lunes, 13 de enero de 2025

VIDEO #1 SUMA TEOLÓGICA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO - VERSIÓN LATINA LEONINA

 



Los textos de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino están tomados literalmente de la versión latina de la edición crítica latina, traducida al español por eminentes PP. Dominicos, editada por la Biblioteca de Autores Cristianos, en Madrid, año 1957.



viernes, 10 de enero de 2025

jueves, 9 de enero de 2025

martes, 7 de enero de 2025

EN DEFENSA DE LA INFALIBILIDAD PAPAL 2a. parte y final, por Benito de Santomás

                                            Su Santidad Pío XII, de feliz memoria.

4. Si se quiere aclarar aún más el asunto que hemos venido tratando, es necesario tomar en cuenta la enseñanza de un gran doctor de la Iglesia, el jesuita San Roberto Belarmino, él estudio en profundidad la teología sobre la Iglesia, lo que hoy llamaríamos la Eclesiología, que es el estudio dogmático sobre la constitución de la Iglesia. Este aspecto hace que lo dicho por este doctor sea de gran autoridad, más aún si la Iglesia lo declaró santo y doctor.



S.E.R San Roberto Bellarmino, Doctor de la Iglesia


San Roberto sigue la opinión de que el Papa nunca puede caer en herejía, ni siquiera como persona particular o Doctor privado. Esto consta en su obra, De Romano Pontífice, en el libro IV, Cap. VI, titulado “Acerca del Pontífice según es cierta persona particular”; allí dice lo siguiente: 

“Cuarta Proposición. ‘Es probable y puede creerse piadosamente que el Sumo Pontífice no sólo como Pontífice no puede errar, sino que como persona particular tampoco puede ser hereje, creyendo pertinazmente algo falso contra la Fe’. Se prueba, primeramente, porque parece requerirlo la suave disposición de la Providencia de Dios, pues el Pontífice no solamente no debe ni puede predicar la herejía, sino que también debe enseñar siempre la Verdad y sin duda lo hará, puesto que el Señor le mandó confirmar a sus hermanos y por eso añadió: ‘He rogado por ti para que tu Fe no desfallezca’, esto es, para que al menos en tu trono no falte la predicación de la verdadera Fe; ¿pero cómo, pregunto, confirmará a sus hermanos en la Fe y predicará siempre la verdadera Fe un Pontífice herético?...

En segundo lugar, se prueba por los sucesos, pues hasta ahora ninguno fue hereje o ciertamente de ninguno se puede probar que haya sido hereje. Por consiguiente, es señal de que no puede ocurrir. Para más información, confronta a Pighius”. (*)

    (*) Albert Pighius fue un teólogo, matemático y astrónomo católico romano holandés. Como     teólogo defendió celosamente la autoridad de la Iglesia contra los reformadores. Su obra teológica  más importante es una réplica a Enrique VIII de Inglaterra. 

Si nos fijamos bien, San Roberto enseña que “es probable y se puede creer piadosamente” que el Papa ni siquiera en cuanto persona particular (o doctor privado) puede caer en herejía. Como es evidente, esto es mucho más exigente que afirmar que el Papa no puede enseñar herejías a la Iglesia universal cuando cumple con su oficio público de Sumo Pontífice, en cuanto doctor público. Es evidente, como la Fe no puede contradecir el sentido común de la razón, significa que si un Papa no puede enseñar errores en lo privado menos lo podría hacer en el ámbito de lo público.

Lo dicho hasta ahora tiene una consecuencia importante, pues no se puede sostener la "herejía"como lo hacen algunos conservadores y tradicionalistas actualmente que un Papa puede cometer errores en la Fe y Moral en su Magisterio Extraordinario o solemne y en su Magisterio Ordinario, excluyendo el Magisterio Ex-cathedra. Si esto fuera verdad la Iglesia no habría declarado como doctor o maestro de la fe a San Roberto Bellarmino, experto eclesiólogo, sería un completo absurdo.

No obstante, algunos detractores de la Infabilidad papal, no pudiendo negar lo dicho por Bellarmino, arguyen que la "opinión" de este santo no cuenta con el apoyo de otros doctores y maestros, es decir, estaría muy solo en su posición. Esto no es verdad, existen suficientes pronunciamientos Papales, conciliares, canónicos, y de grandes santos doctores y teólogos que sostienen la misma doctrina de Bellarmino. No es mi propósito ahora, elaborar una lista de nombres y documentos, ya hay otros que lo han hecho con acopio. Por ahora basta presentar una evidencia suficiente para refutar el error de algunas afirmaciones.

R.P. Felice Maria Cappello S.I


Por ejemplo la postura expresada por San Roberto también ha sido sostenida por grandes teólogos contemporáneos, incluso después de la definición dogmática de Pastor Ætérnus del Concilio Vaticano. Entre ellos está Felice Maria Cappello S.I., un muy eminente teólogo, el cual en una obra llamada De Curia Romana, de 1912, donde afirma sin rodeos: “La opinión que es más probable, de hecho cierta [ver nota], si podemos dar nuestra opinión, es la última, a saber, la que afirma que el Romano Pontífice no puede caer en herejía ni siquiera como doctor privado. Cappello, asimismo, hace referencia a que el Cardenal Billot sigue la misma posición.

 [Nota aclaratoria] Opinión cierta (theologice certum) en teología dogmática no es una simple opinión sin más. Es una sentencia perteneciente a la fe o teológicamente cierta («ad fidem pertinens vel theologice certa») es una doctrina sobre la cual no ha hecho todavía manifestaciones definitivas el magisterio eclesiástico, pero cuya verdad está garantizada por su conexión íntima con la doctrina revelada (conclusiones teológicas), a esto se agrega lo ratificado por el Concilio Vaticano de Pio IX.

5. Otro error común entre conservadores y tradicionalistas     no menciono otros grupos por ser abiertamente enemigos del catolicismo romano      es criticar el uso que se hace de la famosa cita de San Roberto Belarmino de la pérdida del Papado ipso facto en el supuesto de herejía pública y manifiesta, en cuanto persona particular o doctor privado. Sin embargo, dicha expresión, persona particular, no es ajena a San Roberto, como de hecho podemos apreciar en la cita que recién dimos de él; mas no sólo allí usa esa expresión: por ejemplo, en el mismo lugar citado, en el Cap. II, en donde “Se propone la cuestión: ¿es verdadero el juicio del Papa?”, San Roberto dice:

“Para que, por consiguiente, podamos venir a la cuestión segunda, debe saberse desde el comienzo que el Pontífice puede ser considerado de cuatro maneras. Primero, según es cierta persona particular o Doctor particular…”. Vale decir es un tema que debe ser explicado por estar vinculado al Oficio del Papa.

Además, esta expresión de “Doctor privado” es recurrente en los diversos autores que tratan este tema del supuesto del “Papa herético”. Por ejemplo, los doctores San Alfonso María de Ligorio y San Francisco de Sales, aclaran explícitamente que es en cuanto doctor privado; y en términos generales los teólogos hacen siempre la misma aclaración.



