Por Pacomio
El Rapto es un concepto errado sobre la Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo y una interpretación equivocada a las palabras del Señor y de los Apóstoles sobre el fin del mundo.
¿Qué es el Rapto para las sectas?
Existen diferentes modos de describir el rapto por las sectas y los evangélicos que profesan esta creencia.
En síntesis, es un concepto escatológico de una minoría de cristianos, particularmente dentro de las ramas del evangelicalismo, que consiste en la creencia de que al descender Jesucristo del Cielo en su Segunda Venida, los muertos que llevaron una vida cristiana resucitarán y los creyentes que se hallen vivos serán raptados o llevados de la tierra junto con ellos (los creyentes muertos resucitados) para encontrarse con Dios en el Cielo.
Se ha estado hablando desde hace tres siglos sobre esta acción divina sobre su Iglesia (a su iglesia en particular) que acontecería al final de los tiempos como un preámbulo al mismo, este acontecimiento se conoce como El Rapto o Arrebatamiento sujeto a la Gran Tribulación.
Esta creencia la profesan algunos grupos heterodoxos del cristianismo especialmente entre el evangelismo americano continental y dado que es en esa vertiente que se difunde con más fuerza tal acontecimiento y para dar un análisis completo sobre el asunto tendríamos que entrar en materia teológica relacionado al milenarismo y sus implicaciones, no obstante, daremos un toque menos científico y de amplia comprensión para que podamos entender más fácilmente la realidad de esta mal interpretación de la Sagrada Escritura.
El término Gran Tribulación: "Porque será tan terrible la tribulación entonces, como no la hubo semejante desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás." Mt 24, 21, se refiere al tiempo de persecución que se conoce de las palabras de Jesucristo y de los Apostóles sobre el fin del mundo. En esto se hace alusión al rapto, no obstante, antes de ir más a fondo en este asunto es necesario hacer notar que el término rapto para la Iglesia católica significa un anonadamiento, un éxtasis. Santa Teresa de Ávila lo define como: “arrobamiento, éxtasis o rapto, donde todo es uno a mi parecer" (M 6,4 tit., cf. V 20,23 y 21,8). Y agrega: "si esto pasa en el cuerpo o no, yo no lo sabré decir; al menos ni juraría que está en el cuerpo ni tampoco que está el cuerpo sin alma" (M 6,5,8). Su concepto se deriva del texto Paulino en II Cor 12,2-4:"Yo conozco a un hombre que cree en Cristo, que hace catorce años (si en cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, sábelo Dios) fue arrebatado hasta el tercer cielo; y sé que el mismo hombre (si en cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe) fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables, que no es lícito o posible a un hombre proferirlas o explicarlas".
La alusión a un rapto en la cual Jesucristo aparecerá en el cielo al final de los tiempos de forma invisible para raptar a sus escogidos vivos es totalmente falso, Jesucristo vendrá al fin del tiempo pero será una venida visible y gloriosa que nadie podrá ignorar: "Mirad cómo viene sentado sobre las nubes del cielo, y han de verle todos los ojos, y los mismos que le traspasaron o clavaron en la cruz. Y todos los pueblos de la tierra se herirán los pechos al verle. Sí, por cierto. Así será." Cf. Ap 1,7. Será entonces cuando ocurrirá el juicio final; vivos y muertos serán llevados de este mundo a la presencia del Señor. No existirá un "rapto secreto" anterior al fin del mundo. Cf. Discurso escatológico de Nuestro Señor Jesucristo en San Mateo 24,1-51, ver abajo de este artículo.
Refutación del Rapto o Arrebatamiento.
1.- El rapto se fundamenta en una errada interpretación de la Biblia.
"Por lo cual os decimos sobre la palabra del Señor, que nosotros los vivientes, o los que quedaremos hasta la venida del Señor, no cogeremos la delantera a los que ya murieron antes: por cuanto el mismo Señor a la orden del arcángel, y al sonido de la trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los que murieron en Cristo, resucitarán los primeros. Después, nosotros los vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados con ellos sobre nubes al encuentro de Cristo en el aire, y así estaremos con el Señor eternamente." 1 Te 4,15-17.
Este pasaje se refiere al fin del mundo y no a una venida secreta anterior (segunda venida, venida intermedia para estas sectas). S. Pablo demuestra que es el fin del tiempo: "Y así estaremos siempre con el Señor".
2.-La creencia en "el rapto" no es bíblica.
La auténtica interpretación Bíblica no acepta novedades y el concepto del rapto no era conocido en la cristiandad hasta el siglo XVIII.
¿Como comienza la creencia en el rapto?
