lunes, 31 de enero de 2022

SUMA TEOLÓGICA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO (SEGÚN LA VERSIÓN TRADICIONAL LEONINA): S. Th. I, q. 1 a.4 ¿La Teología es ciencia práctica? a.5 ¿La ciencia sagrada es más noble que las demás ciencias? (viene del artículo 3)

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Continúa Artículos siguientes a S. Th. I, q.1 a.3




La versión aquí utilizada se editó en Madrid entre los años 1880-1883, en cinco volúmenes, y es la primera y mejor edición, hasta ahora, en español, de la Suma Teológica, editada por el Sr. Don Hilario Abad de Aparicio, traducida desde el latín según la edición leonina que fue publicada bajo los auspicios de S.S. León XIII. Don Hilario fue doctor en Derecho civil y en Derecho canónico, y abogado del Colegio de Abogados de Madrid.



Artículo 4

Utrum sacra doctrina sit scientia practica
¿La Teología es ciencia práctica?

Objeciones

S. Th. I, q. 1 a. 4 obi. 1

Ad quartum sic proceditur. Videtur quod sacra doctrina sit scientia practica. Finis enim practicae est operatio, secundum philosophum in II Metaphys. Sacra autem doctrina ad operationem ordinatur, secundum illud Iac. I, estote factores verbi, et non auditores tantum. Ergo sacra doctrina est practica scientia.

Parece que la teología es una ciencia práctica, porque toda ciencia práctica tiene por fin la acción, según Aristóteles Metaphys. I.2 t.3. Ahora bien, la teología tiene por objeto la acción, según estas palabras del Jac. 1,22 [St 1,20]: Poned en práctica la palabra de Dios, y no os contentéis con escucharla. Por consiguiente, la Teología es una ciencia práctica.

S. Th. I, q. 1 a. 4 obi. 2

Praeterea, sacra doctrina dividitur per legem veterem et novam. Lex autem pertinet ad scientiam moralem, quae est scientia practica. Ergo sacra doctrina est scientia practica.

La ciencia sagrada se divide en dos partes: la antigua y la nueva ley. Pero la ley dice relación a la ciencia moral, que es ciencia práctica. Por consiguiente, la teología o la ciencia sagrada es ciencia práctica.

Por el contrario

S. Th. I, q. 1 a. 4 s. c.

Sed contra, omnis scientia practica est de rebus operabilibus ab homine; ut moralis de actibus hominum, et aedificativa de aedificiis. Sacra autem doctrina est principaliter de Deo, cuius magis homines sunt opera. Non ergo est scientia practica, sed magis speculativa.

Por el contrario, toda ciencia práctica tiene por objeto las cosas que el hombre puede ejecutar. Así la moral se ocupa de los actos humanos y la arquitectura de los edificios. Pero la ciencia sagrada trata principalmente de Dios, cuya obra principal son los hombres. Por consiguiente, más bien que práctica, es una ciencia especulativa.

Conclusión (Abad de Aparicio)

Conclusión. Aunque la teología, ciencia de un orden superior, sea práctica y especulativa, conteniendo eminentemente a una y a otra, no obstante, es más especulativa que práctica.

Solución

S. Th. I, q. 1 a. 4 co.

Respondeo dicendum quod sacra doctrina, ut dictum est, una existens, se extendit ad ea quae pertinent ad diversas scientias philosophicas, propter rationem formalem quam in diversis attendit, scilicet prout sunt divino lumine cognoscibilia. Unde licet in scientiis philosophicis alia sit speculativa et alia practica, sacra tamen doctrina comprehendit sub se utramque; sicut et Deus eadem scientia se cognoscit, et ea quae facit. Magis tamen est speculativa quam practica, quia principalius agit de rebus divinis quam de actibus humanis; de quibus agit secundum quod per eos ordinatur homo ad perfectam Dei cognitionem, in qua aeterna beatitudo consistit.

Responderemos que la ciencia sagrada se extiende, siendo una, como hemos dicho S. Th. I q. 1 a. 3, a todo lo que se relaciona con las diversas ciencias filosóficas, porque las considera a todas bajo una misma razón formal [característica propia de algo que lo determina a ser fundamentalmente el algo que es. Por eso, algo es conocido (i.e. queda fundado) cuando es visto en virtud de su razón formal], es decir, en cuanto son cognoscibles por la luz divina. He aquí por qué, aunque de las ciencias filosóficas unas sean especulativas y otras prácticas, la doctrina sagrada comprende en sí a las dos, como Dios se conoce a sí mismo con la misma ciencia con que conoce sus obras. Sin embargo, la teología es más especulativa que práctica, porque se ocupa más principalmente de las cosas divinas que de los actos humanos, de los cuales trata en cuanto el hombre se dirige por medio de ellos al perfecto conocimiento de Dios, que es lo que constituye la bienaventuranza eterna.