Para mayor esclarecimiento citaremos a modo de ejemplo, un autor bastante conocido y respetado, a saber, Dominic Prümmer O.P., en su Manual de Derecho Canónico, enseña lo siguiente:

“Los autores, en efecto, comúnmente enseñan que un papa pierde su poder a través de la herejía cierta y notoria, pero si este caso es realmente posible es con razón puesto en duda. Basados, sin embargo, en la suposición de que un Papa pudiera caer en la herejía en cuanto persona privada… ”.

En pocas palabras lo que dice Prümmer es que, así como es dudable que un Papa [legítimo] incurra en una herejía cierta y notoria, también lo es que pudiera caer en la herejía en cuanto persona privada.

Vale la pena aclarar que no faltan aquellos que por una lectura rápida y superfial, más amigos de la disputa que de la profundidad y precisión, suponen que Bellarmino si contempla la posibilidad que un Papa pueda incurrir en una herejía. La realidad es que eso es del todo falso, pues el Santo Doctor deja en evidencia su pensamiento al citar a Pighius como refuerzo de su pensamiento, el cual sostiene que el Papa no puede caer en herejía, como consta en su obra De Romano Pontifice, ya citada anteriormente.

Hay que entender que lo que San Roberto se pregunta en el libro II, Cap. XXX “Sólvitur arguméntum últimum”, De Romano Pontífice, es en el caso hipotético de “si el Papa pudiera ser herético: Si Papa hæréticus esse possit”, qué pasaría; y, en su opinión, da como respuesta que perdería el Papado ipso facto [en el acto, al instante, de inmediato]; pero no afirma para nada en dicho capítulo que “el Papa puede ser hereje”, vale decir, que un Papa pueda ser Papa y hereje a la vez, sería una contradición in terminis.

Para despejar toda duda veamos el texto directamente de San Roberto para comprobar esto que estamos diciendo:

“El argumento décimo: El Pontífice en caso de herejía puede ser juzgado y depuesto por la Iglesia… [ésta es la interrogante; veamos qué dice:]

Respondo: Existen cinco opiniones sobre esta cuestión. La primera es de Alberto Pighius, lib. IV, Cap. 8, Hierarchia ecclesiastica, donde afirma que el Papa no puede ser hereje; y, por consiguiente, no puede ser depuesto en ningún caso, la cual sentencia es probable y puede ser defendida fácilmente, como después mostraremos en su lugar. Pero porque no está determinada [esto es, definida] y la opinión común va en sentido contrario, valdrá la pena ver qué deba responderse si el Papa pudiera ser herético (Si Papa hæréticus esse possit)” (…). No olvidemos que la controversia de si el Papa es o no infalible fue aclarada definitivamente en el Concilio Vaticano celebrado entre los años 1869-1870. Por lo que desconocer o tergiversar este dogma ya no es sostenible, ni tampoco puede ser de libre discusión.

Volvamos a San Roberto, entonces este no afirma de ningún modo que un Papa pueda ser hereje, sino que da su opinión en el caso hipotético de que lo fuera, debido a que era una cuestión teológica disputada en ese tiempo, justificada por el peligro que las ideas protestantes pudieran llegar a infiltrarse en la jerarquía católica, incluso en el Papado. Por el contrario, Bellarmino deja clara su posición al hacer referencia a Alberto Pighius y de hecho en su texto refiere, “como después mostraremos en su lugar”, es el que ya arriba compartimos.

6. Otro argumento utilizado para afirmar que un Papa puede ser Papa aunque sea hereje es citar a San Roberto Bellarmino en lo que dice sobre el caso del Papa Honorio en su obra ya citada por nosotros, De Romano Pontifice, pero alterando por completo lo que dice el santo, como tratando de hacer calzar un círculo en un cuadrado.

Sin embargo, esas supuestas citas, no figura en el capítulo que San Roberto dedica para vindicar a Honorio y demostrar que él no fue hereje. Efectivamente, en el Libro IV, Cap. XI, titulado De Honorio I, en De Románo Pontífice, San Roberto, con relación al Papa Adriano II y Honorio, dice lo siguiente:

“A lo cuarto respondo que Adriano junto con el Sínodo Romano no dijeron abiertamente que Honorio hubiera sido hereje sino que solamente fue dicho que fue anatematizado por los orientales, porque había sido acusado de herejía. Donde se ve que Adriano, por esta razón, dijo que Honorio fue anatematizado “por los orientales”, porque sabía que no fue anatematizado por los occidentales, esto es, por el Concilio de San Martín…"

Replicarás: ‘pero ciertamente creyeron estos Concilios que el Papa podía equivocarse, puesto que creyeron que Honorio fue hereje’. Respondo que creyeron solamente aquellos Padres [del Concilio] que el Papa podía equivocarse como hombre privado, que es una opinión probable, aunque la contraria nos parezca a nosotros más probable [quámvis contrária videátur nobis probabílior]; pues de lo que se acusaba a Honorio es que con cartas privadas favoreció la herejía”.

San Roberto claramente nos está diciendo que el Papa Adriano II no condenó a Honorio por herejía sino que simplemente hizo mención a que los orientales lo habían hecho, que es muy distinto a decir que un Papa como Adriano lo condenó también… Además, en esta cita, una vez más vemos que San Roberto es partidario de que el Papa no puede caer en herejía ni siquiera como “doctor privado”: “aunque la contraria nos parezca a nosotros más probable: quámvis contrária videátur nobis probabílior”, dice el santo doctor.

Cuesta creer que personas que se declaran católicas y que ostentan un ministerio en la Iglesia sean a veces tan poco honestas en presentar pruebas no auténticas que avalen sus dichos. En este tema tan sensible para la Fe católica algunos llegan a fantasear argumentos con tal de salir airosos en un debate o controversia. Son unos verdaderos sofistas de la religión, dejan en evidencia que su fe pende de un hilo, basado en argumentos fideistas de corte protestante totalmente reñidos con el rigor de un acto de fe católico, el asentimiento de fe no es algo irracional, sino supra-racional, ya que supera la razón.

7. También se acostumbra argüir citando a los Papas Inocencio III y Paulo IV, y el Decreto de Graciano para "demostrar" que un Papa, entiéndase legítimo, y en ejercicio, puede desviarse de la Fe. En este caso volvemos a identificar que se toman citas con la misma trampa que vimos en el caso del Papa Honorio, es decir, asignar engañosamente errores al magisterio papal extraordinario y ordinario, basados en supuestos errores del Papa en cuanto "doctor privado" o "persona particular".

Cappello, en la misma obra antes mencionada, dice sobre este tema lo siguiente:

“… 2. Los cánones c.6, D.40, c.13 C.II, q.7, que hablan del Papa herético son apócrifos; 2.º Las palabras de Inocencio III o deben ser referidas en general a los pontífices, esto es, a los obispos; o no deben ser entendidas de la herejía propiamente dicha; o, finalmente, como no pocos autores sostienen, son apócrifas”.