Según la investigación de Paul Thigpen, autor de "The Rapture Trap", la doctrina del rapto nace en el siglo XVIII. Un ministro Puritano llamado Increase Mather escribió sobre cristianos arrebatados por los aires antes de que el mundo fuera consumido por el fuego del juicio divino. Mas tarde otros publicaron ideas similares.
Un Jesuita chileno llamado Manuel de Lacunza, en su libro La Venida del Mesias en Gloria y Majestad, publicado en 1812, especula que los fieles que han recibido la comunión con frecuencia serán, hacia el fin del mundo, recogidos por Jesucristo para tenerlos seguros por 45 días mientras el mundo es castigado. Este libro fue traducido al inglés y sus ideas sobre el rapto tuvieron gran influencia entre algunos grupos de cristianos sectarios.
3.- ¿Tres venidas de Jesucristo en vez de dos?
Según el esquema de las sectas sobre el rapto, faltan aun dos venidas de Cristo: Una para llevarse a los suyos en el rapto (venida intermedia) y otra venida al final del tiempo. Serían la Segunda y la Tercera Venida (la Primera fue en la Encarnación).
La verdad es que Cristo vino en su Primera venida y solo falta la Segunda Venida. Esta venida marcará el fin del mundo. Ese día Cristo reunirá a todos: A los que estén vivos para ese tiempo y también a los muertos los cuales resucitarán. Después de ese evento este mundo ya no existirá.
4- El rapto para evitar la tribulación: Falsa evasión del sufrimiento
Los que creen que el rapto será antes de la Gran Tribulación del Anticristo piensan que solo los malos van a sufrir ese tiempo de persecución. ¡Si esto fuese cierto, entonces el Anticristo no tendría a quien perseguir porque ya todos los fieles estarían con Cristo fuera de este mundo!
Olvidan que el sufrimiento tiene un profundo significado expiador y santificador en nuestra redención. El hecho es que Cristo sufrió y su Cuerpo Místico que es la Iglesia católica lleva una continua trayectoria de sufrimiento y persecución. Pero habrá una persecución final que será extraordinaria, antes del final (ver abajo de este artículo el Discurso Escatológico de Jesucristo). Los cristianos no pueden estar esperando un rapto prematuro sino que deben estar fortaleciéndose para vencer en la prueba actual y final.
San Pablo relata ampliamente sus propios sufrimientos en la persecución de su tiempo y nos exhorta para que no tengamos miedo de morir por Cristo en las pruebas que ciertamente ya están viniendo a la Iglesia y a cada creyente en particular. Por eso enseña que los creyentes que sobrevivan la persecución del Anticristo y estén vivos cuando Cristo venga no tendrán ventaja sobre los que hayan muerto en la fe. Ambos grupos se reunirán con Cristo para siempre. (Cf. 1 Te 4,15-17, ver texto más arriba).
Exégesis I Tesalonicenses 4, 15-18
La condición de los muertos en la parusía
15 Esto os decimos como palabra del Señor: que nosotros, los vivos, los que quedamos para la venida del Señor, no nos anticiparemos a los que se durmieron; 16 pues el mismo Señor, a una orden, a la voz del arcángel, al sonido de la trompeta de Dios, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero; 17 después nosotros, los vivos, los que quedamos, junto con ellos, seremos arrebatados en las nubes, al encuentro del Señor en los aires, 18 y así estaremos siempre con el Señor. Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras. (Nácar-Colunga)
Versículo 15: Para entender este verso conviene leer el cap. 15 de 1 Cor, donde se desarrolla ampliamente el mismo pensamiento. Allí distingue dos clases de fieles: a) los que vivan al tiempo de la parusía. Estos necesariamente serán transformados en seres gloriosos e inmortales, porque en el reino de Dios no puede entrar nada corruptible; b) los fieles difuntos que serán resucitados. Todo sucederá en un instante, en un abrir y cerrar los ojos, cuando suene la última trompeta (1 Cor 15,52). Todo esto es un misterio, según el mismo Pablo. Por eso apela al testimonio propio del Señor. Con palabra del Señor: 1 Cor 15,1-3 apela a la tradición, a lo que él mismo ha recibido. La fe cristiana no es invento de hombres. Es revelación divina. ¿Qué significa la palabra del Señor? a) Unos hablan de una palabra conservada en la tradición escrita, como Mt 24,30; Jn 6,39-40. b) Otros piensan en un agraphon (Wohlenberg, Dibelius, Frame), c) Otros, como el Crisóstomo, Lightfoot, Milligan, Dobschütz, Moffatt, Amiot, Buzy, Prat, Drach, Estío, Orbiso, hablan de una revelación especial hecha a Pablo. Esto es posible. Pablo ha tenido comunicaciones muy especiales y propias. Y aquí habla apoyándose en la palabra del Señor, con palabra del Señor. El paralelo con 1 Cor 15,51, «he aquí que os comunico un misterio», es muy expresivo, d) Otros piensan en la revelación apostólica general, que Pablo conoce como los Doce. Vosté, siguiendo al Ambrosiáster, dice: sensu domini loqui se profitetur [profesa hablar en el sentido del Señor]. Para Cerfaux 9, «la palabra del Señor» es el evangelio. Rigaux añade: de hecho, en la literatura apocalíptica siempre se apela a la autoridad del Señor, porque las cosas que se dicen sobrepasan las posibilidades humanas. Nosotros creemos que, aunque la fórmula pertenezca a la literatura apocalíptica, en Pablo no es fórmula, sino realidad auténtica. Lo que dice pertenece al depósito de la revelación del Señor, al depósito apostólico general. ¿Cuál es el contenido de la palabra del Señor? Ateniéndonos a la letra del verso, sería «que nosotros los vivos... no aventajaremos a los difuntos en la parusía». Sin embargo, creemos que ésta es una consecuencia y aplicación de la palabra del Señor. La palabra del Señor directamente podía mirar solamente al hecho mismo de la resurrección de los muertos, que está muy clara en los evangelios. Del hecho de la resurrección de los muertos deduce Pablo que los muertos no estarán en condición inferior a los vivos en el día de la parusía.
