Paradógica y curiosamente sus máximos enemigos y retractores han sido aquellos que se dicen "defensores de la tradición católica", estos son los falsos tradicionalistas, dirigidos por una élite infiltrada movida de una gran malicia al servicio del complot judeo-masónico, y secundados por la complicidad y servilismo de una mayoría de incautos movidos por la ingenuidad y de una cómoda negligencia.
Para responder y explicar estas traiciones y contradicciones, presentamos una obra reveladora y esclarecedora, escrita por un verdadero obispo católico, docto y piadoso, testigo fidedigno y autorizado de la historia de la Iglesia de los últimos decenios. El sólo título del libro expresa y condensa de un modo amplio y prufundo lo que pretende justificar el autor. Nadie mejor que Monseñor Vezelis puede enseñarnos en verdad lo que representa y denuncia la única respuesta honesta que debemos asumir si queremos permanecer y ser verdaderamente católicos romanos.
Sirva este libro para que los católicos puedan reconocer y someterse a la verdadera Jerarquía legítima de la Iglesia Católica Romana y distinguirla de las "jerarquías" impostoras.
Mons. Louis Vezelis O.F.M.
EL AUTOR: Mayores datos del autor los da el mismo en el transcurso de su libro.
Los textos en negrita y subrayados son nuestros.
Agradecemos al Excmo. Revmo. Monseñor Luis Alberto Madrigal y Madrigal, el que nos haya proporcionado y autorizado la publicación de este libro.
SEDEVACANTISMO
LA ÚNICA RESPUESTA HONESTA A UNA REALIDAD DOLOROSA
Por.
S. E. Louis Vézelis OFM. D.D.
PRIMERA PARTE
Dimisión Tácita
Me parece válido cuestionarme:
¿Quién está autorizado para hablar en nombre de la Iglesia Católica?
Obviamente la respuesta debe ser:
Los miembros de la jerarquía, valida y legítimamente electos, son los únicos designados por Dios para representar a la Iglesia católica identificada como el Cuerpo Místico de Jesucristo.
Evidentemente, los herejes o cismáticos no son autoridad legitima para enseñar en la Iglesia de Dios. Cualquier autoridad que hayan tenido antes de caer en herejía y cisma de la Iglesia verdadera, ha sido perdida.
La perdieron a través del único procedimiento práctico: La dimisión tácita.
El hecho mismo de que la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, haya previsto como necesario incluir tal canon en sus Leyes debería hablar por sí mismo.
Las leyes se hacen para lograr el bien común. La constitución de cualquier gobierno, contiene reglas para proteger al país de "enemigos domésticos y extranjeros".
Evidentemente, tales provisiones son el resultado de experiencias pasadas o de la observación misma. Enemigos domésticos serán aquellos que ocupando posiciones de autoridad, violan su obligación de preservar las leyes de su país y supuestamente buscar el bienestar general de la gente.
De la misma manera, la Iglesia Católica, siendo una sociedad perfecta, debe, sin embargo, considerar las desagradables posibilidades de que individuos sin escrúpulos pueden lograr ascender a la posición de máxima autoridad dentro de la Iglesia, con el propósito de destruirla desde sus entrañas.
Un caso de esta naturaleza es, si el individuo que ocupa una posición de autoridad se ha separado públicamente de la verdadera fe.
No es difícil entender que tales individuos abandonaran dicha posición de autoridad. Antes bien la usarán para destruir la fe de la gente, no para defenderla.
Ahora bien, tales comportamientos han sido adecuadamente probados en los casos de los "Papas" posteriores al Papa Pío XII.
Nosotros, de manera lamentable, pero con una gran responsabilidad que cumplir, delante de Dios, debemos declarar que tales individuos han sido "anti-papas".
Esto significa que, aunque ocupen La silla de San Pedro -máxima posición en la Iglesia Católica visible- no son papas ni verdaderos ni reales, por el contrario, son impostores.
Esta es la simple conclusión obligada a que debe llegar todo individuo que se diga católico.
Ahora bien, la obligación primordial del Vicario de Jesucristo es defender y proteger el "Depósito de la fe"; si no hace eso, y por el contrario fomenta el error por medio de su propio ejemplo, tal hombre es un hereje. Todo aquel que bajo su autoridad se asocia con el error y más aún, lo justifica, es de igual forma excomulgado y privado de cualquier posición de autoridad que ocupe.[2]
Luego entonces, quienes nos decimos católicos o bien, aceptamos estas conclusiones lógicas, basadas en la ley de la Iglesia, o simplemente, las rechazamos. Si rechazamos aceptar las conclusiones lógicas fluidas de las evidencias, no tendremos derecho a llamarnos católicos.
