Desgarra el corazón el grito de auxilio que hace esta mujer cubana al "Santo Padre" Francisco, que nosotros ya sabemos que él y sus predecesores, desde Juan XXIII (Roncalli), son unos falsos papas, por no estar elegidos válidamente, ya que, además de tener un origen judío y masónico anticatólico militante en su mayoría, enseñan material y formalmente la herejía (modernismo), promueven la apostasía de miles de millones de católicos (latitudinarismo, irenismo, indeferentismo) y han operado un cisma al separar a los fieles de la Tradición bimilenaria de la Santa Iglesia Católica Romana, creando una nueva religión ecuménica, naturalista, filantrópica y antropocéntrica que nada tiene que ver con la Divina Iglesia fundada por N. S. Jesucristo, única Arca de Salvación, toda sobrenatural y teocéntrica.
Desgarra el corazón que, hayan católicos inocentes que aun sigan creyendo, después de sesenta años, que estos impostores son "Papas", cómo no se dan cuenta que desde Roncalli hasta ahora no han hecho más que favorecer la revolución y destruir el catolicismo. Estos usurpadores debieran haber sido depuestos hace rato, incluso por el uso de la fuerza, si fuera necesario, como lo hicieron los católicos de antaño, que tenían las cosas más claras y no se quedaban enredados en beaterías y boberías formalistas estúpidas, como por ejemplo lo hizo San Enrique II, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, que por la fuerza depuso del Trono de San Pedro al Antipapa Gregorio VI y en premio fue coronado por el Papa legítimo Benedicto VIII. Esos sí eran católicos de carta cabal, con celo por las cosas de Dios y protectores del Papado y de la Santa Iglesia. ¿Qué nos pasa ahora? El modernismo nos ha hecho creer de modo gnóstico y mágico, la figura del Papa se ha convertido en un culto supersticioso papolátrico de semidios, en una IDEA desconectada del mundo real, todos los creyentes (clero y seglares) han errado principios básicos de realismo filosófico, como que una cosa es o no es, como que todo ser real debe tener por necesidad ontológica materia y forma, de lo contrario no podría existir. La gracia divina concedida al hombre presupone su naturaleza, como reza un principio antiguo escolástico, por eso la gracia de la Infalibilidad del Espíritu Santo requiere de un sujeto natural apto para el ejercicio del oficio de Pontífice, es decir, un sujeto bautizado, creyente, cuerdo, suficientemente inteligente, salud compatible, de buena virtud y fama, con estudios eclesiásticos y sin estar bajo sospecha o entredicho por herejía o moral, ni perseguido por la justicia civil (ESA ES LA MATERIA), un VERDADERO PAPA YA VÁLIDAMENTE ELEGIDO Y ACEPTADO EL CARGO NO PUEDE COMETER ERRORES EN DOGMA Y MORAL (ESA ES LA FORMA, LA CONDICIÓN QUE SIN LA CUAL NO PUEDE EXISTIR COMO PAPA) porque la gracia especial eficaz que recibe se lo impide, a no ser que éste se vuelva infiel o negligente en su cargo por propia voluntad. Un verdadero Papa no pierde su cargo, incluso, aunque caiga en pecados graves morales(ya que al ser confesados en el sacramento de la Penitencia pueden quedar borrados), además, el Carisma de la Infalibilidad de su Magisterio le viene al Pontífice de Dios directa y gratuitamente (Gracia Gratis Date), no depende de sus méritos morales o espirituales personales, en otras palabras nadie tiene derecho a ser Papa, es una gracia, en cambio, esto no se repite si el sujeto Papa enseña herejías públicamente contrarias a la Fe revelada, el Papado no imprime carácter indeleble en el sujeto como ocurre en el Sacramento del Orden sacerdotal, por no ser parte del Sacramento del Orden, en este caso la Asistencia Divina de la Infalibilidad ya no puede estar con él (Dios se volvería cómplice del error), por ende, pierde ipso facto el cargo y la jurisdicción, él mismo se depone al defeccionar públicamente de la verdad de la Fe que valida y legitima su Autoridad, en consecuencia, ya no puede exigir ser obedecido por su súbditos, la obediencia del católico no es ciega ni incondicional, solo se está obligado a obedecer si la autoridad es legítima, no se puede pecar por obedecer. El "Papa" hereje o apóstata se vuelve un réprobo público, debe ser apartado sin demora por el Honor de Dios, por el Bien Superior de la Iglesia y de la salvación de las almas.
