miércoles, 3 de febrero de 2021

Bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki: el mayor genocidio a las dos únicas ciudades católicas del Japón.

La misión católica en Japón se inauguró con la llegada de San Francisco Xavier sj, en 1549 y perduró hasta 1639. Curiosamente los lugares elegidos para arrojar las bombas fueron Hiroshima y Nagasaki, dos centros mayoritariamente de católicos herederos de los misioneros jesuitas, dominicos y franciscanos del siglo XVI.

Los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki fueron ataques nucleares ordenados por el masón y judío Harry Salomón Truman, presidente de los Estados Unidos, contra el Imperio del Japón.



Nube de hongo producto de las bombas atómicas 
sobre Hiroshima (izquierda) y Nagasaki (derecha)



Harry Salomon Truman, judío masón, 
Presidente n°33 de EEUU, partido demócrata



Conferencias de Yalta y Potsdam


La historia de Nagasaki e Hiroshima es de  los bombardeos más impactantes de toda la Segunda Guerra Mundial, debido que fue el momento en el que se usaron las temibles bombas nucleares que aún, a día de hoy, siguen dejando secuelas dolorosas en los habitantes de la región. 

Tras la destrucción de Hiroshima el 6 de agosto de 1945, el alto mando militar estadounidense liderado por el presidente Harry Truman, puso la mira sobre Kokura para forzar la rendición de Japón. Sin embargo, el mal tiempo hizo que se cambiara por Nagasaki.

En ese entonces Nagasaki tenía unos 240 mil habitantes. Un error de cálculo de los aviadores estadounidenses hizo que la bomba no cayera en el centro de la ciudad, pero el efecto igual fue devastador. Se estima que, hacia finales de 1945, las bombas habían matado a 166 000 personas en Hiroshima y 80 000 en Nagasaki. 

LOS CATÓLICOS JAPONESES EN NAGASAKI EN 1945

Nagasaki fue desde el siglo XVI un centro importante del catolicismo en Japón, impulsado por los misioneros jesuitas y franciscanos.

La persecución contra católicos que vino casi de manera inmediata fue recordada en 2007 en el libro de las memorias del Cardenal Giacomo Biffi -fallecido en 2017-, donde expresa el fuerte impacto que tuvo para él la noticia de las bombas atómicas lanzadas sobre Japón en 1945.

"Ya había escuchado hablar de Nagasaki. La había encontrado repetidamente en el 'Manual de historia de las misiones católicas' de Giuseppe Schmidlin, tres volúmenes publicados en Milán en 1929. En Nagasaki desde el siglo XVI surgió la primera consistente comunidad católica del Japón".

"En Nagasaki -señaló- el 5 de febrero 1597 habían dado la vida por Cristo treintaiséis mártires (seis misioneros franciscanos, tres jesuitas japoneses, veintiséis laicos), canonizados por Pío IX en 1862".

Sin embargo, "cuando se retoma la persecución en el 1637 fueron asesinados hasta treinta y cinco mil cristianos. Después la joven comunidad vive, por decir así, en las catacumbas, separada del resto de la catolicidad y sin sacerdotes; pero no se extingue".

Así, en 1865 "el Padre Petitjean descubre esta 'Iglesia clandestina', que se le dio a conocer después de haberse asegurado que él era célibe, que era devoto de María y que obedece al Papa de Roma; y así la vida sacramental puede retomarse regularmente", continuó el Cardenal Biffi.

Casi veinte años después, en 1889 "se proclama en Japón la plena libertad religiosa, y todo reflorece".

"El 15 de junio de 1891 es erigida canónicamente la diócesis de Nagasaki, que en el 1927 acoge como pastor a monseñor Hayasaka, que es el primer obispo japonés y es consagrado personalmente por Pío IX. Del Schmidlin venimos a saber que en el 1929 de 94.096 católicos nipones unos 63.698 son de Nagasaki", agregó el Cardenal Biffi.

Es decir, que 16 años antes de la hecatombe atómica, vivían en Nagasaki un poco más de 63.000 fieles.

Así, luego de este breve resumen del catolicismo en esta ciudad, el Purpurado escribe:

"Podemos bien suponer que las bombas atómicas no hayan sido tiradas al azar. La pregunta es por lo tanto inevitable: ¿Cómo así se escogió para la segunda hecatombe, entre todas, precisamente la ciudad de Japón donde el catolicismo, aparte de tener la historia más gloriosa, estaba más difundido y afirmado?".

Eligieron a Hiroshima y Nagasaki, ¿por qué? eran las mayores ciudades católicas de Japón!

