]  como una «sobreexistencialización» [sobrenaturalización] de la persona racional humana; sus varios estudios de estética son iluminados por la noción trascendental de belleza; en Nostalgia de Vázquez de Mella explica la definición de sociedad como un todo sucesivo, vinculándola así con la tradición… En fin, podemos decir que toda su obra está marcada y elevada por este talante metafísico.

La influencia del padre Lira no solamente se debe a su estilo confrontacional, ni tampoco únicamente a sus ideas: es la unión de ambas cosas lo que causa ese efecto tan único. Decía que la verdad debe ser anunciada cabalmente, aunque algunos «se sientan ofendidos», aunque sea políticamente incorrecta, aunque nadie más la sostenga, aunque «perdamos adeptos», aunque escandalicemos: «¡Hay que escandalizar a veces! (…). ¡Cristo no rehúye el escándalo! (…) No hay que escandalizar a los niños (…) —el scandalum pusilorum—, pero el scandalum phariseorum, el escándalo de los fariseos hay que provocarlo (…): a ver si (…) dejan de ser fariseos».

En estos tiempos tan demenciales que nos ha tocado vivir, donde abunda el pensamiento débil y sensiblero, quizás ahora más que nunca en Chile deberíamos mirar al padre Lira. Restablecer los conceptos. Recuperar el vocabulario perdido de la filosofía perenne. Llamar a las cosas por su nombre… A este respecto cuando alguien le hacía ver su agnosticismo o escepticismo en la capacidad intelectual humana, inmediatamente lo remitía al diccionario como prueba fehaciente de que sí el hombre es capaz de saber y definir claramente las cosas. Insistía, ¡Perder el miedo de estar del lado de la verdad! Podemos debatir, podemos dialogar… incluso podemos ― ¡y debemos! ― rectificar si somos verdaderamente refutados. Pero no podemos perder nunca de vista que existe la verdad, que debe ser proclamada, mientras que el error debe ser combatido por imperativo de la Justicia y de la Caridad. Afirmaba que sólo la verdad tiene derecho, nunca el error y menos la mentira lo pueden tener. Es más, dicha actitud, aunque ruda, es más transparente y sincera que la hipocresía que muchas veces se esconde detrás de la falsa modestia y buenismo de quien afirma que no posee la verdad o que le es imposible conocerla o que es meramente opinable o que la verdad divide a las personas. «Nunca hemos sido proclives a inhibirnos en materias doctrinarias ni de adoptar, tampoco, actitudes falsamente prudenciales que, más bien, deberían calificarse de cobardes. Hemos sido, por el contrario, partidarios decididos de ajustarnos al consejo categórico de Cristo, de que lo que oímos en nuestros oídos, lo proclamemos sobre los techos». Muchas veces hace falta que en el debate público se hable sin miedo, sin eufemismo y sin exceso de respeto humano… sobre todo cuando se trata de la voz que grita las repercusiones públicas que tiene la fe católica, que de otro modo acabarán calladas, por calladas olvidadas y por olvidadas traicionadas. Hace falta, pues, alzar la copa del buen vino de la Verdad —esa Verdad que es Cristo mismo, el Dios que se hizo hombre— a la salud del padre Lira.

BIOGRAFÍA Y OBRAS

Osvaldo Lira Pérez SS.CC., nacido como José Luis Osvaldo Lira Pérez, en Santiago de Chile, 11 de febrero de 1904, fue un sacerdote católico, filósofo y teólogo chileno. Fue autor de numerosos textos teóricos y relacionados con autores de su disciplina, entre ellos Santo Tomás de Aquino, Ortega y Gasset y Juan Vázquez de Mella. Es conocido por ser uno de los mejores exponentes durante el siglo XX del tomismo a nivel mundial, también conocido por ser uno de los fundadores de la Universidad Santo Tomás (Chile, año 1988), conocido también por su categórica postura católica tradicionalista, corporativista y carlista,​ y por ser, igualmente, una figura descollante entre los intelectuales hispanoamericanos de nuestro tiempo. 


Osvaldo Lira, en su época de profesor universitario

Decía el padre que un verdadero católico debe ser totalitario e intolerante en el anuncio y defensa de la verdad en todos los planos. Cuando la verdad tranza con el error, quien pierde, siempre más, es la verdad entre los hombres, y sin verdad el hombre se vuelve esclavo de otros y de sí mismo. Y que la Fe católica, no es solo Religión, sino también obra de Civilización, llamada Cristiandad y en nosotros los hispanos la Hispanidad.

Dedicado principalmente a la filosofía,​ Lira estudió en profundidad la escuela escolástica --no aceptaba ser llamado neoescolástico o neotomista, por eso gustaba decir que él era un paleotomista, influenciado, sobre todo, por el auge del tomismo pedido por los Romanos Pontífices como remedio eficaz a los males modernos y que bebió durante su larga estadía en España.

