Sobre la profecía de San Francisco de Asís
Gracias a la velocidad en cuanto a la entrega de la información -y de la desinformación- de nuestros días, se han difundido ampliamente en la red, unos textos en los que es posible leer la profecía de san Francisco de Asís, en la que -entre muchas cosas- el Santo predice el Cisma de Occidente.
Se trata de un libro que contiene una sección dedicada a la profecía de San Francisco de Asís, mismo que habría sido traducido del Italiano al Inglés por un miembro de la orden franciscana, que fue publicado en Inglaterra en el año 1882 con imprimátur del Obispo de Birmingham.
Hay quienes disputan la autenticidad de la profecía de San Francisco de Asís, argumentando que fue «preparada» por algunos miembros de la orden alrededor del siglo XIII y que posteriormente habría sido atribuida a San Francisco (tal como sugiere la teoría del padre Pietro Messa).
¿Qué es lo que dice la profecía de San Francisco de Asís?
Este es el texto más común, que corresponde a la profecía XIV (sobre el Cisma de Occidente), que circula en la red sobre la profecía de San Francisco:
Poco antes de su muerte y convocados los Frailes, les amonestó sobre las tribulaciones futuras, diciendo:
Comportaos virilmente oh hermanos, daos ánimos y esperad pacientemente al Señor. Se acercan apresurados tiempos de una grande tribulación y aflicción, en los cuales perplejidades y peligros inundarán temporal y espiritualmente, se enfriará la caridad de muchos y sobreabundará la iniquidad de los malvados.
El poder de los demonios será liberado más de lo usual y la pureza inmaculada de nuestra Religión y de las otras será deformada de tal manera, que poquísimos cristianos con corazón sincero y caridad perfecta obedecerán al verdadero Sumo Pontífice de la Iglesia Romana.
Alguien elegido no canónicamente, en los momentos de aquella tribulación, con la astucia de su error tramará dar la muerte a muchos. Entonces se multiplicarán los escándalos, nuestra Religión será dividida y varias de las otras no serán en absoluto derribadas, puesto que no se opondrán al error, sino que le darán su asentimiento.
Habrá tantas y muy graves opiniones y cismas en el pueblo, entre los Religiosos y el Clero, que si no fuesen acortados esos días, según la palabra evangélica (de ser posible), serían engañados aún los mismos elegidos, si en medio de tan gran tempestad no fuesen sostenidos por la inmensa misericordia de Dios. Entonces nuestra Regla y vida serán por algunos ferozmente combatidas.
Sobrevendrán tentaciones inmensas: aquellos que sean entonces probados, recibirán la corona de vida: pero ay de aquellos, quienes confiados en la sola esperanza de la Religión se entibien, y no resistan constantemente a las tentaciones permitidas para probar a los elegidos. Aquellos que fervorosos de espíritu por la caridad y el celo de verdad cultiven la piedad, considerados desobedientes y cismáticos sufrirán persecuciones e injurias. Debido a que sus perseguidores, agitados por los espíritus malignos dirán que se rinde honores a Dios matando y cancelando de la faz de la tierra a hombres tan pestilentes.
El Señor, no obstante, será el refugio de los afligidos, y los salvará, por haber puesto la esperanza en Él. Y para hacerse conformes a su amo burlarán con confianza, y con la muerte se comprarán la vida eterna, escogiendo obedecer a Dios en vez de a los hombres; y rechazando consentir la falsedad y la perfidia, no temerán en lo absoluto morir.
Entonces la verdad por algunos predicadores será callada, otros la conculcarán y la negarán. La santidad de vida de aquellos quienes la profesen, será motivo de mofa: por lo que el Señor Jesucristo les mandará a un digno, no un pastor, sino un exterminador.
