miércoles, 19 de enero de 2022

SUMA TEOLÓGICA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO (SEGÚN LA VERSIÓN TRADICIONAL LEONINA): S. Th. I, q. 1 a.3 ¿La doctrina sagrada es una sola ciencia? (sigue del artículo 2)

Continua Artículo siguiente a S. Th. I, q.1 a.2


Santo Tomás de Aquino (1225-1274 d. C.), Doctor (angélico) de la Iglesia católica, sacerdote, teólogo, filósofo, catedrático, escritor, fraile de la Orden de Predicadores (dominico), oblato benedictino.

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Artículo 3

Utrum sacra doctrina sit una scientia
¿La doctrina sagrada es una sola ciencia?

Objeciones

S. Th. I, q. 1 a. 3 obi. 1

Ad tertium sic proceditur. Videtur quod sacra doctrina non sit una scientia. Quia secundum philosophum in I Poster., una scientia est quae est unius generis subiecti. Creator autem et creatura, de quibus in sacra doctrina tractatur, non continentur sub uno genere subiecti. Ergo sacra doctrina non est una scientia.

Parece que la doctrina sagrada no es una sola ciencia porque, según Aristóteles Post. l. 1, text. 43, la ciencia es única cuando el sujeto de ella es de un solo género. Mas el Creador y la criatura, de quienes trata la doctrina sagrada, no están comprendidos bajo un solo género de sujeto. Luego la doctrina sagrada no es una sola ciencia.

S. Th. I, q. 1 a. 3 obi. 2

Praeterea, in sacra doctrina tractatur de Angelis, de creaturis corporalibus, de moribus hominum. Huiusmodi autem ad diversas scientias philosophicas pertinent. Igitur sacra doctrina non est una scientia.

En la doctrina sagrada se trata de los ángeles, de las criaturas corporales y de la moral humana. Pero todas estas cosas constituyen en la Filosofía otras tantas ciencias diversas. Por consiguiente, la doctrina sagrada no es una sola ciencia.

Por el contrario

S. Th. I, q. 1 a. 3 s. c.

Sed contra est quod sacra Scriptura de ea loquitur sicut de una scientia, dicitur enim Sap. X, dedit illi scientiam sanctorum.

Por el contrario, la Sagrada Escritura habla de ella como de una sola ciencia, porque se dice Sap. 10,10: Dios le dio la ciencia de los Santos.

Conclusión (Abad de Aparicio)

Conclusión. Puesto que todo lo que se estudia en la ciencia sagrada se considera bajo una sola razón formal, que es la revelación divina, es preciso admitir que ella es una sola ciencia.

Solución

S. Th. I, q. 1 a. 3 co.

Respondeo dicendum sacram doctrinam unam scientiam esse. Est enim unitas potentiae et habitus consideranda secundum obiectum, non quidem materialiter, sed secundum rationem formalem obiecti, puta homo, asinus et lapis conveniunt in una formali ratione colorati, quod est obiectum visus. Quia igitur sacra Scriptura considerat aliqua secundum quod sunt divinitus revelata, secundum quod dictum est, omnia quaecumque sunt divinitus revelabilia, communicant in una ratione formali obiecti huius scientiae. Et ideo comprehenduntur sub sacra doctrina sicut sub scientia una.

Responderemos que la doctrina sagrada es una sola ciencia, porque la unidad de potencia y de hábito debe entenderse no según el objeto materialmente considerado, sino según su razón formal. Así el hombre, el asno y la piedra pueden estar reunidos bajo una sola razón formal si se les considera con relación al color, que es el objeto de la vista. Y, puesto que la ciencia sagrada enseña algunas cosas en cuanto reveladas por Dios, como hemos dicho S. Th. I q. 1 a. 2, todo cuanto Dios puede revelarnos está comprendido bajo una sola y misma razón formal, la del objeto de esta ciencia. Y así es como la ciencia sagrada es una.

Respuesta a las objeciones

S. Th. I, q. 1 a. 3 ad 1

Ad primum ergo dicendum quod sacra doctrina non determinat de Deo et de creaturis ex aequo, sed de Deo principaliter, et de creaturis secundum quod referuntur ad Deum, ut ad principium vel finem. Unde unitas scientiae non impeditur.

Al argumento 1º diremos que la enseñanza sagrada no trata de Dios y de las criaturas bajo el mismo aspecto. Se ocupa de Dios principalmente, pero no trata de las criaturas sino en lo que con Dios se relacionan como con su principio o fin. Esto, como se ve, no es obstáculo a la unidad de la ciencia.

S. Th. I, q. 1 a. 3 ad 2

Ad secundum dicendum quod nihil prohibet inferiores potentias vel habitus diversificari circa illas materias, quae communiter cadunt sub una potentia vel habitu superiori, quia superior potentia vel habitus respicit obiectum sub universaliori ratione formali. Sicut obiectum sensus communis est sensibile, quod comprehendit sub se visibile et audibile, unde sensus communis, cum sit una potentia, extendit se ad omnia obiecta quinque sensuum. Et similiter ea quae in diversis scientiis philosophicis tractantur, potest sacra doctrina, una existens, considerare sub una ratione, inquantum scilicet sunt divinitus revelabilia, ut sic sacra doctrina sit velut quaedam impressio divinae scientiae, quae est una et simplex omnium.

Al 2º, que nada impide que las potencias inferiores o los hábitos sean distintos relativamente a las cosas que igualmente dependen o de una potencia o de un hábito superior, porque la potencia o el hábito superior considera el objeto bajo una razón formal más universal. Así es como el objeto del sentido común es lo sensible, que abraza a la vez lo perceptible por la vista y el oído.
Por consiguiente, el sentido común, por lo mismo que no constituye sino una sola potencia, se extiende a todos los objetos de los cinco sentidos. Del mismo modo la enseñanza sagrada, sin dejar de ser una, puede considerar las diversas partes de las ciencias filosóficas bajo una sola relación, es decir, en cuanto pueden ser objeto de la divina revelación, de tal modo que no sea la ciencia sagrada en sí misma, por decirlo así, sino un reflejo de la ciencia divina, que es la más una y simple de todas.


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