Y finalmente, en el caso de Paulo IV, en la Bula Cum ex apostolátus offício, hay que hacer notar que el Papa dice que si se llegare a ver que un Papa se ha “desviado de la Fe”, entonces se tendrá su elección como Papa por “nula, legalmente inválida y anulada”, que es lo mismo a decir que ese tal nunca fue Papa porque su elección no fue válida

El Papado como toda otra autoridad debe tener legitimidad de origen, es decir, elegido e investido válidamente de acuerdo a lo establecido por los cánones, y legitimidad de ejercicio, es decir, desempeñar su oficio con fidelidad a la naturaleza de su cargo. Un verdadero Papa con legitimidad de origen recibe automáticamente el carisma de infabilidad para desempañar su cargo, razón por la cual su legitimidad de ejercicio está garantizada por la asistencia divina prometida por N.S. Jesucristo, esto significa que si un Papa pierde su legitimidad por uso indebido de su cargo, se debe necesariamente a que no tiene legitimidad porque hubo un vicio en el origen que impidió que recibiera las gracias necesarias. Y esto se explica por la razón de que Dios no puede fallar en lo que ha empeñado su palabra, y si ha habido fallo sin duda es por causa humana : “Un árbol bueno no puede dar fruto malo y un árbol malo no puede dar fruto bueno." Cf. Mt. 7, 18-20. Y san Pablo en la Segunda Carta a los Corintios, describe a los falsos profetas como ministros de Satanás que se disfrazan como apóstoles de Cristo"Porque estos falsos apóstoles, son obreros fraudulentos, transfigurándose en apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se transfigura en ángel de luz. Así que, no es mucho si sus ministros se transfiguran como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras." Cf. 2 Corintios 11,13-15

¿Por qué para algunos, incluso creyentes, les es dificil el tema de la infalibilidad? Porque para entender bien la verdad de la infalibilidad del Romano Pontífice se requiere una fe sobrenatural, una fe meramente natural buscará por su escepticismo fideísta (fe ciega) justificar sea como sea la institución del Papado, incluso en el evento de que pueda ser ejercida por un usurpador e impostor, este grave error sucede por no tener fe católica en el origen sobrenatural del Papado.

8. Concluyendo esta sucinta reflexión, simplemente queremos hacer notar que las falsas pruebas que presentan algunos conservadores y tradicionalistas, autodeclarados paladines de la ortodoxia, sea para negar o restringuir la infalibilidad del Sumo Pontífice, no prueban para nada que un Papa verdadero pueda equivocarse en su Magisterio Ordinario cuando habla a toda la Iglesia de Fe y moral.

Negamos categóricamente que la expresión “Doctor privado” se refiere a todo lo que no es  “cáthedra pública infalible”, es decir, Magisterio solemne o extraordinario; lo cual sin duda es una afirmación gratuita. Según sus promotores, entonces, cuando el Papa hace una Encíclica, que es un documento público, dirigido a la Iglesia universal para instruirla en Fe y moral, sería un acto magisterial del Papa en cuanto doctor privado. Lo penoso de todo esto es que creen que de esa manera lograr defender y mantener en pie la institución del Papado, cuando en realidad lo que hacen es despojar al Papado de la obediencia debida a su alta investidura como Vicario de Jesucristo. Dicho sea de paso, la actual crisis religiosa del catolicismo se debe en gran medida a que los Papas no fueron escuchados y obedecidos oportunamente.

Que nos quede claro: un Papa verdadero es infalible y está asistido en su Magisterio Ordinario, y que creerlo sea un absurdo o una herejía, como hacen creer algunos malos católicos a los incautos creyentes. Téngase por cierto que aquellos que no creen o restringuen la Infalibilidad del Sumo Pontífice comprometen gravemente la salvación de su alma.

Como no queremos recargar en exceso este breve estudio con más citas que apoyan lo que un verdadero fiel católico romano debe creer y conocer sobre la existencia y extensión del dogma de la Infalibilidad Pontificia, sólo citaremos para finalizar una corta de Pío XII, en su Encíclica Mýstici Córporis: 

“Pues, la misión —que llaman— jurídica de la Iglesia y la potestad de enseñar, gobernar y administrar los Sacramentos… poseen, para edificar el Cuerpo de Cristo, la fuerza y vigor sobrenatural, porque Cristo Jesús pendiente de la Cruz abrió para su Iglesia la fuente de los divinos dones, por los cuales NUNCA podría enseñar a los hombres una doctrina falsa…”. 

¿Cómo sería ello posible si tan sólo fueran infalibles las definiciones solemnes y no también el Magisterio Ordinario?

Y para finalizar, esta cita de S. S. León XIII, Encíclica Satis Cognitum, nro. 20, donde afirma infaliblemente:

«Si hay, pues, un punto que haya sido revelado evidentemente por Dios y nos negamos a creerlo, no creemos en nada de la fe divina». Pues el juicio que emite Santiago respecto de las faltas en el orden moral hay que aplicarlo a los errores de entendimiento en el orden de la fe. «Quien se hace culpado en un solo punto, se hace transgresor de todos» (Sant 2,10). Esto es aún más verdadero en los errores del entendimiento. No es, en efecto, en el sentido más propio como pueda llamarse transgresor de toda la ley a quien haya cometido una sola falta moral, pues si puede aparecer despreciando a la majestad de Dios, autor de toda la ley, ese desprecio no aparece sino por una suerte de interpretación de la voluntad del pecador. Al contrario, quien en un solo punto rehúsa su asentimiento a las verdades divinamente reveladas, realmente abdica de toda la fe, pues rehúsa someterse a Dios en cuanto a que es la soberana verdad y el motivo propio de la fe. «En muchos puntos están conmigo, en otros solamente no están conmigo; pero a causa de esos puntos en los que no están conmigo, de nada les sirve estar conmigo en todo lo demás» (San Agustín, Enarrat. in Psalm. 54 n.19).

Y continúa: «Nada es más justo; porque aquellos que no toman de la doctrina cristiana sino lo que quieren, se apoyan en su propio juicio y no en la fe, y al rehusar «reducir a servidumbre toda inteligencia bajo la obediencia de Cristo (2 Corintios 10,5) obedecen en realidad a sí mismos antes que a Dios. «Vosotros, que en el Evangelio creéis lo que os agrada y os negáis a creer lo que os desagrada, creéis en vosotros mismos mucho más que en el Evangelio»[San Agustín, Contra Faustum manich. XVII c.3.].

Por consiguiente, que nos quede claro: un Papa verdadero es infalible y está asistido en su Magisterio Ordinario, y que el creerlo sea un absurdo y una herejía, como les dicen algunos malos católicos a los incautos creyentes, es un error culpable. Téngase por cierto que aquellos que no creen o restringen la infalibilidad del Sumo Pontífice comprometen gravemente la salvación de su alma. NO BASTA CON RECONOCER AL PAPA HAY QUE OBEDECER Y ACATAR TODO LO QUE ENSEÑA Y MANDA, la única forma lícita de no obedecerle es que NO SEA un Papa legítimo, resistir reconociéndolo como verdadero Papa es un ACTO CISMÁTICO, esta es la enseñanza católica romana tradicional.