Intentó sentar las bases filosóficas de un "tradicionalismo chileno" teniendo como mayor referente a Juan Vázquez de Mella. Esto, puesto que consideró necesaria la existencia de un pensamiento político nacional propio, capaz de refutar los postulados del humanismo cristiano de Jacques Maritain, cuyas ideas ya habían generado un drástico cambio en sectores del clero y de los laicos, por ejemplo, la Falange Nacional, convertido actualmente en el partido demócrata cristiano de tendencia marcadamente laicista, globalista, populista, con ideas liberales, socialistas y comunitaristas, con un estilo progresivamente izquierdista. Osvaldo Lira, por sus concepciones orgánicas de la democracia y su rechazo total a la democracia liberal, veía en Maritain un rival a derrotar dentro de su mismo plano de ideas, la escolástica, pero derivada en Maritain a un "humanismo cristiano" dúctil al mundo moderno, ideología que de cristiana sólo tiene el nombre, y que sólo ha servido para la descristianización acelerada de la Civilización Cristiana occidental.

Junto a Ramón Callís funda en 1952 el Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista, de abierta tendencia católica nacionalista y contrarrevolucionaria sólo en sus inicios, luego se fue alejando paulatinamente del pensamiento católico tradicionalista para derivar en una concepción corporativista de carácter fascista.

Infancia y juventud

El 11 de febrero de 1904 a las cinco de la mañana​ nació José Luis Osvaldo Lira Pérez en la casa de sus abuelos maternos, en la calle Catedral esquina Amunátegui (Catedral 1390) en la ciudad de Santiago. Sus padres fueron Luis Lira Luco y María Cristina Pérez Valdés, ambos devotos católicos. Luis Lira Luco fue tesorero de una institución de caballeros que administraba los hospitales y asilos antes de que surgiera el Ministerio Nacional de Salud. Fue este mismo día el de su bautismo​ que se realizó en la parroquia Santa Ana. Realizó sus primeros estudios en su hogar, donde aprendió a leer y escribir, además de todo el bagaje de oraciones y devociones de los católicos observantes.​ En su entorno familiar siempre lo llamaron Luis o Lucho.

Osvaldo Lira fue bisnieto del intendente, senador y ministro José Ramón Lira y tataranieto de José Miguel Carrera, padre de la patria e independista chileno que inició la independencia administrativa del Reino de Chile de España, pero de modo diferente, sin dejar de reconocer al Rey como Legítimo Soberano de la naciente República.

Educación y ordenación

En 1912, Lira ingresó al Colegio de los Sagrados Corazones, donde estuvo ocho años, destacando como el mejor alumno de su promoción. A sus 14 años de edad cursando el 5º año de humanidades, desarrolló su interés por la religión y la filosofía. Antes de ingresar como postulante en la congregación de los Padres Franceses su padre le solicitó que estudiara en la Universidad, cursando un año la carrera de ingeniería y al año siguiente la carrera de derecho. El 4 de mayo de 1922, a sus 18 años de edad, ingresó en el noviciado de la congregación abandonando los nombres de José Luis para conservar su tercer nombre otorgado en su bautismo, Osvaldo.

En el escolasticado [período de formación eclesiástica para novatos] de su congregación religiosa tuvo como profesores a los padres Adalberto Maury y Patricio Logan, ellos fueron claves para su formación sacerdotal. Y fue así como Osvaldo adquirió, estando aún en el seminario, el hábito de no conformarse con los simples manuales, los que no satisfacían sus inquietudes intelectuales, sino que iba directamente a la fuente: a las obras del aquinatense [Santo Tomás de Aquino].

Estando en el escolasticado fue profesor de castellano y cosmografía en el Colegio de los Sagrados Corazones de Valparaíso. Fue también profesor en el noviciado de sus propios compañeros en el curso de teología cuando el profesor titular, padre Maury, tuvo que ausentarse y fue designado para sustituirle. El 16 de diciembre de 1928, seis años después de haber ingresado en el noviciado, Osvaldo Lira fue ordenado sacerdote,​ y celebró su primera Misa en carácter de tal el 25 de diciembre del mismo año.

Inicios como profesor (1934-1939)

Lira inició su carrera docente en los colegios de la congregación ubicados en Valparaíso, Concepción y Santiago, radicándose en esta última en 1934. Durante esta época pudo profundizar sus conocimientos en filosofía, metafísica y teología dogmática.​ En vez de utilizar manuales, impartía clases recurriendo directamente a la Biblia y a las obras de Tomás de Aquino.

Según uno de sus discípulos, Juan Antonio Widow, hablando de Osvaldo Lira, dice: «Creo que no es posible entender la relación de ambos [Lira con Tomás de Aquino] si no vemos que Tomás ha sido, con su poder intercesor, el guía eficaz de los pasos de Osvaldo en la vía del conocimiento y del amor de la verdad. Ha sido para él algo semejante a lo que fue para Tobías el arcángel Rafael. Osvaldo ya no necesita consultar los escritos de Tomás para ver claro en las cuestiones que se le plantean: tiene un espíritu que ha llegado a ser naturalmente tomista».