Sin embargo, pese a todas estas atrocidades, no hubo ningún Nüremberg para los verdaderos genocidas de la humanidad. Ni para el rey lacayo de los sionistas, ni para la Masonería de Inglaterra, ni para Churchill y menos para Harry Salomón Truman, encargado éste del mayor genocidio a las dos únicas ciudades católicas del Japón: Hiroshima y Nagasaki. 

Criminales de guerra : Albert Einstein con los líderes zionistas Ben-Zion Mosessohn, Chaim Weizmann y Menachem Ussishkin, a su llegada a Nueva York en 1921.       (Library of Congress, Bain Collection)


Los Padres de este Genocidio tienen nombre y apellido, y todos los apellidos son judíos. Esta es la nómina de los criminales: Albert Einstein, Leo Szilard, Eugene Wigner y Edward Teller.

Increíblemente, el Genocidio Nuclear sigue siendo un Genocidio impune. Sus responsables jamás fueron juzgados ni castigados. Y no sólo esto, sino que muchos fueron premiados (algunos hasta con el premio Nobel) y su memoria es festejada por el establishment científico-político del Nuevo Orden Mundial, esto es, del globalismo cabalista.

Tal es la impunidad que en Estados Unidos, bajo la presidencia de George Bush, se ha fundado la nefasta Atomic Heritage Foundation (AHF), fundada por una tal Cynthia Kelly en el 2002 como una “nonprofit organization” en Washington, DC, dedicada, según cínicamente dice su página oficial, “a la preservación e interpretación del Proyecto Manhattan y la Era Atómica y su legado”.

Esta fundación que se alegra del Genocidio Nuclear firmó un acuerdo en el 2019 con el National Museum of Nuclear Science & History sellando una alianza para “preservar la historia del Proyecto Manhattan y la Era Atómica”. Es como si el Museo Nacional de Mongolia buscase preservar el Proyecto de Atila y su legado. Es una burla a los cientos de miles de víctimas de los bombardeos de Hiroshima y Nagazaki, las dos ciudades de mayor tradición católica en Japón, desde el siglo XVI.


EL CRIMINAL JUDIO ALBERT EINSTEIN GENOCIDA

Siempre se ha tratado de presentar la imagen del científico Alberto Einstein como modelo de "genialidad" y como símbolo del progreso de la civilización. La realidad sobre este siniestro personaje estuvo muy lejos de esta visión idílica creada por la propaganda de los medios de comunicación social. En el ámbito de su vida particular, fue sencillamente un ser despreciable: dio a su hija en adopción, se deshizo de su hijo Eduard, que era enfermo mental, en un psiquiátrico de Suiza, maltrató a sus otros hijos y abandonó a su familia. Sus famosas "teorías" surgieron de robos sobre proyectos ajenos.

Pero vayamos al centro de la nota que nos ocupa: en vehementes cartas dirigidas al presidente Roosevelt, una fechada el 2 de agosto de 1939 y otra del 7 de marzo de 1940, Einstein solicitaba lisa y llanamente el uso de la bomba atómica por parte de Estados Unidos. Su odio hacia Alemania y los países del Eje era inmenso, era un autodeclarado sionista fanático, y cuando en el año 1921 asistió a la convención sionista de Nueva York, proclamó ante cien mil correligionarios lo siguiente: "Mein Führer ist Cain Weizmann. Folge ihn habe gesprochen" ("Mi guía es Cain Weizmann. Síganlo. He dicho"). El mismo Einstein se encargó de aclarar siempre que su nacimiento en Alemania (que él aborrecía con todas sus fuerzas) era anecdótico, veamos sino esta descarnada declaración suya: "no he pertenecido nunca a mi país (Alemania), ni a mi propia casa, ni a mis amigos, ni a mi familia, sino tan solo a la causa sionista". Todo ello lo demostraría, además, no sólo por su mencionada actitud familiar, sino también por sus cuatro cambios de nacionalidades, según las conveniencias del momento.

  Criminales de guerra, Albert Einstein y Leo Szilard en 1946

Como admite la Atomic Heritage Foundation (AHF), el gran responsable del genocidio nuclear no es sino el científico Albert Einstein, de lo cual se hizo eco hasta la revista Time.
 (content.time.com).

La AHF relata los hechos sin disimulo alguno: “Albert Einstein fue el físico más famoso del mundo y un ganador del Premio Nobel”. Luego dice: “Leo Szilard, Eugene Wigner y Edward Teller persuadieron a Einstein para que advirtiera al presidente Franklin D. Roosevelt sobre la posibilidad de que Alemania pudiera desarrollar una bomba atómica e instar a FDR a considerar un programa similar en los Estados Unidos” (www.atomicheritage.org).