Resulta paradojal constatar que aquellos que cuestionan, restringen o niegan la infalibilidad papal se erigen como defensores del Papado y de la ortodoxia de la Iglesia católica romana, y a la vez, tengan la hipocresía de acusar de cismáticos a los que defienden católicamente la infalibilidad del Papa, tanto extraordinaria como ordinaria. En esto se cumple al adagio: el ladrón detrás del juez. Ora et labora.


sábado, 4 de enero de 2025

SECCIÓN CIENCIA Y RELIGIÓN: Video sobre las Nuevas Evidencias de la Existencia de Dios por José Carlos González-Hurtado




Compartimos un notable video, donde es entrevistado uno de los mejores apologetas contemporáneos, con este video nuestro Canal Studium veritatis ("estudia la verdad") abre su sección CIENCIA Y RELIGIÓN, donde alojaremos los más destacados videos sobre esa materia. El video esta hecho para todo público, se sugiere verlo y difundir ampliamente para Gloria de Dios y salvación de las almas.

sábado, 21 de diciembre de 2024

domingo, 15 de diciembre de 2024

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO - Domingo 15 de diciembre de 2024




En este domingo se aumenta todavía la alegría de la Iglesia. Continuamente suspira ella por el Señor; pero ahora siente que se aproxima y cree poder mitigar un poco la austeridad de este tiempo de penitencia, con la inocente alegría de las pompas litúrgicas. En primer lugar, este Domingo ha recibido el nombre de Gaudete por la primera palabra de su Introito; pero, además en él se observan también las prácticas características del cuarto Domingo de Cuaresma llamado Laetare. Se toca el órgano en la Misa; los ornamentos son de color rosa; el Diácono vuelve a tomar la dalmática, y el Subdiácono la túnica; en las Catedrales asiste el Obispo con la mitra preciosa. ¡Admirable condescendencia de la Iglesia que tan armónicamente sabe unir la seriedad de su doctrina con la graciosa poesía de las formas litúrgicas! Entremos en su espíritu y regocijémonos hoy a causa de la proximidad del Señor. Mañana, nuestros gemidos tomarán otra vez su vuelo; porque aunque no ha de tardar, no ha llegado todavía.

La Estación se celebra en San Pedro del Vaticano. Este sagrado templo que contiene el sepulcro del Príncipe de los Apóstoles, es el asilo universal del pueblo cristiano; es natural que sea testigo de las tristezas y de las alegrías de la Iglesia.

El Oficio nocturno comienza por un nuevo Invitatorio: el grito de la Iglesia es un grito de alegría; todos los días, hasta la Vigilia de Navidad, comienza sus Maitines por estas magníficas palabras:

 

El Señor está ya próximo: venid, adorémosle.

 

Tomemos ahora el libro del Profeta y leamos con la Santa Iglesia;

 

Del Profeta Isaías.

 

Confianza en Dios: El humilla a los soberbios

 

En aquel día, se cantará este cántico en la tierra de Judá:

 

Tenemos una ciudad fuerte, nos dará el Señor su ayuda por muralla y fortaleza. Abrid las puertas para que entre un pueblo justo que guarde fidelidad. Esperanza inquebrantable, tú nos conservarás la paz, porque en ti reina la confianza. Tened siempre confianza en el Señor; porque el Señor es un refugio eterno. Él ha destruido a los moradores de las alturas, ha echado por tierra la ciudad soberbia; la humilló hasta el suelo, la arrojó en el polvo, y fue pisoteada por los pies del pobre y del mendigo.



El justo espera el reinado de la justicia y permanece fiel a Dios

 

El sendero del justo está en línea recta; no se desvía de ella la senda que Tu abres al justo. En efecto, en la senda de tus juicios, hemos puesto, oh Señor, nuestra confianza; tu nombre y tu recuerdo son el deseo del alma.

 

Mi alma te deseó en la noche y te buscarán mis más íntimos suspiros. (ls„ XXVI, 1-9.)

 

¡Oh santa Iglesia Romana, nuestra ciudad fuerte!, hénos aquí reunidos en tus muros, alrededor del sepulcro de este pescador cuyas cenizas te amparan en la tierra, mientras que, con su doctrina inconmovible, te ilustra desde el cielo. Mas, si eres fuerte, lo eres por el Salvador que va a llegar. Él es tu muralla; porque Él es quien rodea a todos tus hijos con su misericordia; Él es la fortaleza invencible; gracias a Él, jamás los poderes infernales prevalecerán contra ti. Ensancha tus puertas, para que puedas acoger dentro de ti a todos los pueblos; pues eres maestra de la santidad y guardiana de la verdad. ¡Termine cuanto antes el antiguo error que se opone a la fe y difúndase la paz sobre todo tu rebaño! ¡Oh Santa Iglesia Romana! Tú has puesto para siempre la esperanza en el Señor; y El a su vez, fiel a su promesa, ha humillado delante de ti a las alturas de la soberbia y a las ciudades del orgullo. ¿Dónde están los Césares que creyeron haberte ahogado en tu propia sangre? ¿dónde los Emperadores que quisieron violentar la inviolable virginidad de tu fe? ¿dónde los sectarios que en cada siglo, por decirlo así, combatieron sucesivamente todos los artículos de tu doctrina? ¿dónde aquellos desagradecidos príncipes que se empeñaron en avasallarte, cuando fuiste tú quien los ensalzó? ¿dónde está el Imperio de la Media Luna que tantas veces se enfureció contra ti, y cuyas orgullosas conquistas, tú desarmada, rechazaste tan lejos? ¿dónde están los Reformadores que trataron de fundar un cristianismo sin ti? ¿dónde estos modernos sofistas, a cuyos ojos no eras tú más que un impotente y apolillado fantasma? ¿dónde estarán, dentro de un siglo, esos reyes perseguidores de la Iglesia, esos pueblos que buscan la libertad fuera de la Iglesia? Habrán pasado, como un torrente, en su fracaso; y tú, tú estarás siempre tranquila, siempre joven, siempre sin arrugas, ¡oh Santa Iglesia Romana! sentada sobre la roca inconmovible. Tu camino a través de los siglos habrá sido recto como el del justo; y siempre te volverás a hallar semejante a ti misma, como lo has sido durante diecinueve siglos, bajo el sol que, fuera de ti, sólo ilumina las vicisitudes humanas. ¿De dónde a ti esa solidez sino de Aquel que es la misma Verdad y la justicia? ¡Gloria sea a Él en ti! Todos los años te hace su visita; todos los años te renueva sus dones, para ayudarte a terminar tu peregrinación; hasta el fin de los siglos vendrá igualmente a visitarte, a renovarte, no sólo por la virtud de aquella mirada con la que renovó a Pedro, sino llenándote de sí mismo, como llenó a la Virgen gloriosa, objeto de tus más dulces amores después del de tu Esposo. Contigo suplicamos, oh Madre nuestra, diciendo: ¡Ven, Señor Jesús! "Tu nombre y tu recuerdo son el ansia de nuestras almas; en la noche te desean ellas y te buscan nuestros más íntimos suspiros."