La revista Estudios

En Santiago, Lira conoció a Julio Philippi y Jaime Eyzaguirre, quienes al igual que él compartían posturas conservadoras y opositoras hacia el liberalismo y a la democracia, y en el que colaborarían en un estudio profundo y debates acerca del rol de la Iglesia Católica dentro de la sociedad, específicamente en Chile.

La revista Estudios, fundada en 1932 y que duró hasta 1957, era una publicación del Centro de Estudios Religiosos que estaba vinculada al Partido Conservador y entre cuyos patrocinantes figuraban Ricardo Cox Méndez, Maximiano Errázuriz, Otto Hanish y Ricardo Salas Edwards. En su nota preliminar para una recopilación de escritos de Osvaldo Lira publicados en la revista Estudios, el profesor Cristián Garay señala que la mencionada revista fue rescatada del Centro de Estudios Religiosos por el historiador Jaime Eyzaguirre, quien tendría el control directo y la separaría del consejo a partir del número 13 correspondiente a noviembre-diciembre de 1933. En esta empresa sería apoyado por un grupo de jóvenes intelectuales católicos, tales como Julio Philippi y Armando Roa. Eyzaguirre permanecería a cargo de la revista hasta el número 244, correspondiente a enero-febrero de 1955.

Fue al tercer año de la publicación, específicamente para el número 24 correspondiente a octubre de 1934, que Lira escribiría en la revista por primera vez, siendo su primera publicación «Ernest Hello y el hombre mediocre».

«La apreciación de la Hispanidad se nos aparece como una actitud nueva entre los chilenos y entre todo el resto de los hispanoamericanos. No se remonta más allá de los años cuarenta, después que Ramiro de Maetzu escribió su admirable Defensa de la hispanidad. Éramos entonces un grupo de chilenos que nos reuníamos en torno a la revista Estudios, ya desaparecida, por desgracia. Y decimos que por desgracia porque por medio de ella se realizó una enorme labor aquí, en nuestra patria, abriendo las mentalidades —según lo ha señalado mis dos antecesores en esta tribuna— a nuestra verdad histórica, oscurecida entonces bajo una espesa cortina de prejuicios, ignorancias y claudicaciones de aquellos que preferían adular a los poderosos del momento antes que reconocer como nuestros genuinos y honrosísimos antepasados a quienes había constituido nuestras nacionalidades. La gran misión de Jaime Eyzaguirre fue señalar con claridad impresionante lo que era el fundamento de la nacionalidad chilena. Y los que colaboramos en la revista Estudios nos unimos en torno a su personalidad porque en ella veíamos y verificábamos la expresión de unos sentimientos, de una de las convicciones que había permaneció difusa y vagamente en nuestro espíritu, y que, en virtud de la labor de Jaime Eyzaguirre, se condensaron, adquirieron consistencia y precisión en virtud de ese catalizador que fue esa actitud serena, decidida, fundada en sólidos argumentos y poseedora de un profundo y certero sentido histórico frente a nuestra nacionalidad.» Osvaldo Lira, año 1978.

Vida en España (1940-1952)

Fue conocido tanto por tener ideas radicales como por tener un tono vehemente, lo que le produjo dificultades con sus superiores en la congregación, sumando a esto la gran popularidad que tenía con sus alumnos; según el profesor Gonzalo Ibáñez Santa María, nadie que le haya conocido ha permanecido indiferente ante él. En 1939, once años después de ordenarse sacerdote, años en los que el padre trabajó como profesor para la congregación de los Padres Franceses, decidió abandonar la congregación, considerando integrarse a los benedictinos o incorporarse al clero secular diocesano.

Fue monseñor Pío Fariña, obispo auxiliar de Santiago, quien le incitó a esperar. Un año después, en 1940 se decidió que "viajaría" a Europa, donde se presentaría ante el Superior General de la congregación. De acuerdo al historiador y escritor Julio Retamal Favereau fue decisiva la influencia de algunos altos dirigentes conservadores que tildaban al padre Lira de contestario y hasta de comunista, Retamal destaca que luego de este episodio el padre Lira nunca pensó en retirarse de la congregación, a pesar de que éste consideraba que jamás lo alentaron ni se preocuparon por su acción y producción intelectual.

