miércoles, 16 de diciembre de 2020

LA PENA DE MUERTE - Frente a la Iglesia y al Estado, por el P. David Núñez sj


El CENTRO DE ESTUDIOS SAN BENITO, se complace en presentar a David Núñez (1898-1976), fue un sacerdote católico jesuita hispano-argentino que se destacó como apologista cristiano. Obtuvo doctorado en Teología y Filosofía. Su producción intelectual fue difundida en forma de folletos y libros --financiados por laicos que admiraban su espíritu parrésico (discurso valiente)--y a través de publicaciones como Tizona y Verbo.



El presente libro es un estudio filosófico-teológico sobre la justicia, legitimidad y conveniencia de la pena de muerte.[Nota del Editor]


Nadie en su sano juicio abraza ya en los tiempos convulsos que corren el catolicismo vaticano, aunque la verdad siga de parte de la Iglesia Católica Romana y Jesucristo no haya dejado de ser el único Dios verdadero. La razón es bien simple: el ser fatuo que figura como sumo pontífice romano (Francisco), que con la frescura que sólo puede poseer un hereje acaba de cambiar la doctrina católica tradicional sobre la pena de muerte.


Para el llamado "papa" Francisco la pena de muerte es inadmisible. Sin embargo, durante dos mil años la Iglesia Católica ha entendido que la pena capital era legítima y conveniente. De hecho, hasta el "nuevo catecismo de la iglesia católica", promulgado por otro supuesto "papa" del que constan numerosas herejías (Juan Pablo II), no dudó en reconocer que «la enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la pena de comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de muerte, si ésta fuera el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas» (2267). Por tanto, la reciente modificación del "catecismo de Juan Pablo II" no sólo pretende que la ejecución de criminales es contraria al espíritu del Evangelio, sino que además la Iglesia Católica ha enseñado a los fieles una doctrina falsa durante dos mil años.

Afortunadamente estos cambios se hacen por personas y cosas que ya no son verdaderamente católicos (por herejes, apóstatas y cismáticos), por lo que sus actuaciones y decisiones carecen de jurisdicción real en la verdadera Iglesia Católica Romana, aunque la mayoría de los católicos, por ignorancia o falsa obediencia, crean que esta iglesia impostora sigue siendo la auténtica Iglesia católica de siempre.


La triste realidad es que los católicos ignoran en su mayoría que los enemigos de la Iglesia (masones, modernistas y marxistas) consiguieron infiltrarse en ella sentando incluso a uno de los suyos en la cátedra de Pedro, recuerden que estuvieron ya a punto de llegar al Papado en el año 1903, al morir el Papa León XIII, con Mariano Rampolla del Tíndaro. E ignoran, por supuesto, que la religión vaticana ha suplantado a la vieja fe de los mártires. No cabe duda de que esta usurpación no hubiera sido posible si el Papa hubiera Consagrado a Rusia al Inmaculado Corazón de María junto a todos los obispos del mundo y de haber leído el papa el Tercer Secreto de Fátima a toda la Iglesia y el mundo en 1960como lo había ORDENADO expresamente la Santísima Virgen María y si parte del mundo católico no hubiera apostatado, si los obispos se hubieran mantenido fieles a la tradición, y si los fieles de todo el mundo no se hubieran dejado engañar por los cantos de sirena del liberalismo, el modernismo y el socialismo —ideologías y herejías que han corrompido la fe de los católicos —, y hubieran escuchado a los verdaderos maestros, es decir, a los santos y a los doctores de la Iglesia.


El presente estudio comprende dos partes: una positiva o afirmativa que trata separadamente de la justicia, legitimidad y conveniencia de la pena de muerte, probando por separado cada uno de esos puntos con argumentos particulares; y otra negativa o crítica, en la que metódicamente agrupados se exponen, analizan y refutan los argumentos presentados contra la pena de muerte. Después de todo, en la parte primera y justificativa, se señala que todos los teólogos de la Iglesia Católica que directa e indirectamente han tratado este asunto (con la rarísima excepción de Juan Duns Escoto), y todos los moralistas sin excepción, han aprobado y defendido la justicia y legitimidad de la pena de muerte. Otra clase de razones directas son la constancia de la pena de muerte en el derecho canónico y en los documentos religiosos (pontificios) y civiles, y las mismas sentencias dictadas por los poderes temporales y espirituales. Por supuesto, las razones invocadas por el padre Núñez no son exclusivamente religiosas, sino más bien de orden natural o ciencia del Derecho.


Al final, lo que acaba siendo probado por el autor de este estudio magnífico es que la pena de muerte no sólo es siempre lícita en sí misma, cosa que todavía muchos niegan, sino también enteramente necesaria. Mas aún, se hace hoy más necesaria y urgente con el ataque a la sociedad del narcotráfico, el violentismo subversivo marxista y anarquista y un sin fin de otros graves delitos del crimen organizado que amenazan la supervivencia de la sociedad contemporánea.


De ahí que el padre Núñez considere estúpidos y malignos muchos de los gobiernos actuales, capaces de dejar enteramente impunes o no castigando como conviene los crímenes más atroces y escandalosos, y esquivando su obligación de tutelar los derechos de los individuos, siendo el primero de tales el de vivir y el de tener los medios para ello, y su libre uso o ejercicio. De esta manera, «así como el médico corta con todo derecho y suma utilidad un miembro gangrenoso que contagia a los demás; así también la Autoridad, por la pena de muerte, con toda justicia y suma utilidad arranca de la sociedad a los perturbadores de la paz común» (p. 31).


Conste por tanto que la enseñanza tradicional de la Iglesia y de la ciencia jurídica avalan este recurso extremo. Y consten por tanto las maquinaciones vaticanas de los impostores y la estupidez de los hombres del presente siglo, cuyos criterios y principios son tan relativos como las modas y las opiniones divulgadas por los secuaces de un sistema que tiene por príncipe al ángel caído, enemigo de Dios y de los hombres. 

Visto en https://lacuevadeloslibros.blogspot.com/ Con algunas adiciones y correcciones del editor del blog.

Para leer y bajar el libro pulse abajo

https://www.dropbox.com/s/lg6z160opf5l2vy/David%20Nu%C3%B1ez%20-%20La%20pena%20de%20muerte%20frente%20a%20la%20iglesia.pdf?dl=0