Dejemos, entonces, de ser cómplices de dañar el Bien Común del Cuerpo Místico de Cristo manteniendo en el poder artificialmente a falsas autoridades que ya no son válidas ni legítimas para ser Vicarios de Cristo. Dios nuestro Señor te lo demanda.
El editor.
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A continuación publicamos el contenido escrito desgarrador a Francisco. Al final está en audio en voz de su autora, María Victoria Olavarrieta.
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“Yo soy María Victoria Olavarrieta. Le he tenido que escribir con dolor de mi alma esta carta al Papa Francisco. Yo soy católica, apostólica y romana. Pero el silencio del Papa duele demasiado. Y quise hablar por los que no pueden hacerlo….
A su Santidad, Papa Francisco.
Los católicos cubanos, desde que empezaron las protestas en Cuba, estamos esperando que usted alce la voz.
Duele mucho que mientras reprimen al pueblo que salió a las calles pidiendo Libertad, usted tenga palabras para felicitar el triunfo de Argentina en la Copa América, hable de los residuos plásticos en los mares, y no haya hecho una oración en público por las muertes, por los detenidos, por los desaparecidos, y todos los que están atemorizados en sus hogares a lo largo de toda nuestra patria.
En los mares de Cuba, Santidad, además de plásticos, yacen los restos de muchos cubanos que han muerto ahogados tratando de escapar de la gran cárcel en que los Castro convirtieron mi país.
Nuestra Iglesia ha sido perseguida, amenazada, vigilada, penetrada por los agentes de la Seguridad del Estado. En estos momentos tenemos un seminarista desaparecido, Rafael Cruz Devora. Si los obispos cubanos sienten miedo de hablar, de ponerse del lado del pueblo, lo entiendo. No sabemos las amenazas que les han hecho. Pero usted, con la inmunidad que le confiere su jerarquía, puede hablar y defendernos.
Ayer en La Habana intentaron reclutar a un joven que ya había cumplido el Servicio Militar Obligatorio, para entrenarlo en golpear a los manifestantes. Entraron en su hogar, delante de sus padres lo amenazaron, y como el muchacho se negó, le hicieron firmar un escrito donde decía que él no iba dónde la revolución lo necesitaba y le advirtieron que cuando todo esto pasara, iría preso. Eso fue ayer. Hoy se los están llevando arrastrados sin preguntarles nada. Los padres con hijos en edad de realizar el Servicio Militar están aterrados.
Usted dijo a los jóvenes: “¡Luchen por sus sueños! ¡Sueñen en grande! ¡No dejen de soñar!”. Los jóvenes cubanos que han nacido en la dictadura, que han sido adoctrinados, educados en escuelas ateas, en una sociedad de partido único donde unos han crecido comiendo y vistiendo con la ayuda de sus familiares en el exilio y otros en la más absoluta miseria, están soñando con ver a su país libre. Usted los invitó a soñar. Y ahora que los están matando por pintar su sueño usted guarda silencio.
Usted pidió a sus pastores que olieran a oveja. De los sacerdotes cubanos que se han puesto del lado del pueblo abiertamente algunos están siendo golpeados por la policía, detenidos, y silenciados por sus obispos que temen por sus vidas. Y del acoso del gobierno a los obispos, usted que es Papa debe saber más que yo.