Los católicos de hoy día tenemos la desgracia (o fortuna) de encontrarnos rodeados de lo que no puede ser llamado de otra manera más que: ¡La Gran Apostasía!
Evidentemente, esta Apostasía es universal, toda vez que desciende desde lo más alto y se extiende hasta el lugar más recóndito de la Iglesia católica de todo el mundo.
No existe lugar en este mundo donde las herejías no hayan penetrado; ya sea en teoría o en la práctica.
En vista de esta Apostasía universal, traída al mundo gracias a la indiferencia religiosa de los últimos "Papas" -desde la muerte de PíoXII-, se debe hacer la siguiente pregunta:
¿Qué queda de la Iglesia Católica y quién permanece como Su jerarquía autentica?
El hecho evidente, de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo a Su Iglesia de asistirla hasta la consumación de los tiempos y que "las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella", es frecuentemente y de manera deliberada, malinterpretada.
Las Sagradas Escrituras deben ser examinadas y consultadas en su totalidad; y no sólo una parte o piezas de ésta, para pretender justificar las actividades de los que están fuera de la Iglesia.
Todos los apóstatas, herejes y cismáticos, están excomulgados, ipso facto. Canon 2314 & 1.
En los primeros lugares de esta lista, de las sectas heréticas, se encuentra, la fundada por el supuestamente Arzobispo Marcel Lefevbre, y se denomina a sí misma como la "Fraternidad Sacerdotal San Pío X".
Esta organización se originó en Suiza cuando Lefevbre engañó al Obispo de Fribourg para que le otorgara un permiso para iniciar una sociedad piadosa bajo el pretexto de dar dirección espiritual a jóvenes que se preparaban para el sacerdocio en las universidades seglares.
El hecho es que, el Obispo de Fribourg no tenía ninguna autoridad para autorizar una sociedad "internacional" de ningún tipo. (Ni en la Iglesia Católica, pues seguía las enseñanzas del Vaticano II; ni siquiera en el modernismo)
Por lo tanto, una "sociedad sacerdotal" que no clama a nadie como su autoridad legítima y cabeza, es una contradicción. La Iglesia no permite sacerdotes acéfalos. Es decir que la Iglesia no permite a sacerdotes independientes o a grupos de sacerdotes, funcionar sin una autoridad eclesiástica legítima. Esa autoridad es el Obispo local donde la sociedad fue creada.
Todas las organizaciones o grupos que son inspirados por el Espíritu Santo, reciben primeramente la confirmación de la autoridad visible en la Iglesia.
Marcel Lefevbre no era una autoridad legítima en la Iglesia cuando empezó su organización. Esto explica porqué debía obtener, de una manera u otra, la autorización del Obispo del lugar.
Esto lo logró al falsificar la intención y propósito de su organización.
La apariencia de legalidad fue todo lo que buscó. Y por una gran parte, a todos los que lo siguieron poco les importó el verdadero orden requerido para la legitimidad, con tal de seguir su voluntad descarriada.
Aparte de toda esta superchería, surgió la auto-acusación de Lefebvre, concerniente a su propia ordenación y consagración. Estas cosas fueron escondidas bajo la alfombra, por sus seguidores, ya que la admisión de este hecho sería la destrucción de todo su juego. Nacidos en el orgullo, sus seguidores, sólo pueden tratar y actuar como lo que son. El orgullo es una mentira, luego entonces, sólo pueden existir envueltos en este mal.
Sospechas e insultos fueron inmediatamente dirigidos sobre los católicos que vieron lo que realmente estaba pasando a través de esta "Sociedad": el reparto despectivo de poner todo en duda, la marginación total, la mentira, la falsificación y/o invención de hechos son el sello característico de esta nefasta organización.
Qué tanto, de lo que han publicado los seguidores de Lefebvre en Estados Unidos, por ejemplo, refleja verdaderamente las ideas de éste, es un asunto meramente cuestionable.
De cualquier forma que éstas hayan sido, nosotros tenemos el derecho a suponer que de alguna manera Lefevbre aprobó dichas publicaciones. Después de todo, lo impreso en la revista "The Angelus" era presentado como portavoz oficial del pensamiento de Lefevbre, en idioma inglés.
