El CESB, tiene el agrado
de presentarles un tema de gran actualidad. Para muchos cristianos de buena intención,
pero de escasa formación no logran entender que la Religión Cristiana no es
una Religión pacifista, por pacifismo se entiende como aquella ideología que
defiende la paz como estado ideal en todas las naciones y se opone a toda clase
de actos violentos o de enfrentamientos armados, por desgracia, los
cristianos se han dejado inmovilizar y anestesiar por aquellas doctrinas e ideologías
creadas para un fin estratégico, dejar sin capacidad de acción a los
cristianos frente al ataque intelectual, político y cultural de sus adversarios.
Para ello se han tergiversado la comprensión de algunos pasajes de la Santa Escritura
y de la Historia de la Iglesia y se han introducido movimientos de religiosidad
oriental en occidente, que invitan a renunciar a prestar atención a la vida
exterior por una pretendida paz interior de carácter subjetiva. El pacifismo nos
ha empujado al diálogo y el acuerdo, cuando sabemos que es imposible que haya
diálogo entre la verdad y el error o la mentira, o entre el bien y el mal, la
verdad y el bien son los que más pierden en esa ilusión de acercar o acordar
posiciones. Esa estrategia de los adversarios ha hecho que los cristianos
paulatinamente pierdan fuerza en sus convicciones y valentía para hacer
respetar sus derechos. El catolicismo real de hoy, a causa de estas
extravagantes ideas pacifistas ha perdido poder real en lo religioso, en lo
cultural, en lo financiero, en lo político y en lo militar, y lo más grave aún,
ha caído en la indiferencia por la verdad, el bien y el destino eterno, en
aras de que todo es negociable en nombre de esa “paz”, que no es la paz de Dios
sino la del mundo opuesto a Dios.
Si queremos ser
honestos, debemos reconocer que en el Antiguo Testamento y en el Nuevo
Testamento están plagados de episodios donde la guerra justa, el exterminio necesario
total del enemigo, el uso legítimo de la fuerza, el defenderse del injusto
agresor, el ataque preventivo o disuasivo y la lucha incansable contra el
enemigo espiritual y material del Reino de Dios, fue algo cotidiano y permanente
porque se sabía que, si el bien no crece, retrocede. El Salvador fue bien claro
cuando nos dijo: “No tenéis que pensar que yo haya venido a traer la
paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la guerra; pues
he venido a separar al hijo de su padre, y a la hija de su madre, y a la nuera
de su suegra; y los enemigos del hombre serán las personas de su misma casa. Quien
ama al padre o a la madre más que a mí, no merece ser mío; y quien ama al hijo
o a la hija más que a mí, tampoco merece ser mío.” (Mt 10,34-37. Versión
Vulgata, Torres Amat)
El Editor
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Les presentamos en esta
ocasión al Prof. Español Don Miguel Ayuso Torres (n.1961), y un estudio
suyo reciente, que trata de los temas aludidos en nuestra editorial.
Don Miguel es un
jurista y filósofo del derecho, catedrático de Ciencia Política y Derecho
Constitucional en la Universidad Pontificia de Comillas de España. Vinculado al
tradicionalismo católico, fue presidente de la Unión Internacional de Juristas
Católicos entre 2009 y 2019. Es uno de los líderes de la Comunión Tradicionalista Carlista.
Hace un par de años tuve
el agrado de conocerle personalmente en visita suya a Chile. Ayuso muestra
erudición, don de la palabra, lucidez para exponer sus argumentos, hombre de fe
profunda, caballero por donde se le mire, gentil y amable, Dios le dé larga
vida.
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