lunes, 19 de agosto de 2024

LIBRO SUGERIDO: El Silabario de la Moral Cristiana - Mons. Francesco Olgiati.

                               



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Descripción de la versión digitalizada

Título: Silabario de la Moral Cristiana

Autor: OLGIATI, Mons. Francisco

Traducción de A.C.A.

Editorial: Imprenta y editorial "San Francisco", Padre Las Casas, 1936.


Nota:

Este es el segundo libro que llevamos digitalizado de las obras de Mons. Francesco Olgiati. Próximamente iremos publicando el resto de sus libros como un servicio al apostolado del buen libro católico; los cuales muchos de ellos, por desgracia, ya no son reeditados nuevamente como libro.


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Semblanza del autor


MONSEÑOR FRANCESCO OLGIATI


MAESTRO DE LO SOBRENATURAL

Filósofo neoescolástico. Fue sacerdote y profesor de filosofía en la universidad Católica del Sacro Cuore. Puso todo su empeño, por una parte, en la afirmación de un tomismo puro, sin concesiones ni compromisos metafísicos, y por otra, en la demostración de la apertura de este sistema filosófico para asimilar los nuevos descubrimientos de la verdad llevados a cabo por las filosofías modernas.

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Nació en Busto Arsizio, en la provincia de Varese, el 1 de enero de 1886, hijo de Giuseppe y Teresa Ferrario.

Después de terminar la escuela primaria, ingresó en el seminario, donde fue alumno de Carlo Dalmazio Minoretti, futuro cardenal y arzobispo de Génova. La primera parte de su formación terminó el 13 de junio de 1908, cuando fue ordenado sacerdote en la catedral de Milán por el cardenal Andrea Carlo Ferrari.

Ese mismo año conoció a Agostino Gemelli, con quien inmediatamente inició una amistad duradera, basada en compartir un ideal del catolicismo en el que la relación entre fe y política se refería explícitamente al modelo medieval de "sociedad orgánica". Ya a partir del año siguiente, sobre la base de ese acuerdo ideal, comenzó una fructífera y larga colaboración entre ambos. Olgiati comenzó a escribir para la Revista de filosofía neoescolástica y a dedicarse a las actividades de la Sociedad Italiana de Estudios Psicológicos y Religiosos, ambas fundadas poco antes por Gemelli (en 1909 y 1912 respectivamente).

En 1913 fue nombrado archivero de la Curia arzobispal de Milán, siendo al mismo tiempo director espiritual de la Marcelina.

En 1914 fundó la revista Vita e pensiero junto con Gemelli y Ludovico Necchi. El editorial inaugural, titulado Medioevalismo (1914, pp. 1-24), representaba en su título y contenido el manifiesto de un vasto proyecto de reconquista católica de la cultura italiana, con referencia a aquella visión que se reflejaba en el modelo medieval y era opuesto al liberalismo y la modernidad. También se incluía en este proyecto el objetivo totalmente moderno de fundar una universidad católica que, a través de la formación de las nuevas clases dominantes, pretendía dar a los católicos un lugar destacado en la vida cultural, social y política italiana.

Ya durante la guerra Gemelli, Necchi, Olgiati, junto con Armida Barelli y Ernesto Lombardo, trabajaron para crear esa universidad; El proyecto se concretó el 8 de diciembre de 1921 con la bendición del entonces cardenal Achille Ratti, ya cerca del trono.

Los análisis historiográficos de Olgiati sobre el movimiento católico, pero también su compromiso directo con el contexto social, se debieron al gran cambio que la entrada en política del mundo católico italiano había producido y seguía produciendo. Fue una oportunidad que tanto Olgiati como Gemelli aprovecharon de manera muy diferente a Luigi Sturzo: en 1919 publicaron un folleto conjunto, que criticaba el enfoque sturziano del Partido Popular, titulado El programa del Partido Popular Italiano: ¿cómo no? es y como debe ser, Milán 1919. En 1920 Olgiati y Gemelli crearon también La revista del clero italiano.

Mientras continuaban sus actividades en el campo cultural, Olgiati recibió su primer reconocimiento oficial de la Santa Sede: en 1922, Pío XI le concedió el título de ayuda de cámara secreto de Su Santidad. Desde 1923 fue canónigo honorario del capítulo metropolitano de Milán.

