8. El sacramento del bautismo es necesario para la salvación
Para mostrar además que el sacramento del bautismo es necesario para la salvación, voy a citar muchas otras declaraciones infalibles de la cátedra de San Pedro.
Papa Pablo III, Concilio de Trento, sesión 7, canon 5 sobre el sacramento del bautismo, ex cathedra: “Si alguno dijere que el bautismo [el sacramento] es libre, es decir, no necesario para la salvación (Juan 3, 5), sea anatema”[1].
Esta definición dogmática infalible de la cátedra de San Pedro condena a quien dice que el sacramento del bautismo no es necesario para la salvación. El sacramento del bautismo es necesario para todos para su salvación, primero, porque, como el Concilio de Trento define, toda la humanidad (excepto la Santísima Virgen María) es concebida en un estado de pecado original como resultado del pecado de Adán, el primer hombre. El sacramento del bautismo también es necesario para la salvación de todos porque es el medio por el cual la persona queda marcada como miembro de Jesucristo e incorporada a su Cuerpo Místico. Y al definir la verdad de que todos los hombres son concebidos en el estado de pecado original, el Concilio de Trento declaró específicamente, en su decreto sobre el pecado original, que la Santísima Virgen María fue una excepción[2]. Pero al definir la verdad de que el sacramento del bautismo es necesario para la salvación, el Concilio de Trento no hizo ninguna excepción en absoluto.
Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, “Exultate Deo”, 22 de noviembre de 1439, ex cathedra: “El primer lugar entre los sacramentos lo ocupa el santo bautismo, que es la puerta de la vida espiritual pues por él nos hacemos miembros de Cristo y del cuerpo de la Iglesia. Y habiendo por el primer hombre entrado la muerte en todos, si no renacemos por el agua y el Espíritu, como dice la Verdad, no podemos entrar en el reino de los cielos (Juan 3, 5). La materia de este sacramento es el agua verdadera y natural”[3].
Papa Inocencio III, Cuarto Concilio de Letrán, Constitución 1, 1215, ex cathedra: “En cambio, el sacramento del bautismo (que se consagra en el agua por la invocación de Dios y de la indivisa Trinidad, es decir, del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo) aprovecha para la salvación, tanto a los niños como a los adultos fuere quienquiera el que lo confiera debidamente en la forma de la Iglesia”[4].
Papa Benedicto XIV, Nuper ad nos, 16 de marzo de 1743, Profesión de Fe: “Igualmente [profeso], que el bautismo es necesario para la salvación y, por ende, si hay inminente peligro de muerte, debe conferirse inmediatamente sin dilación alguna y que es válido por quienquiera y cuando quiera que fuere conferido bajo la debida materia y forma e intención”[5].
Papa Pío XI, Quas primas, # 15, 11 de diciembre de 1925: “Tal se nos propone ciertamente en los Evangelios que para entrar en este reino los hombres han de prepararse haciendo penitencia, y no pueden de hecho entrar si no es por la fe y el bautismo, sacramento este que, si bien es un rito externo, significa y produce, sin embargo, la regeneración interior”[6].
Vemos aquí que nadie puede entrar al reino del cielo sin la fe y el rito externo del bautismo (es decir, el sacramento del bautismo).
Fuente:
http://www.vaticanocatolico.com/Articulos/Fuera_de_la_Iglesia_No_hay_salvacion/009_sacramento_del_bautismo_es_necesario_para_salvacion.php
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http://www.vaticanocatolico.com/Articulos/Fuera_de_la_Iglesia_No_hay_salvacion/009_sacramento_del_bautismo_es_necesario_para_salvacion.php
Notas:
[1] Denzinger 861; Decrees of the Ecumenical Councils [Decretos de los Concilio Ecuménicos], edición inglesa, vol. 2, p. 685.
[2] Denzinger 792.
[3] Denzinger 696; Decrees of the Ecumenical Councils, edición inglesa, vol. 1, p. 542.
[4] Decrees of the Ecumenical Councils, edición inglesa, vol. 1, p. 230; Denzinger 430.
[5] Denzinger 1470.
[6] Denzinger 2195; The Papal Encyclicals [Las Encíclicas Papales], edición inglesa, vol. 3 (1903‐1939), p. 274.