En 1940 viajó a Europa con destino a Bélgica donde estuvo con sus superiores, el 15 de mayo se trasladó a España, gracias a la benevolencia de su Superior, antes de que Bélgica fuera invadida por los alemanes. En España viviría doce años, desde 1940 hasta 1952, residiendo en Miranda de Ebro y en Madrid, donde continuaría ejerciendo como profesor en los colegios de la congregación en ambas ciudades.​ Fue en este país donde logró completar sus conocimientos de teología escolástica y tomismo. Lira había escrito artículos para revistas y realizado traducciones de libros de autores católicos, pero fue en España donde escribió sus primeros libros, siendo el primero de ellos sobre un político español con quien el sacerdote compartía su ideal sociopolítico, Vázquez de Mella, titulando al libro Nostalgia de Vázquez de Mella. Según contaba Osvaldo Lira los mejores años de su vida los pasó en su amada España.

Viviendo en aquel país conoció a grandes escritores y músicos, estando entre los primeros Aleixandre, Dámaso Alonso y José María Pemán, y entre los segundos Joaquín Rodrigo, Ataúlfo Argenta y Joaquín Turina.

Durante su residencia en España y luego de publicar su obra sobre el político español Vázquez de Mella el padre Lira escribió otros tres libros: Visión política de Quevedo (1948), La Vida en torno (1949) e Hispanidad y mestizaje (1952). Lira no solo se dedicó a escribir libros relacionados directamente con política, ya que no era su único interés —tal cual lo demostraría con posteriores publicaciones— escribió libros relacionados con el arte y la poesía. Julio Retamal recuerda que el Padre solía visitar el Museo del Prado, por días enteros, e ir a exhibiciones pictóricas, también dedicó parte de su tiempo a estudiar tanto la pintura española contemporánea como la poesía, especialmente a Juan Ramón Jiménez, Jorge Guillén y Lope de Vega.

Regreso a Chile y activismo político

Luego de estar cerca de 12 años en España, sus superiores le ordenaron volver a Chile. A su regreso, en 1952, Lira se instaló en Valparaíso y se desempeñó como profesor en el Colegio de los Sagrados Corazones de Valparaíso, ejerciendo paralelamente como profesor de la Universidad Católica de la misma ciudad.

En 1957, Lira regresa a Santiago para establecer su residencia definitiva. En 1960 comenzó a hacer clases en la Pontificia Universidad Católica de Chile como profesor de metafísica, teodicea, ontología, gnoseología y estética en el Departamento de Filosofía. Su desempeño como profesor en la Universidad fue premiado en 1978 con el nombramiento de Profesor Emérito de la Facultad de Filosofía, y once años después, 1989, se le otorgaría el grado de Doctor Scientæ et Honoris Causa de la misma Universidad.

El 11 de agosto de 1967 alumnos de centro y de izquierda, dirigidos por el presidente de la Federación de Estudiantes (FEUC) se tomaron la Universidad, debido a ello la comunidad docente se reunió para determinar el rumbo a seguir. La Facultad de Filosofía y Educación se reunión en forma extraordinaria en un salón del Colegio de los SS.CC de Alameda, reunión en que el padre Lira estaba decidido a realizar una condena a estos universitarios, y los profesores de esa facultad terminaron condenando los hechos desatados por los estudiantes rebeldes.

Lira también fue contrario a los postulados de la Unidad Popular y al Presidente Salvador Allende, ya que creía que las políticas del gobierno eran contrarias al pensamiento de la Iglesia. Como parte de la oposición, Lira estimaba que Allende «debía retirarse a la vida privada o, si era necesario, debía ser depuesto por las Fuerzas Armadas». Según Julio Retamal, tras el golpe de Estado de 1973, «el mismo 11 de septiembre, el sacerdote hizo lo que el hombre no habría podido hacer y lo que no muchos hicieron: celebró una serie "gregoriana" de misas —a lo largo de varios días— por la salvación del alma del difunto presidente». Vale aquí resaltar que Lira tenía parentesco, simultáneamente, con Salvador Allende y Augusto Pinochet, según consta en recientes estudios genealógicos, aspecto totalmente desconocido para muchos.

La revista Tizona

La revista Tizona fue fundada por Juan Antonio Widow en 1958, con apoyo de su mentor, el padre Lira, quien eligió el nombre de la publicación. Desde ese año hasta el año siguiente se publicaron cuatro números, y luego reapareció entre 1969 y 1975.

Desde esta «trinchera» —como la llamaba Lira​— pudieron expresar sus opiniones contrarrevolucionarias tanto en materias universitarias como en religiosas, políticas y culturales. El grupo editorial y los escritores de la revista estaba constituido por un grupo de amigos cercanos a Lira. Sobre el alcance que tuvo la revista, Julio Retamal diría que tuvo algún eco en diversos medios, se publicó hasta después del Golpe de Estado en Chile de 1973. Luego, por razones estrictamente económicas, se suspendió la publicación.

Además, el sacerdote colaboró con revistas tales como Alférez, Cuadernos Hispanoamericanos, Revistas de Ideas Estéticas, Revista de Filosofía y Finis Terrae.

Últimos años y muerte (1986-1996)

En 1988 participó de la fundación de la Universidad Santo Tomás, asesorando a su fundador y posterior presidente de la Junta Directiva, Gerardo Rocha.