Desde 1922 fue miembro del comité permanente y de la junta directiva del Instituto de Estudios Superiores Giuseppe Toniolo, organismo financiador de la Universidad Católica (se convertiría en presidente tras la muerte de Gemelli en 1959), y desde 1924 tuvo un lugar en el consejo de administración de la universidad.

En la Católica asumió inmediatamente la tarea de enseñar metafísica. En 1924 -cuando para obtener el reconocimiento legal la universidad tuvo que homologar las cátedras con las de otras universidades- obtuvo el título de profesor de historia de la filosofía y amplió el número de sus cursos, asumiendo las enseñanzas de historia de la filosofía moderna, filosofía, religión y pedagogía y desde 1926-27 también la de filosofía del derecho. En 1930, tras superar un concurso universitario, en el que también participaron los filósofos Emilio Chiocchetti y Antonio Banfi, obtuvo la cátedra de historia de la filosofía moderna, convirtiéndose en profesor titular en 1933. La comisión examinadora estuvo compuesta por Giovanni Gentile, Armando Carlini y Augusto Guzzo.

En 1933, en el vigésimo quinto año de su sacerdocio, Pío XI también le concedió el título de protonotario apostólico. En 1940 recibió otro honor, esta vez de carácter secular, el de caballero de la Corona de Italia.

Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1943-45, fue decano de la facultad de literatura y filosofía. Después de la liberación también ocupó temporalmente el cargo de prorrector.

En la década de 1950 recibió numerosos premios por su actividad docente, entre ellos, en 1955, la medalla de oro al mérito en la escuela, la cultura y el arte, a propuesta del entonces Ministro de Educación Pública, Paolo Rossi, y en 1958 la medalla de oro por los meritorios de la provincia de Milán. En 1960 el Ayuntamiento de Busto Arsizio le concedió la placa de oro de los ciudadanos meritorios y fue nombrado miembro de los consultores de la comisión pontificia de seminarios y universidades de estudios para la preparación del Concilio Vaticano II.

En 1960 enfermó y pasó gran parte de su tiempo en el retiro de verano de Santa Cristina di Borgomanero en la provincia de Novara. A pesar de su enfermedad, tras la muerte de Gemelli se vio obligado a seguir personalmente las obras de Toniolo y Cattolica. En 1961 dejó la docencia en la universidad.

Ese mismo año se realizó el proyecto concebido y deseado por Gemelli para la creación de la facultad de medicina, del que Olgiati, hospitalizado y operado en el Fatebenefratelli de Milán, dijo irónicamente que era el primer paciente.

Murió el 21 de mayo de 1962 en su casa de via Duomo 16 de Milán.

martes, 6 de agosto de 2024

CON TRISTEZA COMUNICAMOS QUE EL ADMINISTRADOR DE "Trono de Dios Marana thà" HA SIDO SEDUCIDO POR LA BABILONIA DE MONTINI

COMUNICADO


El canal Trono de Dios, en otro giro copernicano, ha vuelto a la Babilonia de Montini, considera el Conciliábulo Vaticano II como enseñanzas infalibles de la Iglesia, conciliábulo que en una de sus constituciones dogmáticas niega implícitamente a la Santísima Trinidad y niega a N.S.J.C. (Lumen Gentium 16, Catecismo Wojtyliano 841, Al-Coran Sura An-Nisa 171), el administrador considera a Bergoglio como la Voz viviente del Espíritu Santo en la tierra, órgano de la Verdad, y que hace en la tierra las veces de Dios.

Oremos por él y su pronta conversión a la Esposa de N.S.J.C. la Santa Madre Iglesia Católica Apostólica y Romana, hoy eclipsada por la Gran Ramera del Apocalipsis como las Sagradas Escrituras nos advirtieron.

Publicamos y adherimos el comunicado público de nuestro blog hermano:  

lunes, 5 de agosto de 2024

LECTIO DIVINA SEMANAL, CORRESPONDIENTE AL SANTO EVANGELIO DEL DOMINGO XI DESPUÉS DE PENTECOSTÉS (04/08/2024)



La lectio divina es una lectura reflexiva y orante de algún pasaje de la Sagrada Escritura. Fue practicada por los monjes de vida contemplativa desde muy antiguo. Es un método para ponernos en la presencia Dios, a profundizar en su misterio, a confiar en su amor, a abrirnos a la escucha y reflexión de su Doctrina y a dialogar íntimamente con Él, dejando que su Espíritu nos santifique, nos oriente y transforme nuestra vida según su Santa Voluntad.

