La agitación de los tiempos en que vivimos, y el derrumbamiento de una cultura pseudocristiana, mejor dicho, neopagana que presenciamos, han tenido profunda repercusión aun en los círculos cristianos. Muchos se alegran al ver que un mundo perverso está a punto de caer; otros, en cambio, se retiran a un cómodo pesimismo que en el fondo nada tiene que ver con la religión de Cristo, o se refugian en el exuberante jardín de las 'profecías particulares y generalmente apócrifas'; pero hay también quienes dirigen su mirada hacia la Palabra divina; los libros santos, y entre ellos con preferencia el Apocalipsis de San Juan, uno de los pocos escritos, entre los 73 de la Biblia, que ha sido objeto de varios comentarios exegéticos en lengua castellana.
Hablando francamente, hemos de estar satisfechos al ver que la gente que largo tiempo bebió en pozos envenenados, empieza a volver a las fuentes de que mana la vida eterna. ¿No debe llenarlos ya de alegría el solo hecho de que dos escritores de fama mundial, Hugo Wast y Paul Claudel, por no mencionar a otros, están entregando su pluma a la propagación de la Palabra de Dios?
En todo esto hay que admirar la Providencia divina que no solamente deja perecer lo que merece derrumbarse, sino que al mismo tiempo pone los fundamentos de una época nueva que ha de iniciarse en nuestro planeta; época cristiana si -- si nosotros tenemos verdaderamente el deseo y el valor de abandonar nuestros tranquilos rincones y llevar adelante la bandera de Cristo.
La cuestión apocalíptica, un tema preferido de nuestro tiempo, solamente es uno de los aspectos que anuncian la revolución espiritual. Hay otros más importantes: el pensamiento del reinado de Cristo que ha echado raíces profundas en toda la cristiandad; la vuelta a las fuentes principales de la piedad; el movimiento litúrgico, el estilo nuevo que caracteriza el arte cristiano, y el apostolado bíblico cuya actualidad nada revela mejor que la venta de cuatro mil ejemplares de nuestro Nuevo Testamento durante las últimas cuatro semanas. Estas y otras manifestaciones de carácter religioso, demuestran evidentemente que estamos en los albores de una nueva época cristiana. No intentamos ahora esbozar las etapas de la revolución cristiana en que todos tomamos parte, ni tampoco dilucidar a fondo la cuestión parcial que se llama milenarismo. Lo único que nos incumbe es informar sobre ese asunto que afecta en primer lugar a la Biblia, y que con tanto interés se ventila en libros, folletos y hasta en artículos de diarios.
¿QUE ES EL MILENARISMO?
Milenarismo es la teoría según la cual Jesucristo ha de reinar personalmente sobre la tierra, antes del juicio final; en otras palabras, los adictos al milenarismo creen que el Redentor en su Parusía o segundo advenimiento, no solamente vendrá como Juez, sino también como verdadero Rey, para destruir al Anticristo que está anunciado en las Escrituras, para triunfar realmente y visiblemente de todos sus enemigos, y para reinar sobre toda la tierra durante un cierto tiempo. La mayoría de ellos fija en mil años (Apoc. XX) este periodo del reinado de Jesucristo. De ahí su nombre de milenaristas.
En cuanto a los pormenores, las teorías milenaristas se diferencian mucho. En lo fundamental se distinguen dos corrientes: el milenarismo craso judaizante o carnal, que pinta la segunda venida con los colores groseros de un mesianismo político y mundano, soñando, ya con una regresión al judaísmo precristiano, ya con una felicidad de orden temporal; y el milenarismo espiritual o mitigado, el cual toma, si, las profecías acerca de la Parusía en sentido literal, pero rechaza las deformaciones de los milenaristas judaizantes. Si en adelante empleamos el término "milenarismo cristiano", solo nos referimos, pues, al espiritual, dentro del cual hay también variantes, sobre todo en los puntos en que la Escritura guarda silencio.
LA ARGUMENTACION DEL MILENARISMO CRISTIANO
A los que quieren informarse sobre el milenarismo cristiano, podríamos remitirlos al ya famoso libro de 👉Hugo Wast: "El sexto Sello" que trae amena forma amena y fácil, de los pasajes de la Sagrada Escritura, de los Santos Padres y de la Liturgia que se pueden aducir en su favor, comenzando por la derrota de la bestia, expuesta en el Apocalipsis de San Juan.
He aquí los versículos lapidarios en que el Apóstol San Juan, después de describir en el capítulo 19 la victoria del "Verbo de Dios" y la derrota del Anticristo, se refiere al reinado: "Vi también descender del cielo a un ángel que tenía la llave del abismo, y una gran cadena en su mano. Y agarró al dragón, a aquella serpiente antigua, que es el demonio y Satanás, y la encadenó por mil años, y metióle en el abismo, y le encerró, y puso sello sobre él, para que no ande más engañando a las gentes hasta que se cumplan los mil años; después de los cuales ha de ser soltado por un poco de tiempo. Luego ví unos tronos, y se sentaron en ellos, y se les dió potestad de juzgar. Y vi las animas de los que habían sido degollados por la confesi6n de Jesús, y por la palabra de Dios, y los que no adoraron la bestia, ni a su imagen, ni recibieron su marca en las frentes, ni en las manos, que vivieron y reinaron con Cristo mil años. Los otros muertos no revivieron, hasta cumplirse los mil años. Esta es la resurrección primera. Bienaventurado, y santo, quien tiene parte en la primera resurrección: sobre los tales la segunda muerte, no tendrá poderío, antes serán sacerdotes de Dios y Cristo, y reinarán con él mil años. " (Ap. XX, 1-6). Según los milenaristas, este reinado no puede aplicarse a la Iglesia, pues solo será después que venga Cristo, derrote al Anticristo y se encierre Satanás.