Mi intención no consiste en entrar en todos los detalles de la táctica escurridiza y perspicaz de Lefebvre, que llena de indignación a la gente decente, sino señalar que ni Lefevbre ni sus seguidores tienen o tuvieron alguna autoridad de hablara nombre o en nombre de la Iglesia Católica.
Los archivos de noticias contienen muchos incidentes y declaraciones, señalando las situaciones escandalosas creadas por esta organización ilegítima.
Ante mí, tengo un ejemplar de la Revista The Ángelus en donde se publican las respuestas que supuestamente señaló Lefevbre a quien lo entrevistaba.
Lefebvre no puede ser entendido fuera del contexto de su aparentemente asociación estrecha con el cardenal Lienart, el francmasón que lo ordenó sacerdote para posteriormente consagrarlo Obispo.
En un esfuerzo por minimizar el papel esencial que jugó Lienart en el futuro de Lefebvre, se ha implementado y utilizado todo tipo de subterfugios para cambiar los hechos de las cuestionables ordenación y consagración de Lefebvre.
Sabemos lo que enseña la teología católica sobre los sacramentos y que los agresivos y arrogantes lefebvristas rechazan, dando un ligero adiós de manera indiferente y apresurada.
La doctrina común de los teólogos es que ciertos sacramentos deben ser repetidos ante la más mínima duda positiva. Tales sacramentos son el Bautismo y Ordenes Sagradas. Lo mismo ocurre en la consagración en la Santa Misa: debe repetirse si existe la mínima duda sobre la materia o la forma.
Los lefebvristas amontonaron sospechas e insinuaciones concernientes a la validez de algunos sacerdotes. Ahora ellos están sufriendo de manera admirable las consecuencias de sus actos. Existieron casos donde, según los mismos seguidores de Lefebvre, éste permitió a sacerdotes de dudosa validez ofrecer la santa Misa. Cuando se le cuestionaba sobre este incidente, Lefevbre rechazaba la gravedad del asunto diciendo que después de varios años las personas involucradas aceptarían ser ordenados de manera adecuada.
¿Cómo es posible que Lefevbre no tuviera ningún problema en permitir que algunos jóvenes recibieran la "ordenación sacerdotal" con el rito modernista, mientras sostenía que era inválido para "consagrar las hostias para la Santa Comunión; cuando el poder sacramental estaba en duda?
En su edición de junio de 1982, The Angelus, una de las publicaciones mas activas y ambiciosas de divulgación de los "falsos pastores". Héctor Bolduc, escribió una diatriba, de una página completa, en contra de los Obispos consagrados por Monseñor Ngo Dinh Thuc.
Es un ataque motivado de manera viciosa desprovisto de claridad en los hechos e impugnando actitudes y motivos que Monseñor Ngo nunca tuvo.
Nosotros como católicos debemos fundamentarnos en los hechos; hechos que representan la realidad objetiva y que no son la creación de una imaginación maliciosamente motivada.
Hasta donde su servidor está enterado, ninguno de los individuos que han atacado y continúan atacando a Monseñor Ngo lo conocieron personalmente, ni jamás lo vieron.
Es muy importante dar a conocer la diatriba que estas personas dirigieron en contra del hombre que se expuso al vilipendio por tratar de asegurar la tan esencial sucesión apostólica, mientras que Lefebvre y sus seguidores, se conformaban simplemente con aparecer como católicos.
Personalmente hablé con Monseñor Ngo, en relación a las consecuencias inesperadas de sus esfuerzos honestos, por proporcionar Obispos genuinos para la Iglesia.
He aquí la respuesta que Monseñor Ngo dio sobre como sucedieron realmente los hechos en relación a las cuestiones de Palmar de Troya; y no como Bolduc pretende hacer creer a sus lectores.
Monseñor Ngo fue solicitado, por un grupo de personas piadosas, para realizar una gran obra en honor de La Santísima Virgen. El, siempre fue un devoto de la Santísima Virgen, por lo que aceptó la invitación de estas personas a Palmar de Troya. Viajaron toda la noche. Ya en Palmar de Troya, según comenta Monseñor Ngo, fue recibido por una comunidad de Carmelitas. Se impresionó mucho por la austeridad de vida que llevaban estos religiosos y la obediencia humilde a un seglar. Había, en el lugar varios sacerdotes de edad madura, de diferentes partes del mundo y todos ellos obedecían a su Superior, Clemente Domínguez.