Respuesta a las objeciones

S. Th. I, q. 1 a. 4 ad obi.

Et per hoc patet responsio ad obiecta.

La respuesta a las objeciones es con esto notoria.



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Artículo 5

Utrum sacra doctrina sit dignior aliis scientiis
¿La ciencia sagrada es más noble que las demás ciencias?

Objeciones

S. Th. I, q. 1 a. 5 obi. 1

Ad quintum sic proceditur. Videtur quod sacra doctrina non sit dignior aliis scientiis. Certitudo enim pertinet ad dignitatem scientiae. Sed aliae scientiae, de quarum principiis dubitari non potest, videntur esse certiores sacra doctrina, cuius principia, scilicet articuli fidei, dubitationem recipiunt. Aliae igitur scientiae videntur ista digniores.

1º Parece que la ciencia sagrada no es más noble que las demás ciencias porque la certidumbre pertenece a la dignidad de la ciencia, pero las otras ciencias, cuyos principios son indubitables, parecen más ciertas que la enseñanza sagrada, cuyos principios, es decir, los artículos de la fe, pueden ser puestos en duda. Por consiguiente, las otras ciencias parecen más nobles que la ciencia sagrada.

S. Th. I, q. 1 a. 5 obi. 2

Praeterea, inferioris scientiae est a superiori accipere, sicut musicus ab arithmetico. Sed sacra doctrina accipit aliquid a philosophicis disciplinis, dicit enim Hieronymus in epistola ad magnum oratorem urbis Romae, quod doctores antiqui intantum philosophorum doctrinis atque sententiis suos resperserunt libros, ut nescias quid in illis prius admirari debeas, eruditionem saeculi, an scientiam Scripturarum. Ergo sacra doctrina est inferior aliis scientiis.

2º Las ciencias inferiores toman algo de las superiores, como la música se arregla según la aritmética. Así la enseñanza sagrada toma alguna cosa de las ciencias filosóficas, porque San Jerónimo dice en su carta a un gran orador romano Ep. 84 que los doctores antiguos han llenado de tal modo sus obras de la doctrina y de las máximas de los filósofos, que no se sabe qué admiran más en ellos, si el conocimiento que de los autores profanos tiene o el de las sagradas escrituras. Por consiguiente, la ciencia sagrada es inferior a las demás.

Por el contrario

S. Th. I, q. 1 a. 5 s. c.

Sed contra est quod aliae scientiae dicuntur ancillae huius, Prov. IX, misit ancillas suas vocare ad arcem.

Por el contrario, las otras ciencias son llamadas las siervas de la teología, según este pasaje de la Escritura Prov 9,3: Envió sus siervas, a fin de que llamasen para el alcázar.

Conclusión (Abad de Aparicio)

Conclusión. La ciencia sagrada es absolutamente la más noble de todas las ciencias. Como especulativa [teórica] sobrepuja en mucho a todas las especulativas, y como práctica sobrepuja del mismo modo a las prácticas.

Solución

S. Th. I, q. 1 a. 5 co.

Respondeo dicendum quod, cum ista scientia quantum ad aliquid sit speculativa, et quantum ad aliquid sit practica, omnes alias transcendit tam speculativas quam practicas. Speculativarum enim scientiarum una altera dignior dicitur, tum propter certitudinem, tum propter dignitatem materiae. Et quantum ad utrumque, haec scientia alias speculativas scientias excedit. Secundum certitudinem quidem, quia aliae scientiae certitudinem habent ex naturali lumine rationis humanae, quae potest errare, haec autem certitudinem habet ex lumine divinae scientiae, quae decipi non potest. Secundum dignitatem vero materiae, quia ista scientia est principaliter de his quae sua altitudine rationem transcendunt, aliae vero scientiae considerant ea tantum quae rationi subduntur. Practicarum vero scientiarum illa dignior est, quae ad ulteriorem finem ordinatur, sicut civilis militari, nam bonum exercitus ad bonum civitatis ordinatur. Finis autem huius doctrinae inquantum est practica, est beatitudo aeterna, ad quam sicut ad ultimum finem ordinantur omnes alii fines scientiarum practicarum. Unde manifestum est, secundum omnem modum, eam digniorem esse aliis.

