viernes, 31 de diciembre de 2021

Ritos paganos supersticiosos de Año Nuevo que ningún católico y persona sensata debiera realizar.

Por Pacomio

Superstición

Creencia que no tiene fundamento racional ni religioso y que consiste en atribuir carácter mágico o milagroso a determinados sucesos, hechos o cosas proporcionan buena o mala suerte.

Suerte

Causa o fuerza que supuestamente determina que los hechos y circunstancias imprevisibles o no intencionados se desarrollen de una manera o de otra.


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La superstición es un pecado contra el Primer Mandamiento de la Ley de Dios porque atribuye a cosas creadas (uvas, calzones rojos, etc.) un dominio y poder que sólo pertenece a Dios. Muchos de estos graves pecados… a veces son cometidos por personas enormemente ignorantes (aunque hayan estudiado en la universidad, y tengan maestrías y doctorados) y carecen de la capacidad de plena deliberación, especialmente en los casos de arraigadas supersticiones populares: cábalas, conjuros, echar cartas, números de mala suerte, presagios, tocar madera y cosas por el estilo. Pero si estas cosas se hacen con pleno convencimiento y deseo, el pecado es mortal, porque violamos la voluntad de Dios, lo provocamos y lo ofendemos enormemente. Incluso si la realización de actos supersticiosos es sólo por curiosidad, juego o para no quedar mal con familiares y amigos supersticiosos, igualmente nos dañamos, damos mal ejemplo y cooperamos a la vana creencia, a la falta de juicio y al pecado ajeno.

Por otro lado, la «suerte» en sí misma no existe. Sólo existe la Providencia Divina, que todo lo gobierna y conserva en la existencia por su querer y poder absoluto sin impedir nuestro libre albedrío. Todo lo que nos ocurre o Dios lo quiere o Dios lo permite, incluso lo malo, ya que el "poder" del mal también está sometido a Dios. En efecto, si bien Dios no creó el mal lo permite pues tiene el poder de sacar cosas buenas en nosotros por la acción del mal.  Entonces ¿Qué es la suerte para un creyente? ¿Es un «ente»? ¿Es una «energía desconocida o un poder oculto»? ¿Dónde está la suerte? ¿De dónde proviene? ¿De un objeto, una persona, un animal, de la tierra, del cosmos? ¿Puede dominarnos, guiarnos o desviarnos la suerte? ¿Puede influirnos algo que no existe, como lo es la suerte?

Para el verdadero católico como para toda persona sensata sólo Dios nos sostiene, y sólo Él es quien tiene toda respuesta para nuestras dudas, temores y encrucijadas.

La noche de este 31 de diciembre es para muchos la despedida de un año viejo y la espera de uno nuevo. En múltiples hogares se reúnen las familias y los amigos para realizar esta espera que culminará cuando el reloj haya marcado la media noche. Antes, durante y después de este festejo muchas personas realizan supersticiosos ritos con el fin de asegurarse un futuro auspicioso

Alrededor de esta gran costumbre que se festeja en la diversidad de los países occidentales gira una serie de elementos que aparentemente no pueden estar «ausentes» de esta celebración, cena y baile de año nuevo, y uno de ellos, quizá el más emblemático, es la presencia de las uvas en la mesa. Las cuales se comen una uva por cada campanada que se escucha en la entrada del año nuevo.

Pero ésta es una de las tantas supersticiones que giran alrededor del año nuevo; no obstante, no es una costumbre o un rito actual que se haya masificado a través de los medios de comunicación, si bien estos han colaborado en los últimos tiempos para seguir difundiéndolo; el comer 12 uvas ha sido una tradición que ha caminado a través del recurso oral de las generaciones.

Las uvas no tienen ningún poder

Se ha creído ilusoriamente que quien coma las uvas a tiempo tendrá un año de prosperidad y de suerte. Si bien el fruto es muy rico y de temporada, no tiene en su esencia el poder de otorgar ningún beneficio mágico, cosas que el hombre tiene que ir logrando al paso de su vida con inteligencia y esfuerzo real.