 

MISA

QUE SOLO PUEDE SER OFICIADA SEGÚN LAS RÚBRICAS DE LA IGLESIA, QUE CONDENAN EL ACCIONAR IRREGULAR Y ACATÓLICO DE CONCILIARES DEL VATICANO II, THUCISTAS Y LEFEBVRISTAS

Mientras todo el pueblo está atento, la voz de los cantores entona la melodía gregoriana, y se oye el eco de estas consoladoras palabras del Apóstol:

 

INTROITO

Alegraos siempre en el Señor. Otra vez os lo digo: alegraos. Que vuestra dicha sea conocida de todos los hombres; porque el Señor está cerca. No os preocupéis por nada. Al contrario, en todas vuestras oraciones presentad a Dios vuestras peticiones. Salmo. Bendijiste, Señor, tu tierra; destruíste el cautiverio de Jacob. — V. Gloria al Padre.

 

La Iglesia pide, en la Colecta, la gracia de la visita que trae consigo la luz y disipa las tinieblas. Las tinieblas hacen temblar al alma; por el. contrario, la luz asegura y regocija al corazón.

 

ORACIÓN

Oremos. Dígnate, Señor, escuchar nuestras súplicas, y disipa las tinieblas de nuestro espíritu con la gracia de tu visita. Tú, que Vives y reinas.

 

EPÍSTOLA

Lección de la Epístola del Ap. S. Pablo a los Filipenses. (IV, 4-7.)

 

Hermanos: Alegraos siempre en el Señor. Otra vez os lo digo: alegraos. Que vuestra dicha sea conocida de todos los hombres: el Señor está cerca. no os preocupéis por nada. Al contrario, en todas vuestras oraciones y ruegos, presentad a Dios vuestras peticiones, acompañadas de hacimiento de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo sentido, custodie vuestros corazones y vuestras inteligencias en Nuestro Señor Jesucristo.

 

En efecto, debemos alegrarnos en el Señor; el Profeta y el Apóstol están de acuerdo en avivar nuestras ansias del Salvador: uno y otro nos anuncian la paz. Estemos, pues, tranquilos: El Señor está cerca; está cerca de su Iglesia; está cerca de cada una de nuestras almas. ¿Será posible que estemos junto a un fuego tan ardiente y permanezcamos helados? ¿Es que no sentimos ya su venida, a través de todos los obstáculos que le oponían su excelsa dignidad, nuestra profunda miseria y nuestros numerosos pecados?

Mas El todo lo arrolla. Unos pasos más y estará entre nosotros. Salgárnosle al encuentro, por medio de estas oraciones, súplicas y acción de gracias de que nos habla el Apóstol. Dupliquemos nuestro fervor y celo, para unirnos a la Santa Iglesia, cuyos deseos van a dirigirse cada día más encendidos hacia Aquel que es su luz y su amor. Repitamos ahora con ella:

 

GRADUAL

Señor, tú, que te sientas sobre los querubines, excita tu potencia y ven. — V. Tú, que riges a Israel, atiende: tú, que conduces a José como una oveja.

Aleluya, aleluya. — V. Señor, excita tu potencia y ven, para hacernos salvos. Aleluya.

 

EVANGELIO

Continuación del santo Evangelio según San Juan, (I, 19-28.)

 

En aquel tiempo los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, para que le preguntasen: Tú, ¿quién eres? Y confesó y no negó, antes declaró: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ¿Qué, pues? ¿Eres Elías? y dijo: No soy. ¿Eres el Profeta? Y respondió: No. Dijéronle: ¿Quién eres, pues? Para que demos respuesta a los que nos han enviado. ¿Qué dices de ti mismo? Dijo: Soy la voz del que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor como dijo el Profeta Isaías. Y los que habían sido enviados eran de los Fariseos. Y preguntáronle y dijéronle: ¿Por qué bautizas, pues, si no eres el Cristo, ni Elías, ni el Profeta? Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; pero en medio de vosotros está el que vosotros no conocéis. Este es el que vendrá detrás de mí, el que ha existido antes que yo y del cual no soy digno de desatar la correa del zapato. 

Estas cosas acontecieron en Betania, al otro lado del Jordán, donde bautizaba Juan.

 

En medio de vosotros está el que vosotros no conocéis, dice San Juan Bautista a los enviados de los judíos. Puede, por consiguiente, estar el Señor cerca; puede incluso haber venido, y no obstante eso, permanecer desconocido para muchos. Este Cordero divino es el consuelo del santo Precursor, quien considera un gran honor ser simplemente la Voz que invita a los hombres a preparar los caminos del Redentor. En esto es San Juan el símbolo de la Iglesia y de todas las almas que buscan a Jesucristo. Su gozo por la llegada del Esposo es completo; pero a su alrededor existen hombres para quienes este divino Salvador no significa nada. Pues bien, estamos ya en la tercera semana de este santo tiempo de Adviento; ¿están todos los corazones conmovidos por la gran noticia de la llegada del Mesías? Los que no quieren amarle como a Salvador, ¿le temen al menos como a Juez? ¿Han sido enderezados los caminos tortuosos? ¿piensan humillarse las colinas? ¿han sido atacadas seriamente la sensualidad y la concupiscencia en el corazón de los cristianos? El tiempo apremia: ¡El Señor está cerca! Si estas líneas cayeran bajo los ojos de quienes duermen, en vez de vigilar esperando al divino Infante, les conjuraríamos para que abriesen los ojos y no retardasen por más tiempo el hacerse dignos de una visita, que será para ellos un gran consuelo en el tiempo, y un refugio seguro contra los terrores del último día. ¡Oh Jesús! envíales tu gracia con mayor abundancia todavía; oblígales a entrar, para que no se diga del pueblo cristiano, lo que San Juan decía de la Sinagoga: En medio de vosotros está el que vosotros no conocéis.

Durante el ofertorio, podemos unirnos al deseo de la Iglesia, pidiendo con ella al fin de la cautividad en la que nos retienen nuestros pecados, y la llegada del Salvador.

 

OFERTORIO

Bendijiste, Señor, tu tierra, destruíste el cautiverio de Jacob, perdonaste la iniquidad de tu pueblo.

 

SECRETA

Haz, Señor, que te inmolemos siempre el sacrificio de nuestra devoción, el cual realice el fin sagrado para que fue instituido y obre a la vez maravillosamente en nosotros tu salud. Por Nuestro Señor. 

 

Las palabras que canta la Iglesia durante la comunión están tomadas del Profeta Isaías; tratan de infundir confianza en el corazón del hombre débil y pecador. No temáis, pues ¡oh cristianos! es Dios quien viene; pero viene a salvar, a darse a su criatura.

