viernes, 23 de abril de 2021

ORÍGENES DEL ECUMENISMO Y QUIÉNES SON LOS QUE SE BENEFICIAN DE EL por Miguel Poradowski

 


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ECUMENISMO Y JUDAÍSMO 

La Iglesia católica siempre estuvo dispuesta a facilitar el retorno a los que, por cualquier motivo, se separaron de ella; sin embargo, actualmente no se busca el retorno de los «hermanos separados», sino más bien una convivencia amistosa con ellos, lo que se llama «el ecumenismo».

Pues bien, los que primero empezaron a usar el término «ecu­menismo» parece que fueron los rabinos de los Estados Unidos, al final del siglo XIX. Conviene recordar que, al final del siglo XIX, muchos judíos de la Rusia zarista emigraron a los Estados Uni­dos y en el mismo período· también emigraron a este país grandes masas de campesinos y de obreros de los países europeos, espe­cialmente de Alemania, de Italia, de Polonia y de Rusia; gran parte de ellos, especialmente los alemanes, eran protestantes.

Resulta que los emigrantes judíos fueron acompañados con sus rabinos, mientras que los emigrantes alemanes y de otros países carecían de los pastores y, entonces, los rabinos se ofrecieron como pastores y fueron bien recibidos por los emi­grantes protestantes, ante todo como predicadores y comentado­res de la Biblia.

Así apareció en los Estados Unidos un fenómeno llamado «rabino-pastor». En los sábados oficiaban como rabinos en sinagogas y los domingos como pastores en las capillas e igle­sias protestantes. Este sistema de· «trabajo espiritual» recibió el nombre de «Sábado-Domingo» («Saturday-Sunday»). Los recuer­dan los estudios históricos en la revista científico-histórica judía, publicada en los Estados Unidos, que se llama American Jewish Archives.  Claro está que ésta revista no está dedicada exclusivamente a este tema, pero sí, en uno de los números hace no mucho editados: es el grueso volumen XXXIV, del mes de abril del año 1982.

La mencionada revista está dedicada a los estudios sobre la inmigración de los judíos a los Estados Unidos y sobre sus acti­vidades culturales y religiosas. En el número de abril del año 1982, están publicados varios estudios sobre la vida religiosa de los emigrantes judíos en los Estados Unidos, en los cuales se usa, tal vez por primera vez, el término «ecumenismo», el que, los autores rabinos-pastores, autores de estos estudios escriben en el idioma griego: «oikoumenikos» y que, para ellos, esta palabra significa «los venidos de todo el mundo» ( «of or from the whole world»), es decir, «to stand for pan-Christian unity»». Sin embar­go, de inmediato insisten en que no se trata de una religión cris­tiana, sino de una nueva religión universal, basada sobre la Biblia judía, es decir, exclusivamente sobre el Antiguo Testamento.

En la mencionada revista hay varios estudios sobre el tema del «ecumenismo», de los cuales vamos aquí a analizar solamente tres.

En primer lugar, el estudio de Lance J. Sussman,  con el títu­lo: «Hacia el mejor entendimiento: el nacimiento del "Movimien­to Inter-Fe" (The Interfaith Movement) y el papel desempeñado en él por el rabino Isaac Landman». ..

Este ecumenismo nace, pues, antes de la primera guerra mun­dial, es decir, antes de los parecidos movimientos ecuménicos en Europa. Así, el primero y el más importante movimiento ecumé­nico es de origen judío y los otros movimientos ecuménicos, na­cidos en Europa, continúan el programa de este ecumenismo judeo-protestante, preocupado por la introducción en todo el mun­do de una religión universal, elaborada por el grupo de los rabi­nos-pastores.

Según Sussman, la realización de este proyecto venía posibili­tado por la legislación norteamericana, introducida por el presi­dente Jefferson en favor del deísmo, y la declaración constitucional de que, desde el punto de vista jurídico, todas las religiones son iguales. Además, la así llamada «correspondencia»  entre George Washington con las asociaciones judías y las logias masónicas, en los años 1789-1790, afirma el principio de que en los Estados Uni­dos debería existir una absoluta libertad religiosa y completa tolerancia. Gracias al «Movimiento de lnter-Fe» (The Interfaith Movement) se llegó a la aceptación del principio de que la religión cristiana debería identificarse completamente con la religión judía, es decir con el judaísmo (y no con el mosaísmo), hasta el punto de que no hubiera entre ellas ninguna distinción (1).

