Su Santidad Pío XII, de feliz memoria.
4. Si se quiere aclarar aún más el asunto que hemos venido tratando, es necesario tomar en cuenta la enseñanza de un gran doctor de la Iglesia, el jesuita San Roberto Belarmino, él estudio en profundidad la teología sobre la Iglesia, lo que hoy llamaríamos la Eclesiología, que es el estudio dogmático sobre la constitución de la Iglesia. Este aspecto hace que lo dicho por este doctor sea de gran autoridad, más aún si la Iglesia lo declaró santo y doctor.
San Roberto sigue la opinión de que el Papa nunca puede caer en herejía, ni siquiera como persona particular o Doctor privado. Esto consta en su obra, De Romano Pontífice, en el libro IV, Cap. VI, titulado “Acerca del Pontífice según es cierta persona particular”; allí dice lo siguiente:
“Cuarta Proposición. ‘Es probable y puede creerse piadosamente que el Sumo Pontífice no sólo como Pontífice no puede errar, sino que como persona particular tampoco puede ser hereje, creyendo pertinazmente algo falso contra la Fe’. Se prueba, primeramente, porque parece requerirlo la suave disposición de la Providencia de Dios, pues el Pontífice no solamente no debe ni puede predicar la herejía, sino que también debe enseñar siempre la Verdad y sin duda lo hará, puesto que el Señor le mandó confirmar a sus hermanos y por eso añadió: ‘He rogado por ti para que tu Fe no desfallezca’, esto es, para que al menos en tu trono no falte la predicación de la verdadera Fe; ¿pero cómo, pregunto, confirmará a sus hermanos en la Fe y predicará siempre la verdadera Fe un Pontífice herético?...
En segundo lugar, se prueba por los sucesos, pues hasta ahora ninguno fue hereje o ciertamente de ninguno se puede probar que haya sido hereje. Por consiguiente, es señal de que no puede ocurrir. Para más información, confronta a Pighius”. (*)
(*) Albert Pighius fue un teólogo, matemático y astrónomo católico romano holandés. Como teólogo defendió celosamente la autoridad de la Iglesia contra los reformadores. Su obra teológica más importante es una réplica a Enrique VIII de Inglaterra.
Si nos fijamos bien, San Roberto enseña que “es probable y se puede creer piadosamente” que el Papa ni siquiera en cuanto persona particular (o doctor privado) puede caer en herejía. Como es evidente, esto es mucho más exigente que afirmar que el Papa no puede enseñar herejías a la Iglesia universal cuando cumple con su oficio público de Sumo Pontífice, en cuanto doctor público. Es evidente, como la Fe no puede contradecir el sentido común de la razón, significa que si un Papa no puede enseñar errores en lo privado menos lo podría hacer en el ámbito de lo público.
Lo dicho hasta ahora tiene una consecuencia importante, pues no se puede sostener la "herejía"como lo hacen algunos conservadores y tradicionalistas actualmente que un Papa puede cometer errores en la Fe y Moral en su Magisterio Extraordinario o solemne y en su Magisterio Ordinario, excluyendo el Magisterio Ex-cathedra. Si esto fuera verdad la Iglesia no habría declarado como doctor o maestro de la fe a San Roberto Bellarmino, experto eclesiólogo, sería un completo absurdo.
No obstante, algunos detractores de la Infabilidad papal, no pudiendo negar lo dicho por Bellarmino, arguyen que la "opinión" de este santo no cuenta con el apoyo de otros doctores y maestros, es decir, estaría muy solo en su posición. Esto no es verdad, existen suficientes pronunciamientos Papales, conciliares, canónicos, y de grandes santos doctores y teólogos que sostienen la misma doctrina de Bellarmino. No es mi propósito ahora, elaborar una lista de nombres y documentos, ya hay otros que lo han hecho con acopio. Por ahora basta presentar una evidencia suficiente para refutar el error de algunas afirmaciones.