 

COMUNIÓN. — REALIZAR LA COMUNIÓN ESPIRITUAL, VERDADERA COMUNIÓN [1]

Decid: Pusilánimes, confortaos y no temáis; he aquí que vuestro Dios vendrá y nos salvará. En la Oración siguiente, la santa Iglesia pide que la visita privada que le acaba de hacer su Esposo, la prepare para la otra más solemne que ha de realizarse en la fiesta de Navidad.

 

POSCOMUNIÓN

Imploramos, Señor, tu clemencia, para que estos divinos alimentos, nos purguen de los vicios y nos preparen para las futuras fiestas. Por Nuestro Señor.

 

 

— DOM PRÓSPERO GUÉRANGER, El Año Litúrgico, Primera Edición Española Traducida Y Adaptada Para Los Países Hispano-Americanos Por Los Monjes De Santo Domingo De Silos.

NIHIL OBSTAT: F.R. FRANCISCVS SÁNCHEZ. 0. S. H. Censor ordinis.

IMPRIMATVR: P. ISAAC M. TORIBIOS, Abbas Silensis, Ex Monasterio Sancti Dominici de Silos, die 7.I.1953


LA COMUNIÓN ESPIRITUAL ES VERDADERA COMUNIÓN

«Con mucha razón y prudencia han distinguido nuestros Padres respecto del uso de este SACRAMENTO TRES MODOS DE RECIBIRLO. Enseñaron, pues, que algunos lo reciben sólo sacramentalmente, como son los pecadores; otros sólo ESPIRITUALMENTE, es a saber, aquellos que RECIBIENDO CON EL DESEO ESTE CELESTE PAN, PERCIBEN CON LA VIVEZA DE SU FE, que obra por amor, SU FRUTO Y UTILIDADES.»
— SACROSANTO CONCILIO DE TRENTO, Sesión XIII, Capítulo VIII, Decreto Sobre El Santísimo Sacramento De La Eucaristía.

«Es posible ALIMENTARSE ESPIRITUALMENTE DE CRISTO, en cuanto que está presente bajo las especies de este sacramento, creyendo en Él y DESEANDO RECIBIRLO SACRAMENTALMENTE. Y esto es no sólo alimentarse de Cristo espiritualmente, SINO TAMBÍEN RECIBIR ESPIRITUALMENTE ESTE SACRAMENTO (et hoc non solum est manducare Christum spiritualiter, sed etiam spiritualiter manducare hoc sacramentum).»
— SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica, III Pars, Q. 80, A. 2.
✞ ESTA ES LA VERDAD DE LA FE CATÓLICA.


viernes, 13 de diciembre de 2024

EN DEFENSA DE LA INFALIBILIDAD PAPAL 1a. parte por Benito de Santomás


Su Santidad Pío XII, de feliz memoria.

Nos vemos obligados a compartir algunas simples reflexiones sobre este grave tema, dada la confusión y superficialidad de las opiniones de los oponentes que, más basados en un celo apasionado y voluntarioso por la ortodoxia, deslizan afirmaciones equivocadas que ayudan a profundizar la confusión sobre todo en aquellos que no cuentan con la formación teológica, filosófica y canónica suficiente. 

Es un hecho de la causa que a Nuestro Señor Jesucristo le hemos fallado y el castigo ha sobrenido sobre todos nosotros desde la muerte de S.S. Pío XII. La prueba está en la descristianización de la sociedad, en la pérdida de credibilidad y prestigio de la religión católica, en la creciente falta de sentido sobrenatural de la vida cristiana, en la indiferencia y rechazo por la doctrina, disciplina, moral y culto tradicional, entre otros signos de decadencia, salvo un pequeño resto de buenos católicos que mantienen viva la llama de la fe auténtica. En medio de este escenario Dios probó nuestra fidelidad y nos encontró dormidos, confiados y distraidos, nadie y quizás muy pocos estaban concientes del peligro y preparados para afrontar esta grave crisis religiosa, totalmente inédita por su magnitud, profundidad y duración. Es un hecho evidente que gran parte de la jerarquía traicionó a Cristo y complotó, pasiva o activamente, contra la Iglesia católica y otra no vió, no quizo ver o no tuvo el heroismo de oponerse al complot nacido del conciliábulo Vaticano II.  Por eso esta situación que ha sobrevenido a la Iglesia desde ese fatídico concilio resulta tan dificil enfrentar incluso para las almas más piadosas y fuertes, muchos llegan a preguntarse dónde está la verdadera Iglesia católica.

A los católicos siempre se nos enseñó a venerar y obedecer al Papa, nunca se nos recalcó abiertamente que podría suceder que los enemigos se podrían alzar con el poder del Papado para destruir a la Iglesia desde su cúspide, que es lo que ha sucedido, por eso esta crisis ha sido tan difícil para los buenos católicos que desean estar unidos a sus Pastores. Quizás sin querer las omisiones de estos buenos católicos han ayudado a que esta subversión satánica haya logrado vencer tan rápidamente las débiles y tardías resistencias de los pocos despiertos.

Hasta ahora, pasados ya casi setenta años del comienzo de la crisis, son múltiples y dispares las explicaciones, soluciones u opiniones teológicas propuestas para enfrentar esta Gran Tribulación, originadas desde las más variadas posiciones doctrinales y espirituales dentro del catolicismo más serio y fiel. Desde los conservadores del concilio y posconcilio, pasando por los tradicionalistas de Lefebvre adheridos a la Roma posconciliar, continuando por los conservadores devenidos en sedevacantistas post Benedicto XVI, siguiendo por las sectas tradicionalistas sedevacantistas conclavistas, restauracionistas, milenaristas, sedeprivacionistas, llegando por fin a los más radicales, los católicos, apostólicos y romanos en interregno, llamados por sus detractores sedefinitas, estos pocos son, a mi parecer, los más fieles y coherentes a la doctrina, disciplina y tradición de la Iglesia catolica romana, la única posición que saca de manera más realista, completa y sin ambiguedades las consecuencias que debe atravesar la pasión de la Iglesia católica a causa de la Gran Tribulación de este Fin de los Tiempos, o Juicio a las Naciones, estos católicos en interregno son los únicos que no pretenden tergiversar la doctrina, acomodar el derecho canónico y usurpar poderes y ministerios eclesiásticos, sin jurisdicción, en nombre de un estado de necesidad que son actualmente inexistentes dada la situación de Sede Vacante, y dada la magnitud y duración de la crisis, tampoco osan inventar aparentes soluciones no católicas que contradicen la voluntad de Dios y engañan a los fieles, estableciendo precedentes cismáticos para el futuro.

Lo entendamos o no, lo creamos o no,  lo que estamos viviendo estaba ya anunciado por las Sagradas Escrituras, la Tradición y el Magisterio Pontificio, no nos engañemos. La Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo debe vivir el Misterio Pascual de su Fundador, Misterio Pascual que cada cristiano también debe pasar para alcanzar su Salvación. Es de toda lógica y sentido común que para que el Misterio de Iniquidad de oposición a Cristo y su Iglesia se haga posible y visible debe la Iglesia ser visiblemente derrotada y disminuida a su mínima expresión, de lo contrario el Anticristo no podría presentarse a la vista del mundo y mostrar su plan de perversión y subversión, por tanto, para el triunfo de la Iglesia y la derrota de satanás es necesario que el Maligno se haga ver ante la vista de todos los hombres y quede así en evidencia su maldad, sus engaños y mentiras.