El optimismo de los rabinos al respecto fue extraordinario; así, el rabino Joseph Krauskopf profetizaba: «Jesús judaico va a reconquistar de nuevo los corazones. La ética del judaísmo va a reemplazar el gnosticismo de Paulo. Cuando los judíos rom­pan con el ceremonial y los cristianos con la Cristología, los judíos y los paganos se van a unir». «La idea de la unión de todas las religiones va a recibir el aura del valor científico, toda­ vía en el siglo XIX».

También al final de siglo XIX, en América y en Europa, por la iniciativa del «Movimiento de lnter-Fe» (The Interfaith Move­ment) aparecen en las Universidades las cátedras de la «religión comparada», lo cual, según el rabino Krauskopf, va a contribuir a la desmitificación de la Biblia. Además, según la opinión del autor, Lanc.e J. Sussman, el «Movimiento lnter-fe» rápidamente va a eliminar todas las religiones, reemplazándolas por la única religión universal, elaborada por ellos, según el modelo de la religión kantiana, es decir, reducida a la ética del deber.

Lance J. Sussman afirma que todos los proyectos e ideas ya están aceptados por el judaísmo y por las sectas protestantes en la reunión de Pittsburgo en el año 1885 y confirmadas en el congreso del año 1893 del «Parlamento de las Religiones» en Chicago y después también con ocasión de la Exposición Inter­ nacional en Nueva York en los años 1939-1940, en el Templo de la Religión, como también en las otras ocasiones: un encuentro ecuménico en. 1905, 1908, etc., y la más importante la Con­ferencia Cristiano-Judía en el año 1928, con la participación de la masonería judía, es decir, de B'nai B'rith y la Conferencia Cen­tral de los Rabinos de los Estados Unidos.

Este «Movimiento de Inter-Fe» ha recibido el apoyo de parte de varias instituciones y organizaciones católicas en los Estados Unidos, como por ejemplo: Calvaret Association, the Knights of Columbus, the Nacional Catholic Welfaire Conference y del pe­riódico de los jesuitas Commonweal.

El autor también recuerda que este ecumenismo judío-masó­nico fue categóricamente rechazado por el papa Pío XI, en su encíclica Mortalium Animas de 1928, en la cual el papa condena este ecumenismo. Sin embargo, el Concilio Vaticano II reconoce el patrimonio común de los judíos y de los cristianos.

Así, según este estudio de Lance J. Sussman, el «Movimiento Inter-Fe» de los judíos y protestantes de siglo XIX; en los Esta­dos Unidos, es la principal fuente del ecumenismo actual no solamente de los protestantes, sino también de la Iglesia Católi­ca Postconciliar.

Uno de los más grandes entusiastas de esta nueva religión fue Isaac Landman (1880-1946), siempre según el autor de este estudio (Lance J. Sussman). Landman nació en Rusia y se vino a los Estados Unidos en el año 1890 con su madre. Su padre Hayamson Landman (1850-1922) llegó de Rusia a los Estados Unidos en el año 1887, siendo un pobre comerciante (peddled). Isaac Landman estudiaba en la Universidad de Cincinnati y tam­bién en «Hebrew Union College»; se recibió de rabino y se dedicó completamente al «Movimiento Inter-Fe» (The Interfait Mo­vement); introduciendo en este movimiento su idea-programa de «mejor entendimiento» (The Better Understanding), es decir de una mejor comprensión entre los judíos y los cristianos (pro­testantes). Este programa revitalizó el «Movimiento Inter-Fe», pues los rabinos empezaron a estudiar seriamente el cristianismo (protestante) y los protestantes estudiaban, bajo la dirección de los rabinos, el Antiguo Testamento a la luz del Talmud. De esta manera nació un «judaísmo reformado» por el liberalismo protestante y el protestantismo judaizado por la lectura de Talmud. Así se ha llegado al propuesto «mejor entendimiento» (The Better Understanding) entre el judaísmo y el cristianismo protestan­te, lo que ha permitido elaborar una nueva religión ecuménica, la cual, en realidad, no tiene nada ni del verdadero cristianismo, ni del mosaísmo, siendo exclusivamente «ecuménica», es decir, «sincretista», para reemplazar las tradicionales religiones históri­cas: el mosaísmo y el cristianismo.

En esta época, gran parte de los judíos se vinculaba con el sionismo, es decir, con la idea de recuperar el Estado de Israel en Palestina. En el sionismo predominaban los criterios políticos sobre los religiosos.