R.P. Felice Maria Cappello S.I
Por ejemplo la postura expresada por San Roberto también ha sido sostenida por grandes teólogos contemporáneos, incluso después de la definición dogmática de Pastor Ætérnus del Concilio Vaticano. Entre ellos está Felice Maria Cappello S.I., un muy eminente teólogo, el cual en una obra llamada De Curia Romana, de 1912, donde afirma sin rodeos: “La opinión que es más probable, de hecho cierta [ver nota], si podemos dar nuestra opinión, es la última, a saber, la que afirma que el Romano Pontífice no puede caer en herejía ni siquiera como doctor privado”. Cappello, asimismo, hace referencia a que el Cardenal Billot sigue la misma posición.
[Nota aclaratoria] Opinión cierta (theologice certum) en teología dogmática no es una simple opinión sin más. Es una sentencia perteneciente a la fe o teológicamente cierta («ad fidem pertinens vel theologice certa») es una doctrina sobre la cual no ha hecho todavía manifestaciones definitivas el magisterio eclesiástico, pero cuya verdad está garantizada por su conexión íntima con la doctrina revelada (conclusiones teológicas), a esto se agrega lo ratificado por el Concilio Vaticano de Pio IX.
5. Otro error común entre conservadores y tradicionalistas no menciono otros grupos por ser abiertamente enemigos del catolicismo romano es criticar el uso que se hace de la famosa cita de San Roberto Belarmino de la pérdida del Papado ipso facto en el supuesto de herejía pública y manifiesta, en cuanto persona particular o doctor privado. Sin embargo, dicha expresión, persona particular, no es ajena a San Roberto, como de hecho podemos apreciar en la cita que recién dimos de él; mas no sólo allí usa esa expresión: por ejemplo, en el mismo lugar citado, en el Cap. II, en donde “Se propone la cuestión: ¿es verdadero el juicio del Papa?”, San Roberto dice:
“Para que, por consiguiente, podamos venir a la cuestión segunda, debe saberse desde el comienzo que el Pontífice puede ser considerado de cuatro maneras. Primero, según es cierta persona particular o Doctor particular…”. Vale decir es un tema que debe ser explicado por estar vinculado al Oficio del Papa.
Además, esta expresión de “Doctor privado” es recurrente en los diversos autores que tratan este tema del supuesto del “Papa herético”. Por ejemplo, los doctores San Alfonso María de Ligorio y San Francisco de Sales, aclaran explícitamente que es en cuanto doctor privado; y en términos generales los teólogos hacen siempre la misma aclaración.
“Los autores, en efecto, comúnmente enseñan que un papa pierde su poder a través de la herejía cierta y notoria, pero si este caso es realmente posible es con razón puesto en duda. Basados, sin embargo, en la suposición de que un Papa pudiera caer en la herejía en cuanto persona privada… ”.
En pocas palabras lo que dice Prümmer es que, así como es dudable que un Papa [legítimo] incurra en una herejía cierta y notoria, también lo es que pudiera caer en la herejía en cuanto persona privada.
Vale la pena aclarar que no faltan aquellos que por una lectura rápida y superfial, más amigos de la disputa que de la profundidad y precisión, suponen que Bellarmino si contempla la posibilidad que un Papa pueda incurrir en una herejía. La realidad es que eso es del todo falso, pues el Santo Doctor deja en evidencia su pensamiento al citar a Pighius como refuerzo de su pensamiento, el cual sostiene que el Papa no puede caer en herejía, como consta en su obra De Romano Pontifice, ya citada anteriormente.
Hay que entender que lo que San Roberto se pregunta en el libro II, Cap. XXX “Sólvitur arguméntum últimum”, De Romano Pontífice, es en el caso hipotético de “si el Papa pudiera ser herético: Si Papa hæréticus esse possit”, qué pasaría; y, en su opinión, da como respuesta que perdería el Papado ipso facto [en el acto, al instante, de inmediato]; pero no afirma para nada en dicho capítulo que “el Papa puede ser hereje”, vale decir, que un Papa pueda ser Papa y hereje a la vez, sería una contradición in terminis.