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Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
℟. Gloria a Ti, Señor.
Mc 7:31-37

En aquel tiempo: Dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano. Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y mirando al cielo, suspiró y le dijo: Effetá esto es, «ábrete». Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».

℟. Alabanza a Ti, oh Cristo.

S. Por las palabras de este Evangelio, sean borrados nuestros pecados.

COMENTARIO

1.- La curación de este sordomudo, como todos los milagros de Jesús, demuestra su PODER DIVINO. Dice el Catecismo: "Dios puede hacer todo lo quiere; Dios es Omnipotente" (Todopoderoso).

Tenemos una prueba de ello en este milagro.

Es corriente hoy día hablar de milagro al encontrarnos ante una atrevida operación quirúrgica o un descubrimiento sensacional de la ciencia, tal como las aplicaciones de la energía atómica. Y la cosa no es tan disparatada.

Pero no hay que olvidar nunca que el hombre llega a esos resultados que llamamos milagrosos VALIENDOSE SIEMPRE DE LOS MEDIOS ADECUADOS y empleando siempre un gran lapso de tiempo, mientras que DIOS NI USA INSTRUMENTOS NI NECESITA DEL TIEMPO. Como creó con el solo PODER DE LA PALABRA, expresión de su mente divina, así realiza milagros sin otro imperio que el de la voz.

Aquí es verdad que Jesús utilizó medios: metió el dedo en la oreja del sordo y tocó con su saliva la lengua del mudo, pero ¡qué medios! No sólo son insignificantes, sino hasta contraproducentes humanamente hablando. Dios para obrar un milagro no necesita signos, si lo utiliza es para amoldarse a nuestra condición material.

Sólo es su palabra "¡Efeta!" lo que cura, es decir, aquello que piensa y quiere se hace realidad.

2.- Otra reflexión cabe hacer, y de la máxima importania: Jesús realiza todos sus milagros únicamente para hacer bien.

Sólo el demonio efectúa obras maravillosas para hacer mal. Y, en pos de él, solo los charlatanes, los magos, los brujos, los hombres malos, se sirven del poder para actos pecaminosos.

En cambio, "Dios no puede hacer el mal, porque no puede quererlo, siendo bondad infinita; pero lo tolera para dejar libres a las criaturas, sabiendo luego sacar el bien incluso del mal", como dice el Catecismo.

3.- Pero aquí se nos ocurre una pregunta que quema nuestros labios: "¿Por qué Dios, que es Bondad infinita y que sólo quiere el bien, no aplasta el mal, como una serpiente venenosa? ¡Le costaría tan poco! ¿Por qué, pues, no lo hace, mientras el mal atormenta terriblemente a los buenos y engendra el escándalo en sus corazones oprimidos?".

No es fácil contestar a tales preguntas que parten de corazones desgarrados. Pero, al menos, debe de ser fácil recordar que Dios tiene un concepto del bien muy distinto del nuestro, y además, debemos tener en cuenta que si Dios permite el mal es porque tiene razones para permitirlo.

Admiramos la omnipotencia de Dios cuan crea las obras de la naturaleza, cuando detiene las fuerzas encaminadas a la destrucción, cuando devuelve la salud a una pobre criatura languideciente, cuando desbarata los torpes designios del deshonesto, cuando rompe el yugo férreo de los violentos.

Pero no debemos olvidar nunca que para el Señor la paciencia del justo en medio de los padecimientos es un bien muchísimo mayor que la creación de un mundo, porque un mundo es cosa material, mientras que el acto de fe (convicción), esperanza (confianza) y de amor (darse, dar) de una criatura racional es una palpitación de vida que se eterniza.

Como incurriría en desatino un padre al inutilizar el esfuerzo del hijo empeñado en la realización de una obra de arte que le consume físicamentre, tampoco sería Dios, la Sabiduría y Bondad infinitas, si, por evitar a sus mejores hijos las persecusiones y sufrimientos, interrumpiese el largo y tenaz esfuerzo que ha de llevarlos a la perfección de su espíritu inmortal. LA VIRTUD SE EJERCE, SE DEMUESTRA Y SE ACRECIENTA ANTE LA PRUEBA Y LA EXIGENCIA.