Aquellos que desean ver cumplirse las prefecías escatológicas sin ver a la Iglesia derrotada, sufriendo y agonizando, no han entendido todavía el poder y sabiduría de la Cruz; la enseñanza y el ejemplo de nuestro Divino Salvador ha insistido una y otra vez que solo por la Cruz se puede llegar a la Gloria, o dicho de otro modo, sin pasar por la muerte no puede haber resurrección para el hombre caido proveniente de Adán. Y la Iglesia no puede ser una excepción a esa regla, no sería la Iglesia fundada por Jesucristo y la Iglesia llamada por el Señor a obrar la salvación de los hombres. En esta hora debemos renunciar a ver a la Iglesia como lo fue en el pasado, aquella Iglesia toda sobrenatural, espléndida, digna, fuerte, misionera, ordenada, influyente, mayoritaria. En consecuencia, la ausencia actual del Papado (el katejon), de obispos y sacerdotes y la falta de algunos sacramentos como la Santa Misa, la Confesión es absolutamente previsible que esté ocurriendo, y que ciertas prerrogativas o Notas distintivas de la Iglesia estén en la actualidad suspendidas o eclipsadas a la espera de su victoriosa resurrección en el próximo Advenimiento en Gloria y Majestad de Nuestro Señor Jesucristo. "Pero el Hijo del hombre, cuando vuelva, ¿hallará por ventura la fe sobre la tierra?”. Cf. Lc 18, 8. Nota Biblia de Straubinger: Véase 17, 23 s. y nota. Obliga a una detenida meditación este impresionante anuncio que hace Cristo, no obstante haber prometido su asistencia a la Iglesia hasta la consumación del siglo. Es el gran misterio que San Pablo llama de iniquidad y de apostasía (II Tesalonicenses 2) y que el mismo Señor describe muchas veces, principalmente en su gran discurso escatológico. Cf. Mateo 13, 24, 33, 47 siguientes y notas.

Teniendo en cuenta, entonces, que no tenemos un manual detallado definido por el Magisterio tradicional que nos diga punto por punto qué hacer en esta Apostasía General para mantenernos fieles y seguir siendo católicos romanos hasta el fin. Intentaremos, pues, con el favor de Dios nuestro Señor y de la Santísima Virgen María, desarrollar una sencilla reflexión que nos ayude a entender la gran confusión imperante.

1. Se dice con mucha superficialidad de parte de conservadores y algunos tradicionalistas que es una herejía afirmar que un Papa verdadero no se puede equivocar en su Magisterio Ordinario, es decir cuando no habla ex-catedra. Esta idea la defienden aquellos que quieren excusar los evidentes errores y herejías de los falsos papas de la Iglesia conciliar, que ellos creen ser Papas de la Iglesia católica romana. Pues bien, el problema es que la Iglesia Católica sí enseña que el Papa es infalible no sólo en el Magisterio solemne (extraordinario) sino también en su Magisterio Ordinario. Esto es tan cierto que no existe ningún documento eclesial de la Tradición ni ningún santo doctor o teólogo reconocido que enseñe que un Papa puede cometer errores o herejías en su Magisterio Ordinario.

2. Recurramos a la Constitución dogmática Pastor AEtérnus, capítulo IV, del Concilio Vaticano de 1870, donde se resuelve para siempre la controversia sobre la infalibilidad del Sumo Pontífice. Como veremos en el texto oficial en ninguna parte habla que en el magisterio papal se distingue un magisterio superior de otro inferior, o de uno solenme y otro corriente. Lo que dice el texto es que existe un solo magisterio infalible que el Pontífice lo puede realizar evidentemente de dos maneras, uno para declarar una verdad de fe (dogma) y otro para resguardar, enseñar, defender, recordar y esclarecer el depositum fidei según los requerimientos doctrinales, morales y pastorales de los tiempos. No tendría sentido tener infalibilidad para declarar un dogma y no tener infalibilidad para enseñarlo y transmitirlo correctamente. Dice Pastor Aeternus:

"El Romano Pontífice, cuando habla ex cathedra [cuando habla como Papa de modo oficial y público], esto es, cuando en el ejercicio de su oficio de pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica, define una doctrina de fe o costumbres como que debe ser sostenida por toda la Iglesia [sea declarando un dogma o corrigiendo dudas o errores o resolviendo una controversia doctrinal y moral], posee, por la asistencia divina que le fue prometida en el bienaventurado Pedro, aquella infalibilidad de la que el divino Redentor quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina de fe y costumbres. Por esto, dichas definiciones del Romano Pontífice son en sí mismas, y no por el consentimiento de la Iglesia, irreformables."

Como se advierte, en ninguna parte de la definición se hace alusión a que la infalibilidad sea exclusivamente en las definiciones solemnes o extraordinarias; tampoco se especifica ningún modo de enseñanza concreto. La famosa expresión “ex cáthedra”, que muchos erróneamente asocian a magisterio “solemne” o "extraordinario", simplemente significa en sí misma, “desde su Sede”, “desde su Trono”, que es como si dijéramos “cuando habla como Papa desde la Silla de Pedro”; de hecho, esto se aclara inmediatamente, pues dice el texto: “cuando habla ex cáthedra —esto es, cuando cumpliendo su cargo de Pastor y Doctor de todos los cristianos…”.

3. Se suele invocar el Canon 1323, parágrafo 2, del Código de derecho canónico de 1917 -- preparado por el Papa San Pío X y promulgado por el Papa Benedicto XV--, para restrinjir la Infalibilidad Papal a un supuesto magisterio solemne que sería diferente a uno común u ordinario, el cual no sería infalible, en opinión de algunos. Para corregir este error nada mejor que leer el texto oficial en latín y una traducción al español seria y confiable como de la Editorial Católica B.A.C. y el comentario de los expertos:



(Cf. Código de derecho canónico (1917), texto en latín y español, Miguélez-Morán y Cabreros, 6a. edición de 1957, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, pág. 503, https://t.me/studiumveritatis/639)

Si se lee con atención el canon habla de dos formas de magisterio solemne, uno solemne de un concilio y otro ex cathedra del Papa, pues un Concilio no tiene potestad de hablar ex cathedra o no ser que lo haga un Pontífice. Ahora bien, allí no dice el Canon que “ex cáthedra” sea lo mismo que solemne, sino que cuando el Papa da definiciones solemnes (como fue el dogma de la Asunción de María Santísima en 1950) entran dichas definiciones en la categoría de lo que se llama “ex cáthedra”. Nótese el breve comentario de los expertos canonistas a pié de página de la foto de arriba, donde dice: "Las enseñanzas del magisterio ordinario tienen igual valor que las del solemne."