Para despejar toda duda veamos el texto directamente de San Roberto para comprobar esto que estamos diciendo:
“El argumento décimo: El Pontífice en caso de herejía puede ser juzgado y depuesto por la Iglesia… [ésta es la interrogante; veamos qué dice:]
Respondo: Existen cinco opiniones sobre esta cuestión. La primera es de Alberto Pighius, lib. IV, Cap. 8, Hierarchia ecclesiastica, donde afirma que el Papa no puede ser hereje; y, por consiguiente, no puede ser depuesto en ningún caso, la cual sentencia es probable y puede ser defendida fácilmente, como después mostraremos en su lugar. Pero porque no está determinada [esto es, definida] y la opinión común va en sentido contrario, valdrá la pena ver qué deba responderse si el Papa pudiera ser herético (Si Papa hæréticus esse possit)” (…). No olvidemos que la controversia de si el Papa es o no infalible fue aclarada definitivamente en el Concilio Vaticano celebrado entre los años 1869-1870. Por lo que desconocer o tergiversar este dogma ya no es sostenible, ni tampoco puede ser de libre discusión.
Volvamos a San Roberto, entonces este no afirma de ningún modo que un Papa pueda ser hereje, sino que da su opinión en el caso hipotético de que lo fuera, debido a que era una cuestión teológica disputada en ese tiempo, justificada por el peligro que las ideas protestantes pudieran llegar a infiltrarse en la jerarquía católica, incluso en el Papado. Por el contrario, Bellarmino deja clara su posición al hacer referencia a Alberto Pighius y de hecho en su texto refiere, “como después mostraremos en su lugar”, es el que ya arriba compartimos.
6. Otro argumento utilizado para afirmar que un Papa puede ser Papa aunque sea hereje es citar a San Roberto Bellarmino en lo que dice sobre el caso del Papa Honorio en su obra ya citada por nosotros, De Romano Pontifice, pero alterando por completo lo que dice el santo, como tratando de hacer calzar un círculo en un cuadrado.
Sin embargo, esas supuestas citas, no figura en el capítulo que San Roberto dedica para vindicar a Honorio y demostrar que él no fue hereje. Efectivamente, en el Libro IV, Cap. XI, titulado De Honorio I, en De Románo Pontífice, San Roberto, con relación al Papa Adriano II y Honorio, dice lo siguiente:
“A lo cuarto respondo que Adriano junto con el Sínodo Romano no dijeron abiertamente que Honorio hubiera sido hereje sino que solamente fue dicho que fue anatematizado por los orientales, porque había sido acusado de herejía. Donde se ve que Adriano, por esta razón, dijo que Honorio fue anatematizado “por los orientales”, porque sabía que no fue anatematizado por los occidentales, esto es, por el Concilio de San Martín…"
Replicarás: ‘pero ciertamente creyeron estos Concilios que el Papa podía equivocarse, puesto que creyeron que Honorio fue hereje’. Respondo que creyeron solamente aquellos Padres [del Concilio] que el Papa podía equivocarse como hombre privado, que es una opinión probable, aunque la contraria nos parezca a nosotros más probable [quámvis contrária videátur nobis probabílior]; pues de lo que se acusaba a Honorio es que con cartas privadas favoreció la herejía”.
San Roberto claramente nos está diciendo que el Papa Adriano II no condenó a Honorio por herejía sino que simplemente hizo mención a que los orientales lo habían hecho, que es muy distinto a decir que un Papa como Adriano lo condenó también… Además, en esta cita, una vez más vemos que San Roberto es partidario de que el Papa no puede caer en herejía ni siquiera como “doctor privado”: “aunque la contraria nos parezca a nosotros más probable: quámvis contrária videátur nobis probabílior”, dice el santo doctor.
Cuesta creer que personas que se declaran católicas y que ostentan un ministerio en la Iglesia sean a veces tan poco honestas en presentar pruebas no auténticas que avalen sus dichos. En este tema tan sensible para la Fe católica algunos llegan a fantasear argumentos con tal de salir airosos en un debate o controversia. Son unos verdaderos sofistas de la religión, dejan en evidencia que su fe pende de un hilo, basado en argumentos fideistas de corte protestante totalmente reñidos con el rigor de un acto de fe católico, el asentimiento de fe no es algo irracional, sino supra-racional, ya que supera la razón.