Además del famoso capítulo del Apocalipsis de San Juan, los milenaristas católicos citan otros textos sagrados en su favor: las cartas de San Pedro y San Pablo y las profecías de Isaías (especialmente 60 a 66), Jeremías (30 y sig.), Exequiel (36 y sig. ), Daniel (7 y 12) etc. sobre el reino mesiánico, profecías que en sentir de los milenaristas exigen categóricamente una dominación real y efectiva de Cristo sobre la tierra, y no sólo un reinado alegórico. Contra los que dicen que el reino de Cristo como lo pintan los santos padres, se haya realizado en la Iglesia, los milenaristas sostienen además "que los veinte siglos de crímenes, guerras, pecados, herejías y persecuciones que sufren la humanidad y la Iglesia. . . no se parecen en nada a la era de fe, de paz y de prosperidad prometida en los libros santos ... Mas que reino de Cristo en la tierra, estos veinte siglos parecen el desesperado esfuerzo de Satanás por arrebatarle el imperio del mundo, y la mejor preparación para allanar las vías del Anticristo" (H. Wast, "El sexo Sello" p. 143).
Como se ve, se trata aquí primeramente de un problema exegético: Interpretación literal, o interpretación alegórica de los santos textos, decidiéndose los milenaristas con toda alma por la primera, y reclamando para si las reglas hermenéuticas según las cuales el sentido literal, aunque no nos agrade, tiene preferencia al sentido alegórico. Las encíclicas de León XIII 👇 ("Providentissimus Deus") y Benedicto XV 👇("Spiritus Paraclitus") sobre la Sagrada Escritura, son consideradas por los representantes del milenarismo como sostén de su teoría, ya que estos documentos pontificios ponen por regla que "ante todo debemos aplicar nuestro espíritu a descubrir el sentido literal e histórico". Con respecto a los vaticinios de los profetas, aduce el Papa Benedicto XV [años 1914-1922] las siguientes palabras de San Jerónimo : "No es posible que santas promesas como cantaron en el sentido literal los labios de los santos profetas, queden reducidas a no ser otra cosa que formulas vacías y términos materiales de una simple figura de retórica, ellas deben, al contrario, descansar en un terreno firme, y solo cuando queden establecidas sobre los cimientos de la historia, podrán elevarse hasta la cumbre del sentido místico". (Spiritus Paraclitus).
LA HISTORIA DEL MILENARISMO CRISTIANO
El milenarismo cristiano lena una de las más interesantes páginas de la historia de la Iglesia. Prevaleciendo "en un principio y casi opinión común de los primeros Padres, se pierde luego su influencia, y poco a poco su preponderancia Se convierte en una muy modesta minoría de manera que, desde los comienzos de la edad media hasta hoy son muy pocos los católicos que lo defienden. En Sudamérica podemos mencionar entre sus representantes después del Padre Lacunza S.J. y del Pbro. Rafael Eyzaguirre, [cabe mencionar también a los sacerdotes chilenos P. Osvaldo Lira y P. Miguel Rafael Urzúa, destaca también el Historiador chileno Jaime Eyzaguirre] que ha dejado varios discípulos, al Padre jesuita argentino Víctor Anzoátegui, que ha sido profesor de Sagrada Escritura en la Universidad Católica de Chile. En Europa existe la misma relación: poquísimos milenaristas católicos, muchísimos antimilenaristas o indiferentes.
El Padre J. Sily S.J. que recientemente ha escrito un artículo sobre el milenarismo (Estudios 1941, N° 356) resume su dictamen con acertado juicio en las siguientes palabras: "El milenarismo, que estaba más o menos en boga en los primeros siglos, empezó a decaer de suerte que a partir del siglo quinto casi todos los Padres, Doctores, escritores católicos o lo ignoran o lo rechazan."
Las escuelas teológicas modernas no encuentran sabor en el milenarismo, aunque no lo tachan de herejía. La Iglesia no lo ha condenado salvo cuando éste adoptó formas heterodoxas y hostiles a ella, lo que sucedió, por ejemplo, en el caso de Joaquín de Floris.
Son escasas las monografías católicas sobre el milenarismo, y de ellas algunas, por no pasar de polémica, no corresponden en todo a las exigencias que debemos esperar: de un escrito científico. Entre los más modernos ocupa un puesto destacado el libro👉 "Ecclesia Patrística et Millenarismus" (Granada, 1933) del Padre Florentino Alcañiz, S. J., profesor en el Seminario Mayor Sardo y Maestro agregado a la Facultad de Filosofía de la Universidad Gregoriana.
El Padre Alcañiz presenta al fin de su obra un cuadro (v. abajo) en que se puede ver la posición de los Padres frente al milenarismo. No de todos, porque Alcañiz quiere sobre todo mostrar cuáles de los Padres simpatizan con el milenarismo y cuáles lo atacan. Así que se puede decir que su enumeración de los Padres milenaristas es completa, mientras que de los demás Padres solo menciona a aquellos que expresamente rechazan la ideología milenarista, y pasa por alto a los neutrales.
Continuará en la parte (2/3)
Nota: Corchetes y negritas son nuestros
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