4.- Ilustrados, pues, con estas consideraciones fundadas en la fe en la doctrina revelada, retrocedamos más bien al día de nuestro Bautismo, cuando el Sacerdote, en nombre de Dios, realizó sobre nosotros los mismos actos que Jesús con el sordomudo; y, conservando siempre vivo en nuestra mente el sentido de la vida sobrenatural que nos ha dado el Señor, movamos con la oración confiada, su Omnipotencia en nuestro auxilio, para que, pasando a través del fuego y del agua de la vida presente, podamos llegar, aureolados de belleza, a la patria del gozo eterno.

Fuente: Homilario dogmático, Mons. José Angrisani. Adaptado y completado por Benito Santomás.




domingo, 4 de agosto de 2024

DOMINGO XI DESPUÉS DE PENTECOSTÉS - 04-08-2024

 


 

DOMINGO XI DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

 


 

Este Domingo, el undécimo de San Mateo, recibe el nombre entre los Griegos de la parábola del rey que hizo rendir cuentas a sus servidores[1]. En Occidente se le llama Domingo del Sordomudo desde que el Evangelio del Fariseo y del Publicano se trasladó al Domingo anterior. La Misa actual conserva aún, como será fácil comprobar, más de un recuerdo de la antigua disposición.

En los años en que la Pascua se aproxima lo más cerca posible al 21 de Marzo, la lectura de los libros de los Reyes se prosigue hasta esta semana, que nunca llega a pasarla. En el Oficio de la noche son tema de las primeras lecciones: la enfermedad de Ezequías y la curación milagrosa obtenida por las oraciones del santo rey[2].

 

MISA

QUE SOLO PUEDE SER OFICIADA SEGÚN LAS RÚBRICAS DE LA IGLESIA, QUE CONDENAN EL ACCIONAR IRREGULAR Y ACATÓLICO DE CONCILIARES DEL VATICANO II, THUCISTAS Y LEFEBVRISTAS

 

El sabio y piadoso Abad Ruperto, escribiendo antes del cambio verificado en el orden de las lecturas evangélicas, explica en estos términos la elección del Introito del día hecha por la Iglesia "El publicano en el Evangelio se acusa y dice: Soy indigno de elevar los ojos al cielo. Pablo en la Epístola le imita diciendo: Soy el menor de los apóstoles, que ni merezco ser llamado apóstol, por haber perseguido a la Iglesia de Dios. Así pues, como esta humildad que se nos presenta como ejemplo, es la guardiana de la unión entre los servidores de Dios, haciendo que el uno no se levante contra el otro[3]; del mismo modo es muy natural que se cante al principio el Introito, en el cual habla del Dios que hace que habiten los hombres en su casa con un solo espíritu"[4].

 

INTROITO

Dios está en su lugar santo: Dios nos hace habitar unánimes en su casa: El mismo dará vigor y fortaleza a su pueblo. — Salmo: Levántese Dios, y disípense sus enemigos: y huyan de su presencia los que Le odian. V. Gloria al Padre.

 

Nada tan conmovedor como la Colecta de este día cuando se relaciona con el Evangelio que primitivamente la acompañaba. Con ser menos inmediata hoy esta aproximación, esta conexión no ha desaparecido aún, puesto que la Epístola, como diremos en su lugar, continúa, con el ejemplo de San Pablo, la lección de humildad que nos daba el publicano arrepentido. Ante el espectáculo que ofrece siempre a sus ojos maternales este publicano despreciado del judío, mientras golpea su pecho y sin apenas poder, por su profundo dolor, pronunciar una palabra, la Santa Iglesia, conmovida hasta lo más profundo de sus entrañas, viene a completar y ayudar su oración. Con inefable delicadeza pide a Dios Todopoderoso que, por su misericordia infinita, haga recobrar la paz a las conciencias intranquilas, perdonando los pecados, y que otorgue lo que la misma oración de los pobres pecadores no osa pedir en su reservado temor.

 

COLECTA

Omnipotente y sempiterno Dios, que, con la abundancia de tu piedad, excedes los méritos y deseos de los suplicantes: derrama sobre nosotros tu misericordia; para que perdones lo que la conciencia teme, y añadas lo que la oración no se atreve a pedir. Por nuestro Señor.

 

EPÍSTOLA

Lección de la Epístola del Ap. S. Pablo a los Corintios. (I, XV, 1-10).