7. También se acostumbra argüir citando a los Papas Inocencio III y Paulo IV, y el Decreto de Graciano para "demostrar" que un Papa, entiéndase legítimo, y en ejercicio, puede desviarse de la Fe. En este caso volvemos a identificar que se toman citas con la misma trampa que vimos en el caso del Papa Honorio, es decir, asignar engañosamente errores al magisterio papal extraordinario y ordinario, basados en supuestos errores del Papa en cuanto "doctor privado" o "persona particular".
Cappello, en la misma obra antes mencionada, dice sobre este tema lo siguiente:
“… 2. Los cánones c.6, D.40, c.13 C.II, q.7, que hablan del Papa herético son apócrifos; 2.º Las palabras de Inocencio III o deben ser referidas en general a los pontífices, esto es, a los obispos; o no deben ser entendidas de la herejía propiamente dicha; o, finalmente, como no pocos autores sostienen, son apócrifas”.
Y finalmente, en el caso de Paulo IV, en la Bula Cum ex apostolátus offício, hay que hacer notar que el Papa dice que si se llegare a ver que un Papa se ha “desviado de la Fe”, entonces se tendrá su elección como Papa por “nula, legalmente inválida y anulada”, que es lo mismo a decir que ese tal nunca fue Papa porque su elección no fue válida.
El Papado como toda otra autoridad debe tener legitimidad de origen, es decir, elegido e investido válidamente de acuerdo a lo establecido por los cánones, y legitimidad de ejercicio, es decir, desempeñar su oficio con fidelidad a la naturaleza de su cargo. Un verdadero Papa con legitimidad de origen recibe automáticamente el carisma de infabilidad para desempañar su cargo, razón por la cual su legitimidad de ejercicio está garantizada por la asistencia divina prometida por N.S. Jesucristo, esto significa que si un Papa pierde su legitimidad por uso indebido de su cargo, se debe necesariamente a que no tiene legitimidad porque hubo un vicio en el origen que impidió que recibiera las gracias necesarias. Y esto se explica por la razón de que Dios no puede fallar en lo que ha empeñado su palabra, y si ha habido fallo sin duda es por causa humana : “Un árbol bueno no puede dar fruto malo y un árbol malo no puede dar fruto bueno." Cf. Mt. 7, 18-20. Y san Pablo en la Segunda Carta a los Corintios, describe a los falsos profetas como ministros de Satanás que se disfrazan como apóstoles de Cristo: "Porque estos falsos apóstoles, son obreros fraudulentos, transfigurándose en apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se transfigura en ángel de luz. Así que, no es mucho si sus ministros se transfiguran como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras." Cf. 2 Corintios 11,13-15
¿Por qué para algunos, incluso creyentes, les es dificil el tema de la infalibilidad? Porque para entender bien la verdad de la infalibilidad del Romano Pontífice se requiere una fe sobrenatural, una fe meramente natural buscará por su escepticismo fideísta (fe ciega) justificar sea como sea la institución del Papado, incluso en el evento de que pueda ser ejercida por un usurpador e impostor, este grave error sucede por no tener fe católica en el origen sobrenatural del Papado.
8. Concluyendo esta sucinta reflexión, simplemente queremos hacer notar que las falsas pruebas que presentan algunos conservadores y tradicionalistas, autodeclarados paladines de la ortodoxia, sea para negar o restringuir la infalibilidad del Sumo Pontífice, no prueban para nada que un Papa verdadero pueda equivocarse en su Magisterio Ordinario cuando habla a toda la Iglesia de Fe y moral.
Negamos categóricamente que la expresión “Doctor privado” se refiere a todo lo que no es “cáthedra pública infalible”, es decir, Magisterio solemne o extraordinario; lo cual sin duda es una afirmación gratuita. Según sus promotores, entonces, cuando el Papa hace una Encíclica, que es un documento público, dirigido a la Iglesia universal para instruirla en Fe y moral, sería un acto magisterial del Papa en cuanto doctor privado. Lo penoso de todo esto es que creen que de esa manera lograr defender y mantener en pie la institución del Papado, cuando en realidad lo que hacen es despojar al Papado de la obediencia debida a su alta investidura como Vicario de Jesucristo. Dicho sea de paso, la actual crisis religiosa del catolicismo se debe en gran medida a que los Papas no fueron escuchados y obedecidos oportunamente.