En 1994 la Universidad Adolfo Ibáñez en conjunto con la editorial Zig-Zag publicaron el libro "Padre Osvaldo Lira: En torno a su pensamiento. Homenaje en sus 90 años". Para su lanzamiento se realizó una ceremonia en el Museo de Artes Decorativas en Santiago el 18 de octubre.​ Los artículos fueron escritos por 35 profesores y amigos, entre ellos estaban Julio Retamal Favereau, Rafael Gambra, Enrique Díaz Araujo, Antonio Millán-Puelles, Miguel Ayuso, Alfredo Sáenz, Alejandro Guzmán Brito, Gonzalo Ibáñez Santa María, Juan Vicente Ugarte del Pino, Bernardino Bravo Lira, Cristián Garay Vera y Alberto Falcionelli.

El 20 de diciembre de 1996, Osvaldo Lira falleció en su ciudad natal, Santiago, a los 92 años.


PENSAMIENTO

Ideología política

Se autodefinía, soy testigo de ello, de modo gracioso, pero en serio, como católico, apostólico y romano, escolástico, paleo-tomista, tradicionalista, integrista, ultramontano, monárquico, carlista, corporativista, inquisitorial, antiliberal y anticomunista, nacionalista, hispanista, antidemocrático y carrerista, entre otros.

Osvaldo Lira es caracterizado políticamente por los especialistas como simultáneo adherente al tradicionalismo, carlismo y corporativismo, ya que fue influenciado por Juan Vázquez de Mella.

Lira inspiró algunos movimientos políticos. Fue asesor y cofundador del Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista,​ movimiento político de carácter nacionalsindicalista creado en 1949, al que Lira introdujo la doctrina de los cuerpos sociales, promoviendo que estos organismos tengan participación en la estructura política del Estado, pero de manera autónoma, corporativismo totalmente opuesto al corporativismo fascista y socialista, promovidos y dirigidos desde el Estado.

También fue un primer referente de Jaime Guzmán, el cual en su juventud se convirtió en un ferviente corporativista y carlista, creador del Movimiento Gremial de la Universidad Católica de Chile,​ y posteriormente fundador del partido Unión Demócrata Independiente (UDI). Lira conoció a Guzmán cuando éste era solo un niño, siendo incluso su acólito en misas, no obstante, lo cual, dicha relación e influencia decayó a partir de la participación de Guzmán como estudiante de derecho y líder estudiantil en la Pontificia Universidad Católica, donde concurrió a la fundación del gremialismo,​ propuesta ideológica de influencia liberal completamente divergente a la posición católica tradicional.

Opinión sobre el Concilio Vaticano II

En sus primeros años como profesor de la Universidad Católica, la Iglesia se reunió para realizar el Concilio Vaticano II, en el cual se tratarían supuestamente temas "pastorales", no dogmáticos. El Concilio se inició en 1962 y finalizó tres años después. Retamal recuerda que los cambios que más impactaron a Lira, en un principio, fueron los teológicos y, en menor grado, los litúrgicos.

«El Concilio Vaticano II hay que borrarlo todo de un plumazo. No hay nada que me interprete, salvo las cuestiones dogmáticas en que se cita a concilios anteriores. Hay cosas que las pudo haber redactado el más pintado de los liberales. Hubo malos manejos, hubo censura, hubo manipulación, se alteraron las comunicaciones. Lo que no sea dogma puedo borrarlo de un plumazo y no caer en herejía. Los papas que lo convocaron dijeron que era un concilio puramente pastoral. Sólo los dogmas de fe uno está obligado a acatarlos». Osvaldo Lira, 1993.

En cuanto a los cambios teológicos, Lira afirmó que la teología escolástica de Tomás de Aquino fue casi totalmente abandonada por el Concilio, y que ésta dio paso a nuevas teologías evolucionistas e inmanentistas y cada vez más modernistas y progresistas, donde Dios es reemplazado por el hombre, especialmente de la mano de la teología de la liberación y la teología de la muerte de Dios, lo que obviamente se alejaba de la doctrina de la fe y de la moral católica tradicional. En cuanto a los aspectos litúrgicos se opuso, debido a que, consideró que atentaban contra la prudencia y la legalidad litúrgica bimilenaria de la Iglesia católica, algo totalmente inédito en su historia. Julio Retamal diría que para Lira estos cambios estaban envueltos de un espíritu fantasioso y antitradicional que afectó radicalmente el sentido sacral y sacrificial de la Misa. Ante estos cambios, Lira continuó enseñando sobre la base de Santo Tomás y la Misa Tridentina la celebraría en privado de la misma forma, como siempre lo hizo. Pero el padre, como muchos otros sacerdotes tradicionalistas de entonces, se mantuvo obedeciendo a la Jerarquía de la Iglesia y en público celebraría la nueva Misa de Paulo VI, la cual nunca la aceptó de buena gana por razones doctrinales.