Argumentos a favor de la profecía de San Francisco de Asís
El texto original fue publicado en el idioma inglés bajo el titulo «Works of the serafphic father St. Francis of Assisi» (Obras del seráfico padre San Francisco de Asís) y habría sido traducido por un religioso de la orden (como consta en la imagen disponible a continuación). Fue publicado el año 1882 por R. Washbourne (18 Paternoster Row, London). El libro cuenta además con el Imprimátur del obispo de Birmingham, William Bernard (7 May 1806 – 21 Marzo 1889) quien perteneció a la Orden de San Benito.
El obispo Bernard se retiró en 1888 y recibió del papa León XIII el titulo honorario de Arzobispo de Cabasa (parte de las antiguas Sedes titulares episcopales de la Iglesia católica).
Un imprimátur es una declaración oficial por la jerarquía de la Iglesia católica de que una obra literaria o similar está libre de error en materia de doctrina y moral católica, y se autoriza por lo tanto su lectura por los fieles católicos.
Si bien es cierto, Marcos de Lisboa y otros, piensan que esta profecía se cumplió en el gran cisma que ha desolado a la Iglesia después de la elección de Urbano VI, en el año 1378, cuando en un momento hubo tres demandantes del trono papal, y sólo uno de ellos fue elegido válidamente, este Gran Cisma de Occidente no involucró el escenario que describe la profecía de San Francisco de Asís: un Papa «destructor» que conduce a los fieles al error, la apostasía generalizada y la persecución de fieles católicos como «cismáticos».
Por ello, también puede pensarse que en parte, puede referirse a otras calamidades que ha de sufrir la Iglesia en los últimos tiempos.
Argumentos en contra de la profecía de San Francisco
El padre Pietro Messa, director de la Scuola Superiore di Studi Medievali e Francescani en la Pontificia Università Antonianum, aclara el clamoroso bulo de las profecías de San Francisco de Asís a un conocido portal:
Con el paso de las décadas y los siglos, la devoción por el Santo de Asís se difundió y creció cada vez más y también así las narraciones de su vida; los diversos autores en la generalidad de los casos estaban más preocupados por presentar su actualidad que por la precisión cronista de los acontecimientos narrados. Así hay quien subrayó el aspecto de la pobreza y el de la organización, en cuanto que fundador de una orden religiosa de gran prestigio; quien la contemplación y quien la predicación, quien su ser diácono y quien el ir descalzo.
El padre Pietro Messa, prosigue:
“No faltaron quienes le presentaron como un profeta en el sentido de predecir acontecimientos futuros; ¡pero cuando se pusieron en la boca del Santo, o ya habían sucedido o estaban a la vista de todos! Y así se cuenta que predijo la división de la Orden franciscana, la tribulación debida a la disputa sobre la pobreza, el cisma de Occidente en el que al papa de Roma se le contrapuso el de Aviñón, y durante algunos años, incluso un tercer papa en Pisa.
Las narraciones de estas profecías, se difundieron mientras se consideró necesario, para después caer en el olvido, y ser retomadas en períodos históricos posteriores en los que podían tener nuevos significados. Y esto sucede también hoy; lo importante es que, evitando la pereza mental y con honradez intelectual, cada texto sea contextualizado y leído íntegramente sin extrapolaciones.
Aunque si bien es cierto las teorías del padre Pietro Messa apelan al sentido común y son hasta cierto punto entendibles y aceptables, no proporcionan evidencia alguna, que permitan contrastar sus suposiciones con hechos más concretos. Después de todo, los «bulos» son bulos y no llevan imprimátur y si los llevan, dejan de serlo ¿O no?
En todo caso la pregunta surge de manera espontánea: De ser falsa la profecía de San Francisco de Asís, ¿porque hasta 1882 (si desde el siglo XIII se sabe que son apócrifas) no se dijo nada al respecto y muy por el contrario, se les concedió el imprimátur? Y finalmente, si su contenido es falso, como dicen algunos, ¿por qué ha tenido perfecto cumplimiento en nuestro tiempo?
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