Un mito de invención mercantil

Cuenta una de las historias que las uvas comenzaron a rodearse de un extraño misticismo cuando, en los viñedos de alicante, España —primera década del siglo XX—, se produjo un excedente de este fruto y la industria necesitó impulsar fábulas que sostuvieran su economía; y aún en principios del tercer milenio muchos individuos siguen esta tendencia de superstición, mágica y enajenamiento.

A Hispanoamérica desde España, a España desde Asia

La tradición del comer uvas para la buena suerte nos fue traída por parte de los conquistadores españoles; sin embargo, alrededor de la uva existe toda una historia que no sólo implica a España y a su gente, sino que va mucho más allá de la superstición y que involucra la llegada de este fruto a la civilización.

Su origen se encuentra en Asia Menor, cultivada alrededor del año 3500 a. C., en la región del Mar Caspio. Se trata de uno de los alimentos míticos de los países mediterráneos. Primero se ubica en Fenicia, luego de allí llega a Grecia, cuna de nuestra civilización, a Italia y al sur de Francia.

¿Por qué doce uvas?

No se sabe claramente del porqué de las 12 uvas. Algunos las relacionan con la mágica numerología, las doce campanadas, otros con los doce meses del año. Lo que es innegable es que este fruto se ha utilizado como un elemento más de la cábala judía esotérica en la que el hombre ha caído atrapado y ha depositado su dinamismo vital y, muy riesgosamente, hasta su fe en poderes ocultos.

Incentivo al consumo masivo

En nuestro tiempo el consumo masivo del fruto ha sido incrementado debido a ese tipo de creencias. Los costos se acrecientan de forma impredecible y la gente hace todo un esfuerzo porque en la noche del 31 de diciembre existan las «uvas de la buena suerte».

¿A quién agradecer y pedir favores?

Alrededor de toda esta creencia no existe un verdadero sentido religioso en donde se agradezca a Dios por el cierre de un ciclo más de la vida que le ha dado al hombre y se le pida nuevos favores para el nuevo ciclo. Éste es el verdadero sentido para pensar la noche en que despedimos un año y recibimos otro.

Algunos ritos descabellados de año nuevo

a) Comer 12 uvas al ritmo de las campanadas del reloj, una por campanada. Cada uva representa un deseo o propósito para cada mes del año, y comerlas a tiempo hace que éstos se cumplan. Idealmente seis uvas deben ser verdes y seis deben ser moradas.

b) Sentarse y volverse a parar con cada una de las doce campanadas hará conseguir un buen matrimonio.

c) Para tener mucha ropa nueva todo el año nuevo la noche del 31 se debe usar la ropa interior al revés

d) Poner un anillo de oro en la copa de champaña con la que se hará el brindis asegura que no faltará el dinero.

e) Sacar las maletas a la puerta de la casa para tener muchos viajes en el año. Mejor aún es dar la vuelta a la manzana.

f) Usar ropa interior amarilla la noche de fin de año para asegurar la felicidad, o ropa interior roja para atraer el amor.

g) Y un largo etcétera.......

Por qué todas las supersticiones son pecado

Dice Dios nuestro Señor e Levítico 19,31.20, 6:

«No os desviéis de vuestro Dios en busca de magos, ni consultéis a adivinos, porque seréis por ellos corrompidos. Yo el Señor Dios vuestro.

La persona que se desviare de mí para ir a consultar a los magos y adivinos, y se abandonare a ellos, yo mostraré mi saña contra ella y la exterminaré de en medio de su pueblo.» Lev 19,31.20, 6

El Apóstol San Pablo a los Gálatas:

«Porque vosotros, hermanos míos, sois llamados a un estado de libertad; cuidad solamente que esta libertad no os sirva de ocasión para vivir según la carne; pero sed siervos unos de otros por un amor espiritual,...

Bien manifiestas son las obras de la carne, las cuales son adulterio, fornicación, deshonestidad, lujuria, culto de ídolos, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, enojos, riñas, disensiones, herejías envidias, homicidios, embriagueces, glotonerías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya tengo dicho, que los que tales cosas hacen, no alcanzarán el reino de Dios.» Gál 5,13.19-21


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