Esto es, Leo Szilard, Eugene Wigner y Edward Teller convencieron a Einstein para que este convenza a Roosevelt a que haga bombas nucleares. Consiguieron su resultado: Einstein escribió una nefasta carta, Roosevelt aceptó la propuesta y el masón 33º Salomon Truman tiró dos bombas que devastaron las dos zonas más católicas de Japón.

A continuación reproducimos la criminal carta del genocida Einstein. La traducción nos pertenece. La carta la hemos tomado del portal de la Atomic Heritage Foundation (AHF)
 (www.atomicheritage.org):


Albert Einstein
Old Grove Rd.
Nassau Point
Peconic, Long Island

2 de Agosto de 1939

Franklin D. Roosevelt
Presidente de los Estados Unidos
White House
Washington, D.C.

“Señor:

Algunos trabajos recientes de E. Fermi y L. Szilard, que me han sido comunicados por manuscrito, me llevan a esperar que el elemento uranio se convierta en una nueva e importante fuente de energía en el futuro inmediato. Ciertos aspectos de la situación que ha surgido parecen requerir vigilancia y, si es necesario, acción rápida por parte de la Administración. Por lo tanto, creo que es mi deber llamar su atención sobre los siguientes hechos y recomendaciones:

En el transcurso de los últimos cuatro meses se ha hecho probable, a través del trabajo de Joliot en Francia, así como de Fermi y Szilard en Estados Unidos, que sea posible establecer una reacción en cadena nuclear en una gran masa de uranio mediante la cual se generarían grandes cantidades de energía y grandes cantidades de nuevos elementos similares al radio. Ahora parece casi seguro que esto podría lograrse en el futuro inmediato.

Este fenómeno también conduciría a la construcción de bombas, y es concebible, aunque mucho menos seguro, que se puedan construir bombas extremadamente potentes de un nuevo tipo. Una sola bomba de este tipo, transportada por barco y explotada en un puerto, podría destruir todo el puerto junto con parte del territorio circundante. Sin embargo, tales bombas podrían ser demasiado pesadas para el transporte aéreo.

Estados Unidos tiene solo minerales muy pobres de uranio en cantidades moderadas. Hay un buen mineral en Canadá y la antigua Checoslovaquia, mientras que la fuente más importante de uranio es el Congo Belga.

En vista de esta situación, puede pensar que es deseable mantener un contacto permanente entre la Administración y el grupo de físicos que trabajan en reacciones en cadena en Estados Unidos. Una posible forma de lograr esto podría ser confiarle esta tarea a una persona que tenga su confianza y que quizás pueda servir en una capacidad no oficial. Su tarea podría comprender lo siguiente:

a) acercarse a los departamentos gubernamentales, mantenerlos informados sobre el desarrollo futuro y presentar recomendaciones para la acción del gobierno, prestando especial atención al problema de asegurar un suministro de mineral de uranio para los Estados Unidos.

b) acelerar el trabajo experimental, que actualmente se lleva a cabo dentro de los límites de los presupuestos de los laboratorios universitarios, proporcionando fondos, si se requieren, a través de sus contactos con personas privadas que estén dispuestas a hacer contribuciones para este causa, y quizás también mediante la obtención de la cooperación de laboratorios industriales que cuentan con el equipo necesario.

Entiendo que Alemania en realidad ha detenido la venta de uranio de las minas checoslovacas de las que se ha hecho cargo. Tal vez debería haber entendido que debería haber tomado medidas tan tempranas por el hecho de que el hijo del subsecretario de Estado alemán, von Weizsäcker, está adscrito al Kaiser-Wilhelm-Institut en Berlín, donde parte del trabajo estadounidense sobre uranio es ahora se repite.

Atentamente,

Albert Einstein”.




Giacomo Biffi, "Memorie e digressioni di un italiano cardinale
[Memorias y digresiones de un cardenal italiano]",
Cantagalli, Siena, 2007, pp. 640



Hiroshima: Antes y Después de la Bomba Atómica


Nagasaki, después de la bomba nuclear








HEMOS EVITADO PONER FOTOS DE VICTIMAS 
HUMANAS POR LA CRUELDAD DE LAS IMÁGENES


Visto en:
   
https://www.sapientia.org.mx/bombardeos-atomicos-de-hiroshima-y-nagasaki/
https://gloria.tv/post/kJnwWrZkk44f4CzrUR9xtGnVc