Hermanos: Os recuerdo el Evangelio que ya os prediqué, el que ya recibisteis, y en el cual permanecéis, y por el cual os salvaréis, si retenéis la palabra que os prediqué, y no creéis en vano. Porque os enseñé, en primer lugar, lo que yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras: y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, según las Escrituras: y que fue visto por Cefas y después de él, por los Once. Después fue visto por más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven todavía, otros, en cambio, ya murieron. Después fue visto por Santiago, después por todos los Apóstoles: y, al último de todos, como a un abortivo, se apareció también a mí. Porque yo soy el mínimo de los Apóstoles, que no soy digno de ser llamado Apóstol, pues perseguí a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no ha sido vana en mí.

 

CONTRICCIÓN Y CARIDAD

El Domingo pasado el Publicano nos recordaba la humildad que conviene al pecador. Hoy, el Doctor de las gentes nos muestra en su propia persona, que esta virtud cae bien asimismo al hombre justificado, que recuerda las ofensas que en otro tiempo hizo al Altísimo. El pecado del justo, aunque perdonado ya hace mucho, permanece sin cesar ante sus ojos[5]; siempre dispuesto a acusarse a sí mismo[6], no ve en el perdón y en el olvido de la ofensa por parte de Dios[7], sino un nuevo motivo para no olvidar jamás sus faltas. Los favores celestiales que vienen a recompensar la sinceridad de su arrepentimiento, conduciéndole más adelante en el conocimiento de los derechos de la justicia infinita[8], le revelan más aún la enormidad de los crímenes voluntarios que han venido a juntarse" a la mancha original[9]. Una vez entrado en este camino, la humildad no es para él solamente una satisfacción dada a la justicia y a la verdad por su inteligencia esclarecida de lo alto; sino que, a medida que vive con Dios en unión cada vez más estrecha, y conforme va elevándose por la contemplación en la inteligencia y en el amor, la caridad divina, que le apremia cada vez más de todos los modos[10], es causa del mismo recuerdo de sus faltas. Sondea el abismo de donde la ha sacado la gracia, para lanzarse desde estas profundidades del infierno, más vehemente, dominante y activa. Entonces el pecador de otros tiempos no se contenta con el reconocimiento de las riquezas sin número que obtiene hoy de la divina liberalidad, sino que la confesión de sus miserias pasadas sale de su alma arrebatada como un himno al Señor.

 

NUESTRA COLABORACIÓN A LA GRACIA

Por la gracia de Dios soy lo que soy, debe decir, en efecto, el justo con el Apóstol; y cuando esta verdad fundamental arraigue en su alma, puede con él añadir sin temor: Su gracia no ha sido en mi estéril. Pues la humildad descansa sobre la verdad: se faltaría a la verdad imputando al hombre, lo que en el hombre viene del Ser supremo; sería también ir contra ella, el no reconocer con los santos las obras de la gracia que Dios ha puesto en ellos. En el primer caso se iría contra la justicia tanto como contra la verdad; en el segundo contra la gratitud. La humildad, cuyo fin directo es evitar estos daños causados a la gloria debida a Dios refrenando las ansias de la soberbia, viene a ser por otra parte el más seguro auxilio del agradecimiento, noble virtud, que, en los caminos de aquí abajo, no tiene mayor enemigo que el orgullo.

 

GLORIARSE EN DIOS

Cuando la Virgen proclamaba que todas las generaciones la llamarían bienaventurada, el entusiasmo divino que la animaba, no consistía menos en el éxtasis de su humildad que de su amor. La vida de las almas escogidas presenta a cada paso transportes sublimes de esta clase, en que, aplicándose a sí el cántico de su Reina, magnifican al Señor cantando las cosas grandes que hace por ellas con su poder. Cuando San Pablo, después del bajo aprecio que siente de sí, al compararse con los otros Apóstoles, añade que la gracia ha sido en él productiva y que ha trabajado más que todos ellos, no creamos que cambia de tema, o que el Espíritu que le dirige quiere corregir de este modo sus primeras expresiones; una sola necesidad, un mismo y único deseo le inspira estas palabras aparentemente diversas y contrarias: el deseo y la necesidad de no frustrar a Dios la gloria en sus dones, ya sea por la apropiación del orgullo, ya por el silencio de la ingratitud.

El Gradual ha sido puesto, según las obras de los piadosos intérpretes de la Liturgia, como la acción de gracias de los humildes, curados por Dios en conformidad con la esperanza que tenían puesta en El.

 

GRADUAL

En Dios esperó mi corazón, y he sido ayudado: y ha reflorecido mi carne, y le alabaré con toda mi voluntad. y. A Ti, Señor, he clamado: Dios mío, no calles: no Te apartes de mí.