Responderemos que esta ciencia, que es especulativa considerada de un modo, y práctica de otro, sobrepuja a todas las demás, así especulativas como prácticas. En efecto, entre las especulativas una puede tener alguna ventaja sobre otra, ya en razón de su certidumbre, ya de la dignidad de su objeto; y bajo este doble punto de vista, la ciencia sagrada es superior a las demás ciencias especulativas. Lo es desde luego por la certidumbre, porque las otras ciencias no la deben sino a la luz natural de la razón humana, que puede equivocarse, en tanto que la ciencia sagrada saca su certidumbre de la luz de la ciencia divina, que es infalible. Igualmente tiene ventaja por la dignidad de su objeto, porque se ocupa principalmente de cosas que, por lo sublimes, están fuera del alcance de la razón humana, mientras que las otras no consideran sino lo que es de su dominio. En cuanto a las ciencias prácticas, la más noble es la que no se refiere a ningún otro fin ulterior, sino que las otras se refieren a ella como a su último fin, a la manera que lo civil a lo militar. Porque el bien del ejército tiene por objeto el bien de la ciudadanía. Ahora bien, el fin de la ciencia sagrada, considerada bajo el punto de vista práctico, es la felicidad eterna hacia la cual tienden las otras ciencias prácticas, como hacia su fin último. Luego es evidente que bajo todos conceptos la ciencia sagrada es más noble que las demás.

Respuesta a las objeciones

S. Th. I, q. 1 a. 5 ad 1

Ad primum ergo dicendum quod nihil prohibet id quod est certius secundum naturam, esse quoad nos minus certum, propter debilitatem intellectus nostri, qui se habet ad manifestissima naturae, sicut oculus noctuae ad lumen solis, sicut dicitur in II Metaphys. Unde dubitatio quae accidit in aliquibus circa articulos fidei, non est propter incertitudinem rei, sed propter debilitatem intellectus humani. Et tamen minimum quod potest haberi de cognitione rerum altissimarum, desiderabilius est quam certissima cognitio quae habetur de minimis rebus, ut dicitur in XI de animalibus.

Al argumento 1º diremos que nada impide que lo que es más cierto por naturaleza sea menos cierto para nosotros a causa de la debilidad de nuestra inteligencia, que es, con respecto a lo que hay de más notorio en la naturaleza, lo que el ojo del búho respecto a la luz del Sol, como dice Aristóteles Met. l. 2. He aquí por qué si algunos dudan de los artículos de la fe no es que éstos sean dudosos en sí mismos, sino por consecuencia de la debilidad del entendimiento humano. A pesar de todo, el más pequeño conocimiento que puede adquirirse de las cosas más elevadas es preferible al conocimiento más cierto que se tenga de las cosas de un orden inferior, como dice Aristóteles De partibus animal L.1, c.5.

S. Th. I, q. 1 a. 5 ad 2

Ad secundum dicendum quod haec scientia accipere potest aliquid a philosophicis disciplinis, non quod ex necessitate eis indigeat, sed ad maiorem manifestationem eorum quae in hac scientia traduntur. Non enim accipit sua principia ab aliis scientiis, sed immediate a Deo per revelationem. Et ideo non accipit ab aliis scientiis tanquam a superioribus, sed utitur eis tanquam inferioribus et ancillis; sicut architectonicae utuntur subministrantibus, ut civilis militari. Et hoc ipsum quod sic utitur eis, non est propter defectum vel insufficientiam eius, sed propter defectum intellectus nostri; qui ex his quae per naturalem rationem (ex qua procedunt aliae scientiae) cognoscuntur, facilius manuducitur in ea quae sunt supra rationem, quae in hac scientia traduntur.

Al 2º, que, si la ciencia sagrada toma alguna cosa de las ciencias filosóficas no es porque absolutamente lo necesite, sino únicamente para hacer más comprensible lo que enseña, porque sus principios no los toma de las otras ciencias, sino que por medio de la revelación los recibe de Dios directamente. He aquí por qué no recibe nada de las otras ciencias como si le fueran superiores, sino que se sirve de ellas como de sus inferiores y siervas, del mismo modo que los arquitectos se sirven de los que están a sus órdenes, o como los magistrados emplean a los soldados. Si hace tal uso de ellas, no es por defecto ni por incapacidad, sino solamente para acomodarse a la fragilidad de nuestro entendimiento, que según lo que conoce por las luces naturales que ilustran a las otras ciencias, es conducido con más facilidad a las cosas superiores que son el objeto de la ciencia sagrada.



Nota: Los textos entre corchetes son nuestros


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