La clave para entender bien lo que señala el canon 1323, parágrafo 2, lo da el parágrafo 1 del mismo canon, el cual dice que los actos solemnes del magisterio tienen el mismo valor que los del magisterio ordinario, ambos exigen el mismo grado de fe y obediencia, ya que definen o reafirman verdades que ya son dogmas de fe, de fe divina en cuanto a los dogmas fundados en la Escritura y Tradición y de fe católica en cuanto a los dogmas fundados por las definiciones (ex cathedra) que son resguardados, reafirmados y explicitados por el magisterio común (ordinario) tradicional. Por eso el Magisterio Ordinario también es “ex cáthedra” e infalible, aunque no sea solemne, porque las circunstancias o controversias así lo exigen, como por ejemplo, la Encíclica Quanta cura de Pío IX, donde condena los errores modernos.

Si esto no fuera verdad, ¿para qué suelen los Papas escribir Encíclicas, Bulas y demás documentos ordinarios de enseñanza? ¿Para hablar de temas menores o intrascendentales? No, sino que escriben para instruir a los fieles católicos en las verdades de la Fe, en la recta moral y norma de disciplina a seguir. Y cuando lo hacen, ¿sucede “como mera opinión” o como “persona privada”, o como autoridad de la Iglesia, como Pastor y Doctor de todos los cristianos (usando la expresión de la definición)? No, sino que siempre escriben y hablan como Papas y firman como tales.

Además, cuando exponen la doctrina católica su enseñanza y su importancia no está determinada por la definición dogmática que diga expresamente “definimos”, “declaramos”, para que debamos creer lo allí expuesto, sino que el simple exponer la doctrina ya implica que debemos acatarla. Esto lo enseña expresamente el Papa Pío XII en la Encíclica Humáni Géneris:

Ni hay que creer que las enseñanzas de las Encíclicas no exijan de suyo el asentimiento, por razón de que los Romanos Pontífices no ejercen en ellas la suprema potestad de su Magisterio. Pues son enseñanzas del Magisterio Ordinario, del cual valen también aquellas palabras: ‘El que a vosotros oye, a mí me oye’… Y si los Sumos Pontífices en sus Constituciones de propósito pronuncian una sentencia en materia disputada [no dice que deba ser solemne o ex cathedra], es evidente que, según la intención y voluntad de los mismos Pontífices, esa cuestión no se puede tener ya como de libre discusión entre los teólogos”.

Realmente es un absurdo pretender que la infalibilidad papal esté solamente garantizada en las definiciones solemnes. Si realmente fuera así, entonces cualquier católico podría poner en duda cualquier enseñanza que viniera del Papa, con tal que no le parezca. Podríamos dudar de las enseñanzas de cualquier Papa, pues todos ellos enseñaron e ilustraron a la Iglesia únicamente con Magisterio Ordinario. Inclusive el Papa Pío IX solamente hizo una sola definición solemne: la Inmaculada Concepción; fuera de ésta, lo demás que enseñó fue Magisterio Ordinario. ¿A quiénes les interesa restrinjir o desconocer la autoridad doctrinal infalible del Papado?, eso sería matería ahondar en otra ocasión, pero por ahora, solo basta con nombrarlos: dentro de los cristianos, los cismáticos orientales, los protestantes, y dentro de los católicos, los herejes conciliaristas, galicanos, viejos católicos, modernistas, católicos liberales, humanistas cristianos, ecuménicos, evolucionistas, LGTB, etc.

Vale la pena tener presente que los errores modernos como el panteísmo, naturalismo, racionalismo, liberalismo, comunismo, las falsas libertades modernas, el modernismo, etc. fueron todos condenados y execrados por los Papas en sus documentos de enseñanza ordinaria, en el Magisterio Ordinario, y no de manera solemne o ex cathedra, por la sencilla razón que no era necesesario declarar un nuevo dogma para ello, solo bastaba con sacar las conclusiones del dogma establecido y de la razón natural.

Solo a los creyentes inmanentistas, fideístas, escépticos, relativistas, progresistas, masones, y a un número bastante creciente de apóstatas, les preocupa negar el magisterio infalible del Papa, relativizándolo por completo, por su deseo de cauterizar sus conciencias y transformar a la Iglesia en un centro religioso ecuménico y sincretista universal.

En conclusión, de acuerdo a la doctrina católica el magisterio ordinario no constituye un magisterio falible de orden inferior, es tan infalible como el magisterio ex cathedra, de lo contrario sería imposible preservar la Fe católica del error. Reconocer la Infalibilidad del Romano Pontífice, en sus distintas potestades es una verdad revelada necesaria de creer para podernos salvar


La triple potestad del papa se simboliza con la tiara, que está formada por tres coronas y representa al papa como "pastor supremo" (regir), "maestro supremo" (enseñar) y "sumo sacerdote" (santificar), por eso quien no está unido al Papa está fuera de la Iglesia, porque la autoridad (jurisdicción) que le ha conferido Nuestro Señor Jesucristo lo asiste para no regir, enseñar y santificar erróneamente llevando al rebaño de Cristo a la perdición.

Un Papa como persona puede cometer pecados morales, los cuales afectan a la persona, lo afectan a él como individuo pero no al resto, excepto el mal ejemplopero como Vicario de Cristo no puede cometer pecados doctrinales ya que inducen a que otros pequen, por ser una falta pública comprometería el depositum fidei de la Iglesia y la salvación de los fieles. Esto se puede explicar de la siguiente forma, un jefe de Estado puede cometer faltas y ser sancionado, pero no pierde su condición de autoridad, diferente es si atenta contra la Soberanía de la Nación y va contra la Constitución y las leyes, en ese caso se convertiría en una autoridad ilegítima y depuesta a no ser que la sociedad esté por completo corrompida. Es de toda lógica que el bien común está por encima del bien privado, por eso Cristo nuestro Señor asiste el ministerio petrino de un modo sobrenatural, por el "bien común" de la salvación de las almas.

Para terminar esta primera reflexión, dejo algunas necesarias preguntas que debemos respondernos con honestidad, el cómo las respondamos marcará nuestra visión y posición ante el tema tratado:

  • ¿Es posible que los hombres de las distintas épocas puedan creer en el Hijo de Dios encarnado y en su Iglesia continuadora de su misión redentora, sin certeza y estabilidad en la doctrina, la moral y el culto?
  • ¿Es posible creer y obedecer a los Papas si estos pueden enseñar y mandar el error?
  • ¿Si un Papa contradice o corrige a otro Papa anterior porque enseñó un error doctrinal y moral, es posible no creer que este también se pueda equivocar?
  • ¿Si la doctrina católica puede mutar con el correr del tiempo, convirtiendo en falso lo que antes era tenido por verdadero y viceversa, da garantía que todo lo que se enseñaba y se enseña creer no sea un montaje y engaño que se ha ido agregando con el correr del tiempo?

En otro momento, seguiremos profundizando y aclarando un poco más sobre este importante tema. Ora et labora.