Que nos quede claro: un Papa verdadero es infalible y está asistido en su Magisterio Ordinario, y que creerlo sea un absurdo o una herejía, como hacen creer algunos malos católicos a los incautos creyentes. Téngase por cierto que aquellos que no creen o restringuen la Infalibilidad del Sumo Pontífice comprometen gravemente la salvación de su alma.
Como no queremos recargar en exceso este breve estudio con más citas que apoyan lo que un verdadero fiel católico romano debe creer y conocer sobre la existencia y extensión del dogma de la Infalibilidad Pontificia, sólo citaremos para finalizar una corta de Pío XII, en su Encíclica Mýstici Córporis:
“Pues, la misión —que llaman— jurídica de la Iglesia y la potestad de enseñar, gobernar y administrar los Sacramentos… poseen, para edificar el Cuerpo de Cristo, la fuerza y vigor sobrenatural, porque Cristo Jesús pendiente de la Cruz abrió para su Iglesia la fuente de los divinos dones, por los cuales NUNCA podría enseñar a los hombres una doctrina falsa…”.
¿Cómo sería ello posible si tan sólo fueran infalibles las definiciones solemnes y no también el Magisterio Ordinario?
Y para finalizar, esta cita de S. S. León XIII, Encíclica Satis Cognitum, nro. 20, donde afirma infaliblemente:
«Si hay, pues, un punto que haya sido revelado evidentemente por Dios y nos negamos a creerlo, no creemos en nada de la fe divina». Pues el juicio que emite Santiago respecto de las faltas en el orden moral hay que aplicarlo a los errores de entendimiento en el orden de la fe. «Quien se hace culpado en un solo punto, se hace transgresor de todos» (Sant 2,10). Esto es aún más verdadero en los errores del entendimiento. No es, en efecto, en el sentido más propio como pueda llamarse transgresor de toda la ley a quien haya cometido una sola falta moral, pues si puede aparecer despreciando a la majestad de Dios, autor de toda la ley, ese desprecio no aparece sino por una suerte de interpretación de la voluntad del pecador. Al contrario, quien en un solo punto rehúsa su asentimiento a las verdades divinamente reveladas, realmente abdica de toda la fe, pues rehúsa someterse a Dios en cuanto a que es la soberana verdad y el motivo propio de la fe. «En muchos puntos están conmigo, en otros solamente no están conmigo; pero a causa de esos puntos en los que no están conmigo, de nada les sirve estar conmigo en todo lo demás» (San Agustín, Enarrat. in Psalm. 54 n.19).
Y continúa: «Nada es más justo; porque aquellos que no toman de la doctrina cristiana sino lo que quieren, se apoyan en su propio juicio y no en la fe, y al rehusar «reducir a servidumbre toda inteligencia bajo la obediencia de Cristo (2 Corintios 10,5) obedecen en realidad a sí mismos antes que a Dios. «Vosotros, que en el Evangelio creéis lo que os agrada y os negáis a creer lo que os desagrada, creéis en vosotros mismos mucho más que en el Evangelio»[San Agustín, Contra Faustum manich. XVII c.3.].
Por consiguiente, que nos quede claro: un Papa verdadero es infalible y está asistido en su Magisterio Ordinario, y que el creerlo sea un absurdo y una herejía, como les dicen algunos malos católicos a los incautos creyentes, es un error culpable. Téngase por cierto que aquellos que no creen o restringen la infalibilidad del Sumo Pontífice comprometen gravemente la salvación de su alma. NO BASTA CON RECONOCER AL PAPA HAY QUE OBEDECER Y ACATAR TODO LO QUE ENSEÑA Y MANDA, la única forma lícita de no obedecerle es que NO SEA un Papa legítimo, resistir reconociéndolo como verdadero Papa es un ACTO CISMÁTICO, esta es la enseñanza católica romana tradicional.
Resulta paradojal constatar que aquellos que cuestionan, restringen o niegan la infalibilidad papal se erigen como defensores del Papado y de la ortodoxia de la Iglesia católica romana, y a la vez, tengan la hipocresía de acusar de cismáticos a los que defienden católicamente la infalibilidad del Papa, tanto extraordinaria como ordinaria. En esto se cumple al adagio: el ladrón detrás del juez. Ora et labora.