Isaac Landman se interesaba más por la Cábala que por la Biblia e incluso escribió un libro sobre el cabalista judío-italia­no Moses Hayyiman Luzzatto (1707-1746). Landman oficiaba como rabino en la comunidad. judía y como pastor en la co­munidad protestante. Las autoridades del gobierno de los Es­  tados Unidos lo apreciaban mucho y le otorgaron el título de capellán de la Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, además de incluirle en la representación de los Estados Unidos a la Conferencia de Paz, en París, después de la primera guerra mundial. Landman siempre fue el adversario del sionismo, pues fue uno de los más importantes colaboradores del «Movimiento In­ter-Fe» y el principal autor de la «nueva religión universal» que tenía que reemplazar las religiones históricas, especialmente el cristianismo y el mosaísmo ( actualmente a todas las religiones).

Landman concibe el judaísmo como espiritual en origen, social en práctica y cósmico en aspiración. Tal vez Teilhard de Chardin se inspiraba con el pensamiento de Landman. Landman fue también redactor y director de la revista American Hebrew y colaboró en la redacción de la monumental obra «Universal Jewish Encyclapedia», destinada a la promoción del ecumenismo, cambiando el título en el año 1971 en latín «Encyclapedia Iudacia».

Landman murió el 3 de septiembre de 1946, en Nueva York. Después de su muerte la obra de él toma el nombre «The National Conference of Christians and Jews-NCC]» y es hasta hoy día una de las más importantes organizaciones ecuménicas. Tam­bién gracias a él existe la instituci6n ecuménica «Brotherhood Day», fundada por Landman en el año 1934. Organizando cada año los encuentros ecuménicos.

En el mismo tiempo aparece dentro de los mencionados mo­vimientos ecuménicos la así llamada la «teología social del Evan­gelio», inspirada por el pensamiento ecuménico de Landman, pero elaborada y divulgada por el rabino Mortis Newfield. El rabino ewfield nació en Hungría, en el año 1868. Su padre fue un ra­bino destacado, siendo especialista en el Talmud y director de la escuela rabínica. Newfield lleg6 a los Estados Unidos en el año 1891, para completar sus estudios rabínicos en la es­cuela superior rabínica, Hehrew Union College, en Cincinnati, bajo la dirección del famoso rabino Isaac Mayer Wise. Después de terminar estos estudios, el rabino Newfield fue nombrado presidente de la Conferencia Central de los Rabinos de América y poco después también presidente del Consejo Nacional de los Cristianos y Judíos. Según su «teología», los Judíos tienen su misión propia: predicar a todos «el Reino de Dios en la Tierra», un Reino concebido como una vida a base de la ética. Además consideraba la Diáspora como un privilegio otorgado por Dios a los judíos, para que puedan cumplir con su misión de predicar a todo el mundo la existencia de un solo Dios. Por esta razón no admitía la asimilación de los judíos, al contrario, exigía que pro­ fundizasen su cultura judía. Por otra parte su «teología» aceptaba todas las novedades, especialmente la teoría de Darwin respecto a la evolución, sin embargo, no en el sentido de un proceso crea­tivo, sino de un perfeccionamiento de las especies, con una pro­longación a todo el cosmos. Muchas de estas ideas de Newfield pasan después al pensamiento de Teilhard de Chardin. Newfield se encontraba bajo la influencia del pastor protestante Edmonds, del cual tom6 la idea de que la salvaci6n eterna no es la obra de Jesús, sino exclusivamente del esfuerzo humano personal.

Su pre­dicación sobre el Reino de Dios es muy distinto del concepto predicado por Jesús de Nazaret, pues es exclusivamente temporal. La otra de su importantes ideas es que el judaísmo es «la madre del cristianismo». Además enseña que los judíos fueron mila­grosamente dotados por Dios, para que puedan cumplir con su misión en la historia. Durante los cuarenta años desempeñábase al mismo tiempo como rabino y como el pastor de los protestan­tes liberales dentro del «Movimiento Inter-Fe» y del ecumenismo.