Cave aquí aclarar que la línea tradicionalista de Osvaldo Lira era la promovida por S. S. San Pío X, quien llamó católicos "tradicionalistas" a los católicos fieles a la ortodoxia de la fe y que se oponían al modernismo, resumen de todas las herejías, este tradicionalismo católico no tiene nada que ver con aquel otro "tradicionalismo" heterodoxo de L. E. Bautain (+1867) y A. Bonnetty (+ 1879) condenado por la Iglesia por postular que sólo la fe (fideísmo) y la tradición (revelación primigenia heredada y transmitida de nuestros antepasados) son los únicos medios para conocer con certeza a Dios, negando así, el valor de la razón natural (escepticismo) como medio eficaz de conocer a Dios. La fe para este tipo de tradicionalistas es solo fidusaria (solo confianza, sin verificar intelectualmente su credibilidad). Hasta el día de hoy hay numerosas fieles y hasta teólogos, filósofos e intelectuales que confunden y no diferencian estos dos tipos de tradicionalismos, lo cual lleva a diversos malentendidos y erradas interpretaciones.  


Padre Osvaldo celebrando la Santa Misa Romana tradicional, en lengua latina.

Con motivo del Concilio y sus reformas se formó la "Asociación Magníficat" en la que el sacerdote actuó como su principal asesor y capellán, la cual fue fundada para preservar la liturgia tradicional, anterior a la nueva de Pablo VI. Según Retamal, Lira nunca escatimó las críticas a quienes transgredían de manera evidente las normas religiosas dentro de la Iglesia, pero jamás pensó que ésa sucumbiría en su afirmación de la Verdad y su labor salvífica. Lira continuó combatiendo por la ortodoxia y la tradición, convirtiéndose en el mentor teológico de quienes se resistían a las reformas y revoluciones anticatólicas dentro de la misma Iglesia, pero se mantuvo firme en la doctrina y supo batallar dentro de las reglas de la disciplina y la obediencia, aunque al ver los serios desvaríos que provocaban las reformas del Concilio Vaticano II, prestó su apoyo personal al movimiento tradicionalista del Obispo francés Monseñor Marcel Lefebvre, a quien asesoró en algunas materias. Decía que la obediencia es una virtud, por lo que no tiene fundamento en sí misma sino en el fin a que se ordena, que es la Gloria de Dios y la salvación de las almas, y decía, cuando esa finalidad no se cumple la obediencia deja de ser virtud y se vuelve viciosa y corruptora, «Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hch 5, 29). La obediencia está al servicio de la Verdad y el Bien, no al servicio de las maquinaciones humanas ilegítimas, aunque vistan sotana. De igual modo, cerró filas con muchas organizaciones católicas y pensadores católicos, tanto eclesiásticos como seglares hispanoamericanos, con los cuales compartía esta preocupación por defender y resguardar la Doctrina de la Fe.

Problemas con el clero

En 1969 el Ordinario de Santiago, cardenal Raúl Silva Henríquez, excomulgó al tío de Lira, Salvador Valdés Morandé, por haber realizado fuertes críticas en contra de algunas actuaciones del clero en materias políticas y en otros planos, siendo la más conocida la que realizó en el libro La Compañía de Jesús, ¡Ay Jesús, qué compañía!  Este asunto fue resuelto, pero para Lira era una señal clara de hacia dónde querían algunos eclesiásticos que se orientaran «los signos de los tiempos», en palabras del concilio. Entre el clero chileno el P. Osvaldo, como es de suponer tuvo muchos amigos y varios enemigos, es el pan dulce y amargo de servir fielmente a Jesucristo.  

Corporativismo y oposición a la democracia ideológica

En la revista Estudios, Lira había escrito en numerosas ocasiones su postura a favor del tradicionalismo corporativista, dado a que consideraba que era un sistema de gobierno mejor que el de la democracia liberal, apuntado a que el individuo gozaría de mayor libertad y responsabilidad ante la autonomía de los cuerpos intermedios (familia, gremios, comarcas, universidades, empresas, etc.) del Estado y la preservación de las tradiciones. Junto con ello, manifestaba su rechazo a la idea de que una nación sea gobernada por una mayoría abstracta, circunstancial y manipulable.

Para Osvaldo Lira la masa no es ni puede ser inteligente porque está compuesta por los individuos de la mayoría, pues los individuos de la mayoría normalmente son incompetentes, ignorantes e incultos, profundamente afectados por el pecado original. La masa es inepta en su conjunto para juzgar los distintos problemas que plantea el gobierno de una nación. Para Osvaldo Lira no existen evidencias ni razones para sostener un optimismo antropológico que haga presumir la perfección moral del hombre sin la Redención de Cristo y el auxilio de su Gracia, por la triste realidad pecaminosa que pesa sobre el hombre caído desde su expulsión del paraíso.