Cómo duele, Padre, a las religiosas y sacerdotes cubanos con los que he podido hablar que usted mire para otro lado. Hoy, una monjita cubana me decía que no podía concebir que usted no haya tenido unas palabras para Cuba en estos momentos en que el mundo entero habla de los abusos del régimen, y bajito, con la voz quebrada por el dolor, casi como hablando con ella misma, susurró: “Algún día tendrá que confrontarse con el Señor.”
Santidad, usted conoce el mensaje de la Virgen de Fátima. Muy malo debe ser el comunismo cuando entre todas las cosas malas que hay en el mundo, nuestra Madre quiso dejarnos instrucciones para evitar que ese mal se extendiese por el mundo.
He tenido muchos alumnos venezolanos y he visto el sufrimiento de sus padres cuando usted mantuvo silencio cuando asesinaban a los estudiantes en las calles de Caracas. ¡La gente se muere de hambre en Venezuela y usted no condena públicamente a los responsables!.
¡La sangre ha corrido por Nicaragua!
Y el Papa habla de todo, pero de los crímenes de los dictadores y de estas tres tiranías usted no opina, Santo Padre.
La Cristiandad no necesita un líder social ni un diplomático. Nosotros queremos un pastor. Una piedra firme dónde se pueda sostener la Iglesia. El vicario de Cristo en la Iglesia no debe discriminar a sus ovejas.
Las ovejas victimas de los regímenes comunistas nos sentimos como si fuésemos ovejas negras.
Usted siempre pide que oremos por usted. Yo le pido que ore y actúe para que no muera más gente en Nicaragua, Venezuela y Cuba.
Me hubiera gustado escribirle en otro tono. En todos mis artículos donde lo menciono siempre lo he defendido. Pero hoy quiero ser la voz de las madres cubanas que están viendo a sus hijos pasar hambre. No tienen medicinas. Quiero presentarle el dolor de las abuelas a las que les fusilaron sus nietos gritando “¡Viva Cristo Rey!”. La vergüenza de los padres que no pueden mantener a sus hijos con el fruto de su trabajo y malviven esperando las remesas que les envían sus familiares del exterior. Le presento las torturas a los presos políticos, el odio de hermano contra hermano que los Castro sembraron. Los ancianos que vieron partir a la familia que crearon y murieron sin ver nunca más a sus hijos y a sus nietos.
¡Clama al cielo que este 13 de julio, al mismo tiempo que recordábamos los niños, mujeres, hombres, que murieron ahogados en el remolcador “13 de junio” que el gobierno cubano hundió en alta mar, tuvimos que curar, sin tener con qué, las heridas que la policía y sus perros causaron a manifestantes pacíficos en muchos pueblos y ciudades de Cuba!
Los cubanos nos sentimos abandonados a nuestra suerte. En 62 años no hemos podido liberarnos. Y hoy se están enfrentando a un ejército armado, sin líderes, y hasta ahora huérfanos de Papa.
Papa Francisco, perdóneme si le he ofendido. Pero he tenido que elegir entre la respetuosa aquiescencia que se le debe a un obispo y la defensa de las víctimas del comunismo. Me duele que me digan que usted es un Papa comunista. El comunismo acaba con la moral de los pueblos. Con su religión. Con su esperanza.
Ayer en Miami salieron a protestar junto al pueblo cuatro Hijas de la Caridad. Algunas de ellas ancianas. Sor Consuelo, de Méjico, Sor Elvira, Sor Reinanda y Sor Rafaela, cubanas. Entre la gente escuché decir: “No hay Papa. Pero hay monjas. ¡Cristo está con nosotros!”
Ayúdenos Padre.
Sigo rezando por usted.”
María Victoria Olavarrieta.
Profesora Español y Literatura en Miami.
Redactora y Presentadora Onda Televisión Maspalomas. Las Palmas de Gran Canaria.
De Gaspar. Ciego de Ávila. Cuba.
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https://mega.nz/file/CAsFCQqZ#VXgSjPmc8OsVzUp9mGg1Gc0uO53eVsZrm1fY-_gnPFc
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