El tercer estudio sobre el ecumenismo, publicado en la men­cionada revista, está dedicado al problema del «sábado-domingo». Se trata de la misma emigración . judía-alemana en los Estados Unidos, la final del siglo XIX. La mayoría de ellos está compuesta de los judíos de Alemania y de la Rusia zarista. Pues bien, los que vinieron de Alemania estaban ya acostumbrados a celebrar su día religioso y del descanso en los días del domingo y no en el sábado, porque en los sábados tenían que trabajar como todos los alemanes. Al llegar a los Estados Unidos, querían seguir esta costumbre. Ya en el año 1837, el periódico Frankfurter Journal publicó varios artículos sobre este tema. Además, el emotivo prin­cipal de este cambio fue la emancipación de los judíos en Alema­nia y la tendencia de asimilación. Los judíos no querían distin­guirse de los alemanes. En este tiempo, el mismo judaísmo en Alemania pasaba por una profunda reforma y tomaba el nombre del «judaísmo reformado». Las predicaciones en las sinagogas eran en el idioma alemán. Al final del siglo XIX, el ideal de los judíos en Alemania fue la asimilación. El famoso «Systematischer Katechismus des israelisher Religion» también proponía la cele­bración del sábado en los días del domingo. La otra razón para celebrar el sábado en los días del domingo fue el hecho de que en los sábados iba muy poca gente, mientras que en los días del domingo las sinagogas estaban llenas.

Sin embargo, en los Estados Unidos esta costumbre todavía no existía y los esfuerzos de algunos rabinos para trasladar las ceremonias del sábado al domingo encontraban una fuerte oposi­ción de parte de los otros rabinos más tradicionalistas. Con esta ocasión apareció una «teología, del sábado», en la cual los rabi­nos tradicionalistas defendían la antigua costumbre de celebrar el sábado. 

Como una curiosidad apareció el llamado «sábado por la tar­de», que pretendía satisfacer a ambas posiciones.

En toda la comunidad judía se discutía este problema. Vinieron también los otros argumentos de carácter político la asimilación y el sionismo. Los partidarios de la asimilación estaban al favor de la celebra­ción del sábado en los días del domingo y los sionistas estaban a favor del sábado. Así los argumentos dogmáticos, sacados de la Biblia, fueron combatidos por los argumentos políticos, sea de la asimilación, sea del sionismo. Las discusiones fueron muy calu­rosas. Al fin y al cabo, toda esta disputa se terminó, cuando en los Estados Unidos el día sábado fue declarado como un día de descanso. Sin embargo, no por mucho tiempo se interrumpió esta polémica, pues los partidarios del «Movimiento Inter-Fe» impu­sieron las celebraciones comunes de los Judíos y de los protes­tantes de otras nacionalidades, es decir, el ecumenismo. Así, en el nombre del ecumenismo todos los inmigrantes, sea Judíos, sea de otras nacionalidades, celebraban el día domingo, con los rabi­nos-pastores, predicadores en el idioma alemán. Un papel muy importante de estos combates tenía la organización judía de las mujeres: The Nacional Council of Jewish Women, la cual prefería el día del domingo. Prácticamente se impuso el ecumenismo, es decir, una celebración de los Judíos junto con otras nacionalida­des y confesiones, por los rabinos-pastores.

Para nosotros, los católicos, es muy importante destacar que el ecumenismo como tal nació de la comunidad judío-alemana, es decir, de un ambiente religioso del judaísmo y del protestantismo, de los Estados Unidos, cuando ambas confesiones estaban ya vinculadas con la masonería, de ahí la idea de que este «ecume­nismo» debería tomar carácter de una nueva religión sincrética, universal, adaptada a la mentalidad de todos los pueblos, para reemplazar con ella a las tradicionales e históricas religiones de Moisés y de Jesucristo. Es este «ecumenismo» judío-masónico­ protestante-sincretista el que penetra en la Iglesia Católica.

Más todavía, fuera de este «ecumenismo» judío-masónico-pro­testante penetra también en la Iglesia Católica el método llamado «inculturación», que nació en el mismo ambiente religioso del mencionado «ecumenismo» y que al final del siglo XIX se llama­ba «acculturation» y que propaga la aceptación de algunas cos­tumbres locales que no tienen nada que ver con la tradición cristiana, sino que, al revés, pues se trata de las costumbres paga­nas, muy a menudo, desde el punto de vista de la moral cristiana, son inmorales, como por ejemplo, la desnudez de las mujeres, sea completa, sea parcial, que toman parte en las celebraciones, lo que ocurre en África y otros países.

Volviendo al «Movimiento sábado-domingo» hay que recor­dar que después del año 1920, cuando en los Estados Unidos y en muchos otros países la legislación laboral introdujo la sema­na laboral de cinco días, este problema dejó de ser actual. Pero lo que sigue muy actual es precisamente el «ecumenismo» y la «inculturación», ambos términos con un contenido de ideas ju­dío-masónico-protestantes, pues nos viene de la aquí recordada comunidad judío-protestante en los Estados Unidos en el siglo XIX.


(1) «Some interfaith acnvists later believed that Judaism and Chris­tianity would continue to converge until they become índístinguishable fromone another (pág. 37).

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