Además, Lira se oponía a la democracia liberal porque ésta se basa en el artificio de la existencia de partidos políticos y un mayor pluralismo [relativismo] en la sociedad, lo que, según él, solo hace dividir y destruir los estamentos y clases sociales naturales de una nación, impidiendo que florezcan libre y empoderadamente sociedades o cuerpos intermedios, dejando al individuo indefenso frente al poder totalitario del Estado Moderno, provocando así, como consecuencia ineluctable, la destrucción progresiva de la civilización humana, construida lentamente por el paso de los siglos.

Edición de sus Obras Completas

En la actualidad sus Obras Completas están siendo editadas por la Editorial Tanto Monta. Proyecto a cargo de José Antonio Vidal, Ignacio Stevenson y Vicente Cordero. El año 2019 fueron editados los tomos II y III​ y se contemplan los demás tomos en los siguientes años.

Honores recibidos

En 1978 la Pontificia Universidad Católica de Chile lo nombró Profesor Emérito de la Facultad de Filosofía.
En 1989 la misma Universidad le otorgó el grado de Doctor Scientiae et Honoris Causa.
La Universidad Adolfo Ibáñez lo nombró Miembro Académico Honorario.
En 1994 la Universidad Adolfo Ibáñez lanzó un libro en su honor titulado "Padre Osvaldo Lira: En torno a su pensamiento. Homenaje en sus 90 años".
En 1996 fue condecorado con la Cruz de la Orden de la Legitimidad Proscrita por S.A.R. Sixto Enrique de Borbón, y en presencia del Príncipe.
El año 2004 se cumplieron cien años desde el nacimiento de José Luis Osvaldo Lira Pérez, para conmemorar la fecha se realizó una conferencia, con ponencias de sus discípulos, en la Universidad del Desarrollo.

Sus obras

Lira, Osvaldo (1942). Nostalgia de Vázquez de Mella. Santiago de Chile: Difusión Chilena [Colección Verbo]. p. 239.
Lira SS.CC., Osvaldo (1979). Nostalgia de Vázquez de Mella (2ª edición). Santiago de Chile: Editorial Andrés Bello. p. 363.
Lira, Osvaldo (27 de abril de 2007). Fundación Fco. Elías de Tejada, ed. Nostalgia de Vázquez de Mella. Prólogo de Miguel Ayuso (3ª edición). Ediciones Nueva Hispanidad. p. 312. ISBN 978-987-1036-43-1.
Glorieux, Paul (1943). Cuerpo místico y apostolado: El dogma de la unidad cristiana expuesto a la juventud (Osvaldo Lira, trad.). San Sebastián: Pax [Colección Vida, 11]. pp. 146 pág.
Lira, Osvaldo (1948). Visión política de Quevedo. Madrid: Seminario de Problemas Hispanoamericanos [Cuadernos de Monografías, 3]. p. 286.
Lira, Osvaldo (1949). La vida en torno. Madrid: Revista de Occidente. p. 365.
Lira, Osvaldo (2004). La Vida en Torno. prólogo de Juan Antonio Widow (2ª edición). Santiago de Chile: Ediciones Centro de Estudios Bicentenario. pp. 186 págs. ISBN 956-8147-05-5.
Lira, Osvaldo (1952). Hispanidad y mestizaje, y otros ensayos, Madrid: Cultura Hispánica [Colección hombres e ideas]. p. 263.
Lira, Osvaldo (1965). Ortega en su espíritu. I: Metafísica y estética. Santiago de Chile: Pontificia Universidad Católica de Chile. p. 443.
Lira, Osvaldo (1967). Ortega en su espíritu. II: Psicología, gnoseología, política. Santiago de Chile: Pontificia Universidad Católica de Chile. p. 405.
Lira, Osvaldo (1969). Poesía y mística en Juan Ramón Jiménez. Santiago de Chile: Pontificia Universidad Católica de Chile [Ediciones del Centro de investigaciones estéticas]. p. 248.
Lira, Osvaldo (1974-1981). El misterio de la poesía. Santiago de Chile: Ediciones Nueva Universidad, Universidad Católica de Chile. pp. 3 vols.
Lira, Osvaldo (1977). Verdad y libertad. Santiago de Chile: Ediciones Nueva Universidad, Universidad Católica de Chile. p. 206.
Lira, Osvaldo (1981). De Santo Tomás a Velázquez, pasando por Lope de Vega. Santiago de Chile: Academia Superior de Ciencias Pedagógicas de Santiago. p. 205.
Lira, Osvaldo (1985). El orden político: ¿tradicionalismo? ¿fascismo? ¿democracia? Santiago de Chile: Editorial Covadonga. p. 196.
Lira, Osvaldo (1988). Catolicismo y democracia. Santiago de Chile: Corporación Estudios Nacionales. p. 178.
Lira, Osvaldo (1989). El respeto de la persona humana: mito y realidad desde la Revolución Francesa. Santiago de Chile: Corporación de Estudios de Formación Social. p. 89.
Lira, Osvaldo (1993). Derechos Humanos. Mito y Realidad. Chile: Nuevo Extremo. p. 197.
Parrini Roces, Vicente (enero de 1993). Matar al minotauro; Chile, Conversaciones con Antonio Bentué, Diamela Eltit, Humberto Giannini, Martin Hopenhayn, Osvaldo Lira. Santiago de Chile: Editorial Planeta Chilena SA. pp. 99 a 116. ISBN 956-247-089-X.