Se le solicitó ordenar y consagrar a varios individuos. Basándose en la impresión que tuvo del lugar, estuvo de acuerdo en así hacerlo, por el bien de la Iglesia.
Por el contrario, H. Bolduc escribe que "Clemente Domínguez indujo a Thuc para que lo ordenara y consagrara..." lo cual es una mentira.
Fueron los sacerdotes quienes solicitaron a Monseñor Ngo que ordenara y consagrara a Clemente Domínguez. Ninguno de los subsecuentemente ordenados estuvo presente al momento de la visita de monseñor Ngo.
Evidentemente, Bolduc está traicionando su verdadero motivo cuando busca la manera de relacionar a Monseñor Ngo con lo que sucedió después de su partida y repudio; no su administración de los sacramentos, sino de lo que esas personas hicieron después de haber recibido ordenaciones y consagraciones válidas.
La malicia de Héctor B. es evidente y repulsiva cuando busca borrar la secuencia de los hechos, para que parezca que las ordenaciones válidas fueron inmediatamente seguidas de la elección de Clemente como Papa por sus discípulos.
Bolduc continúa su sarta de insultos, sin ninguna vergüenza al proclamar que "Monseñor Ngo Dinh Thuc renuncia a sus acciones y publica un documento en el que declara que las "ordenes que hubo conferido eran nulas e inválidas porque retuvo toda intención de conferirlas a la secta de Palmar de Troya."
A diferencia del ligeramente entrenado coleccionista de arte de New Hampshire, Monseñor Ngo conocía bien el Derecho Canónico y la Teología católica, ya que contaba con doctorados en ambas materias.
Tal vez parezca más apropiado decir que, fue Lefebvre quien "perdió toda razón", porque fue Lefebvre quien no tuvo el valor de hacer algo hasta que alguien lo empujara a hacerlo, y ésta es una interpretación caritativa.
Observen la duplicidad de Lefebvre: Abiertamente intenta evitar la denuncia de Roma al pretender que la Nueva Misa contiene "veneno".
Esperaríamos que este "gran defensor de la fe" nos instruyera de una manera más clara.
Como ejemplo de todo esto tenemos que, evitar lo que es realmente una cuestión dogmática al usar la tan frecuentemente desgastada frase del Vaticano II -que se supone sería un "concilio pastoral".
Por su puesto que nadie ha escuchado sobre un concilio general de la Iglesia tratando meramente cuestiones "pastorales".
En lugar de llamar algo herético, por su verdadero nombre. Lefebvre acude a su "prudencia", que nadie mas tiene, aparentemente.
Dice "prudentemente" sobre la Nueva Misa: "podemos decir objetivamente, como regla general, que es un peligro para la fe asistir a tales Misas". Esta es la primera parte.
Después, se desliza sobre el subjetivismo. Para él, es una cuestión relativa asistir a la Nueva Misa. Para algunos, puede ser malo; para otros puede ser bueno. He aquí sus palabras:
"Subjetivamente, debemos tomar en consideración al individuo, y consecuentemente debemos saber cómo juzgar, como (buen) pastor y no puramente en una manera objetiva, como si no tuviéramos nada que ver con los seres humanos quienes se encuentran por consecuencia, en diversas circunstancias. Esta es la razón por la cual me voy a abstener de decir que, quienes asisten a la Nueva Misa, todos cometen pecado mortal".
¿Cuál es la conclusión de tal declaración?
Evidentemente, no importa realmente si algo es objetivamente malo; porque lo que verdaderamente importa es la percepción del individuo como algo bueno o malo. Esta es la actitud típica judía, en el cual no existe moral objetiva. Si piensas que algo es verdadero; es verdadero para ti.
Obviamente, este tipo de moral o acercamiento "pastoral" deja a un lado toda objetividad.
En el siguiente párrafo Lefebvre se contradice así mismo. Ya se ha manifestado como subjetivista y ahora presenta la cara contraria, la de objetivo.
Adapta sus respuestas no en base a la verdad, sino favoreciendo al subjetivismo. Esta es la razón por la cual es capturado en su misma trampa.
El que lo entrevista le dice: "En un país como Polonia, donde la mayoría de los sacerdotes son ortodoxos, estoy seguro que Su Excelencia, no recomendaría a la población entera dejar de asistir a Misa. ¿No es verdad?