Aleluya, aleluya. V. Ensalzad a Dios, nuestro ayudador, cantad jubilosos al Dios de Jacob: cantad un salmo alegre con la cítara. Aleluya.

 

EVANGELIO

Continuación del santo Evangelio según S. Marcos. (VII, 31-37).

En aquel tiempo, saliendo Jesús de los límites de Tiro, fue, por Sidón, al mar de Galilea, por medio de los confines de la Decápolis. Y le presentaron un sordomudo, y le rogaron que le impusiera las manos. Y, tomándole aparte de la turba, metió sus dedos en las orejas de él: y, escupiendo, tocó su lengua: y, mirando al cielo, suspiró, y díjole: Ephphetha, que significa: ¡Abríos! Y al punto se abrieron sus oídos, y se soltó el nudo de su lengua, y habló bien. Y les ordenó que no lo dijeran a nadie. Pero cuanto más se lo prohibió El, más lo divulgaron ellos: y tanto más se admiraron, diciendo: Todo lo ha hecho bien: ha hecho oír a los sordos y hablar a los mudos.

 

EL GÉNERO HUMANO ENFERMO

Los Santos Doctores nos enseñan que este hombre representa a todo el género humano, excepción hecha del pueblo judío. Abandonado desde tantísimo tiempo en las regiones del aquilón, donde solamente reinaba el príncipe del mundo, experimentó los efectos desastrosos del olvido en que parece le tenía su Creador y Padre, como consecuencia del pecado original. Satanás, cuya pérfida astucia le hizo salir del paraíso, apoderándose de él, se excedió a sí mismo en la elección del medio que puso para salvaguardar su conquista. Con ladina tiranía redujo a su víctima a un estado de mutismo y de sordera, con que le tiene bajo su imperio más seguro que amarrado con cadenas de diamante; mudo para implorar a Dios, sordo para oír su voz; los dos medios de que podía servirse para libertarse, los tiene impedidos. Satanás, el adversario de Dios y del hombre, puede felicitarse. ¡Se ha dado al traste, a lo que puede creerse, con la última de las creaciones del Todopoderoso, se ha dado al traste con el género humano sin distinción de familias y de pueblos; pues hasta la misma nación conservada por el Altísimo como su parte escogida en medio de la defección de los pueblos[11], se ha aprovechado de sus ventajas para renegar con más crueldad que todos los demás, de su Señor y su Rey!

 

EL MILAGRO

El Hombre-Dios gimió al ver una miseria tan extrema. Y ¿cómo no lo iba a hacer considerando los estragos ocasionados por el enemigo en este ser escogido? Así pues, levantando los ojos siempre misericordiosos de su santa humanidad[12], ve el consentimiento del Padre a las intenciones de su misericordiosa compasión; y, usando de aquel poder creador que en el principio hizo perfectas todas las cosas, pronuncia como Dios y como Verbo[13] la palabra omnipotente de restauración: ¡Ephphetha! La nada, o más bien, en este caso, la ruina, que es peor que la nada, obedece a esta voz tan conocida; el oído del infortunado se despierta; se abre con placer a las enseñanzas que le prodiga la triunfadora ternura de la Iglesia, cuyas oraciones maternales han obtenido esta liberación; y, penetrando en él la fe y obrando al mismo instante sus efectos, su hasta aquí trabada lengua vuelve a tomar el cántico de alabanza al Señor, interrumpido por el pecado desde hacía siglos[14].

 

LA ENSEÑANZA

Con todo eso, el Hombre-Dios quiere más, con esta curación, instruir a los suyos, que manifestar el poder de su palabra divina; quiere revelarles simbólicamente las realidades invisibles producidas por su gracia en lo secreto de los sacramentos. Por esto, conduce aparte al hombre que le presentan, lo lleva lejos de esa turba tumultuosa de pasiones y de vanos pensamientos que le habían hecho sordo a las cosas del cielo: ¿de qué serviría, en efecto, curarle si tiene el peligro de volver a caer nuevamente por no hallarse alejadas las causas de su enfermedad? Jesús, asegurando el futuro, mete en los oídos del cuerpo del enfermo sus dedos sagrados, que llevan el Espíritu Santo y hacen penetrar hasta los oídos de su corazón la virtud reparadora de este Espíritu de amor. Finalmente, con mayor misterio aún, puesto que la verdad que se trata de expresar es más profunda, toca con saliva de su boca divina esta lengua que se había hecho impotente para la confesión y la alabanza; y la Sabiduría, pues ella es la que se significa aquí místicamente, la Sabiduría que sale de la boca del Altísimo y, cual onda embriagadora, fluye sobre nosotros de la carne del Salvador, abre la boca del mundo del mismo modo que hace elocuente la lengua de los niños que aún no sabían hablar[15].