Artículos publicados

«La belleza, noción trascendental», Revista de Ideas Estéticas (Madrid), 1945, n.º 10, págs. 181-208.
«La monarquía de Quevedo», Revista de Estudios Políticos (Madrid), 1946, n.º 27-28, págs. 1-46.
Solovief, Vladimiro (1946). Rusia y la Iglesia universal (Instituto Sto. Tomás de Aquino, Córdoba (Rep. Arg.), trad.). prólogo de Osvaldo Lira. Madrid: Ediciones y Publicaciones Españolas. p. 425.
Estudio preliminar a Dante Alighieri, Tratado de monarquía, Instituto de Estudios Políticos [Biblioteca española de escritores políticos], Madrid 1947, 183 págs.
«Soloviev y la misión de Rusia», Estudios (Santiago de Chile), 1947, n.º 169-170, págs. 3-28.
«La actitud política de Maritain», Cuadernos Hispanoamericanos (Madrid), 1949, n.º 7, págs. 185-189.
«Aclaraciones sobre el carácter trascendental de la belleza», Revista de Filosofía del Instituto Luis Vives (Madrid), 1949, n.º 30, págs. 479-493.
«El cristianismo de José Ortega y Gasset», Finis Terrae (Universidad Católica de Chile), 1954, n.º 2, págs. 35-57.
«Nación y nacionalismo», páginas 19-66 de Enrique Campos Menéndez, Pensamiento Nacionalista, Gabriela Mistral, Santiago 1974, 330 págs.
Editor de El bien común, Segundas Jornadas de Derecho Natural, Ediciones Nueva Universidad, Universidad Católica de Chile 1975, 206 págs.
Reediciones
Osvaldo Lira (octubre de 1998). Escritos del Padre Osvaldo Lira en la Revista "Estudios". Universidad Bernardo O'Higgins. Instituto de Filosofía R.P. Osvaldo Lira, SS.CC., recopilación: profesor Cristián Garay Vera.
Osvaldo Lira (2019). Obras Completas. Tomo II. "Ontología de la Ley", "Escritos de Filosofía del derecho" y "Escritos de Filosofía de la Historia". Editorial Tanto Monta. Edición de José Antonio Vidal, Ignacio Stevenson y Vicente cordero.
Osvaldo Lira (2019). Obras Completas. Tomo III. "Nostalgia de Vázquez de Mella" y "Catolicismo y Democracia". Editorial Tanto Monta. Edición de José Antonio Vidal, Ignacio Stevenson y Vicente cordero.

REFERENCIAS

Bibliografía

VV. (1994). Padre Osvaldo Lira: en torno a su pensamiento. Homenaje en sus 90 años. Universidad Adolfo Ibáñez/Editorial Zig Zag. ISBN 956-12-0960-8.
Cristi, Renato; Ruiz, Carlos (2016). El pensamiento conservador en Chile. Seis ensayos. Santiago: Editorial Universitaria.
Gonzalo Ibáñez Santa María, Ricardo Krebs Wilkens, Juan Antonio Widow Antoncich (abril de 1995). R.P. Osvaldo Lira SS.CC, Discursos de homenaje con motivo de sus 90 años. Universidad Adolfo Ibáñez. Cuaderno de Humanidades N°2.
Gonzalo Ibáñez Santa María (1998). R.P. Osvaldo Lira P. Ecos de un magisterio, Ética y Política. Universidad Adolfo Ibáñez. INTUS – LEGERE, Anuario de Filosofía, historia y Letras, Número 1.
Osvaldo Lira (octubre de 1998). Escritos del Padre Osvaldo Lira en la Revista "Estudios". Universidad Bernardo O'Higgins. Instituto de Filosofía R.P. Osvaldo Lira, SS.CC., recopilación: profesor Cristián Garay Vera.
Gonzalo Ibáñez Santa María (1998). R.P. Osvaldo Lira P. Ecos de un magisterio, Ética y Política. Universidad Adolfo Ibáñez. INTUS – LEGERE, Anuario de Filosofía, historia y Letras, Número 1.
Garay Vera, Cristián (marzo-abril de 1994). La idea de Tradición en el P. Osvaldo Lira, SS.CC. Verbo.
José Luis Widow Lira, «Creación y ley en el pensamiento de Osvaldo Lira», revista Philosophica (Universidad Católica de Valparaíso), n.º 19-20.

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