Observemos, la respuesta de Lefebvre:
"Obviamente, la ortodoxia de los sacerdotes no cambia la calidad o situación de la Nueva Misa (aún si el sacerdote es bien intencionado, una Misa dudosa permanecerá dudosa.)".
Un momento antes, Lefebvre declara que la actitud subjetiva de la gente los excusa de cualquier pecado al asistir a la Nueva Misa.
Ahora está tomando la dirección opuesta: no importa cual sea la buena intención del sacerdote, estará ofreciendo una falsa Misa. No existe nada más puntilloso que referirse a la Nueva Misa como una Misa "dudosa".
Cuando Lefebvre se refiere a que los "elementos esenciales" de la Misa han sido "contaminados" notaremos claramente que a toda costa y cuidadosamente evita decirnos qué es exactamente lo que ha sido contaminado en la nueva Misa.
Él es, por su puesto, en la voz de sus fieles seguidores, la única persona "prudente" en el planeta. Todos los demás son pensadores de segunda clase y ni siquiera dignos de ser tomados en cuenta.
En la publicación "The Seraph" desde hace tiempo se ha señalado con anterioridad que la nueva "Misa" no puede ser el sacrificio incruento del Calvario debido a que los protestantes no creen en la Misa.
Sin embargo, el "Papa" de Lefebvre es públicamente fotografiado con seis ministros protestantes, que no creen en la transubstanciación, sin embargo, les agradece su colaboración en la creación de la Nueva Misa.
Retomando el tema de Lefebvre, notamos su típica "prudencia" cuando dice: "... Esta Misa fue creada con la ayuda de protestantes, finalizada en el espíritu del ecumenismo protestante, y que los elementos esenciales de la Misa están mas o menos contaminados. Consecuentemente, la fe ya no es expresada como debería serlo, de tal manera que la gente termina por tener un espíritu ecuménico y un espíritu protestante, lo cual es excesivamente peligroso."
Favor de notar el estilo típico de Lefebvre: quienes asisten a la Nueva Misa terminan con un "espíritu ecuménico y protestante" ¿Pueden creer esto? Además que agrega: "Lo cual es excesivamente peligroso". Evidentemente está dándole vueltas al asunto, sin estar seguro lo que realmente debe decir sobre el tema; mientras que al mismo tiempo no quiere eliminar el apoyo financiero recibido de sus seguidores.
Ya ha sido suficiente la exposición irritante de fraude y engaño remachada sobre la mente de los incautos y del populacho no pensante.
Sin embargo, como indicio de la terrible tragedia y escándalo que los "sacerdotes" seguidores de Lefebvre han causado, podemos señalar la desvergonzada malversación de los líderes de su confianza en los Estados Unidos, quienes robaron dinero donado para las actividades de Lefebvre y sin consideración alguna robaron iglesias que supuestamente eran legalmente propiedad de su organización; quién puede sentirse orgulloso de esta organización, cuando se ha fraccionado tantas veces para formar sus mini sectas y tiene miembros que robaron consagraciones episcopales a través de organizaciones igualmente ambiguas, presentándose como católicas[3].
A simple vista, los hechos de los "buenos sacerdotes" de Lefebvre no son tan edificantes, sin embargo, cuando entendemos las tácticas de estas personas, no es tan difícil ver la transparencia de sus reclamos fraudulentos.
Agregado a todo esto y muchos otros fiascos de Marcel Lefebvre, tal vez el más siniestro y espiritualmente condenable es que, sus propias ordenación y consagración estén bajo sospecha.
Lefebvre mismo declara que: Las órdenes dudosas siempre permanecerán en duda.
Todo lo que hemos presentado a nuestros amables lectores es con el objetivo de señalar que la secta de Lefevbre es una entre muchas otras que no tienen autoridad para hablar o enseñar en nombre de la Iglesia Católica.
CONTINUARÁ
[1] Ver este Canon y su comentario en el Código de Derecho Canónico de 1917.
[2] Lo mismo debe decirse de aquellos "fieles", quienes al menos son sospechosos de herejía y que se apoyan en la supuesta autoridad de los pastores modernistas del Vaticano II. - N. del E.
En la actualidad es fácil ver sacerdotes que no están sometidos a una autoridad legítima, es decir, al obispo, estos sacerdotes se les llama vagos, y por no estar sometidos a sus legítimos pastores, a los fieles no les es lícito acercarse a ellos. - N. del E.
[3] Entre los aludidos aquí, hay personas que lamentablemente, usted y yo conocemos. - N. del E.