 

RITOS DEL BAUTISMO

También la Iglesia, para hacernos ver que el relato evangélico se refiere en figura, no a un hombre aislado sino a todos nosotros, ha querido que los ritos del bautismo de cada uno de sus hijos recuerden las circunstancias de la curación que se nos acaba de relatar. Su ministro, antes de sumergir en el baño sagrado al escogido que le presenta, debe depositar en su lengua la sal de la Sabiduría, y tocar los oídos del neófito, repitiendo la palabra que Cristo dijo al sordomudo: Ephphetha, que significa: abríos.

En el Ofertorio se deja oír el canto de los humildes, libertados, curados y ensalzados por Dios.

 

OFERTORIO

Te exaltaré, Señor, porque me has socorrido, y no consentiste que se riesen de mí mis enemigos: Señor, clamé a Ti, y me has sanado.

 

La asamblea de los siervos de Dios, le suplica en la Secreta que acepte sus dones, y que haga del Sacrificio el homenaje de su servidumbre y el sostén de su debilidad.

 

SECRETA

Suplicámoste, Señor, mires propicio nuestra servidumbre: para que lo que te ofrecemos, sea un don grato a Ti, y sirva de ayuda a nuestra flaqueza. Por nuestro Señor.

 

La Antífona elegida para la Comunión no puede venir mejor, en un tiempo en que los trabajos de la siega y de la recolección están en todas partes en plena actividad. Debemos, en efecto, tratar de ofrecer al Señor, por intermedio de su Iglesia y de sus pobres, las primicias de estos bienes que recibimos de sus manos. Mas si queremos en verdad honrar con ello a Dios, guardémonos de imitar la jactancia del Fariseo en el cumplimiento del deber tan sencillo y tan provechoso a quien lo cumple.

 

COMUNIÓN. — REALIZAR LA COMUNIÓN ESPIRITUAL, VERDADERA COMUNIÓN [01]

Honra al Señor con tu riqueza, y con las primicias de tus frutos: y se llenarán tus graneros plenamente y tus lagares rebosarán de vino.

 

El sagrado remedio de los Misterios obra en el cuerpo y en el alma; produciendo de este modo la salvación del uno y de la otra, es la verdadera gloria del cristiano. En la Poscomunión, la Iglesia implora para sus hijos esta plenitud efectiva del Sacramento.

 

POSCOMUNIÓN

Suplicámoste, Señor, hagas que, con la recepción de tu Sacramento, sintamos su ayuda en el alma y en el cuerpo: para que salvados ambos, nos gloriemos de la plenitud de tu celestial remedio. Por nuestro Señor.

 

— DOM PRÓSPERO GUÉRANGER, El Año Litúrgico, Primera Edición Española Traducida Y Adaptada Para Los Países Hispano-Americanos Por Los Monjes De Santo Domingo De Silos.

NIHIL OBSTAT: F.R. FRANCISCVS SÁNCHEZ. 0. S. H. Censor ordinis.

IMPRIMATVR: P. ISAAC M. TORIBIOS, Abbas Silensis, Ex Monasterio Sancti Dominici de Silos, die 7.I.1953

 

 

 

Notas

 

[01] COMUNIÓN ESPIRITUAL, VERDADERA COMUNIÓN: https://www.facebook.com/photo?fbid=381902818003537&set=a.235028616024292

[1] San Mateo XVIII, 23-35.

[2] IV Reyes XX.

[3] I Corintios IV, 6.

[4] Libro de los Oficios divinos XII, 11.

[5] Salmo L, 5.

[6] Proverbios XVIII, 17.

[7] Ezequiel XVIII, 22.

[8] Salmo LXX, 16.

[9] Salmo I, 6-7.

[10] II Corintios V, 14.

[11] Deuteronomio XXXII, 9.

[12] San Juan XI, 42.

[13] Ibid., I, 3.

[14] Salmo L, 17.

[15] Sabiduría X, 21.


Visto: https://annvmliturgicvs.blogspot.com/