La segunda parte del verso tiene serias dificultades. Ante todo, la frase nosotros los vivos, los que quedamos, en participio presente con artículo, se contrapone a los difuntos, a los que durmieron (part. de ahora). Tenemos, pues, dos clases de fieles en la Iglesia: los que ya durmieron, los que todavía viven y quedan. Esta división se verifica en cualquier tiempo de la historia cristiana. En I Cor 15, Pablo hace la misma división de fieles: los que viven y son simplemente transformados en seres gloriosos, y los que han muerto y resucitan. Todos pasan a formar el mismo grupo y entran en el reino incorruptible de Dios. No aventajaremos: tiene como sujeto a los que viven, los que quedan, y como complemento, a los que duermen. Esto es claro e indiscutible. El verbo φθἀνειν tiene sentido de llegar en 2,16, pero aquí significa preceder, aventajar. Y está usado como transitivo, pues lleva complemento directo. La doble negación es enfática. La dificultad que divide a los autores nace del término circunstancial εἰϛ τὴν παρουαίαν. ¿Se une con el verbo aventajar, como hacemos en la traducción? a) ¿Se une con los dos sujetos: los vivos, los que quedamos para la parusía? b) Adoptan nuestra construcción A. Romeo 10 , K. Staab, A. Wimmer 11 y F. Spadafora 12 . La generalidad de los autores construye de la segunda forma, b); así recientemente Rigaux. Las razones de Spadafora, Romeo, Wimmer, nos parecen decisivas. El verbo φθἀνειν de ordinario lleva un término circunstancial precedido de la preposición εἰϛ para indicar la meta adonde se llega primero. Se emplea en las carreras y se dice del que llega primero a la meta. Es más, el acusativo precedido de la preposición se pone delante del mismo verbo, como en nuestro caso y en Rom 9,31; Flp 3,16. Conviene notar, con Romeo y Wimmer, que en el v.17, los que vivimos, los que quedamos, van solos, lo cual favorece la explicación nuestra del v.15, que el complemento circunstancial no les corresponde tampoco aquí.
Los dos participios presentes son como adjetivos atributos del nombre nosotros y equivalen a dos proposiciones relativas, como traduce la Vulgata, y determinan el antecedente nosotros. Nótese igualmente que la idea central, que Pablo trata de esclarecer, es la igualdad de los que viven y de los que han muerto en el día de la parusía. La idea de vivir o quedar hasta la parusía es totalmente secundaria y colateral, y hasta se puede decir que Pablo no entra en ella. De hecho, en los versos siguientes, la idea que se declara es la igualdad de todos los fieles en la parusía. La idea de que haya supervivientes entonces no se declara ni afirma. Simplemente se supone. Los dos participios tienen forma y sentido de presente: los que vivimos, los que quedamos, y no pueden traducirse por futuro: los que viviremos, quedaremos. La comparación entre vivos y difuntos se hace en el presente y no en el futuro. La venida del Señor es desconocida en sus circunstancias de tiempo, y lo mismo puede tener lugar hoy que mañana. Sobre el tiempo no se afirma nada ni sobre los hombres concretos que han de estar en una u otra de las dos clases (vivos-difuntos). Si Pablo se coloca a sí y a sus lectores en la clase de los supervivientes y se contradistingue de los difuntos, es porque ahora, al presente, pertenecen a los supervivientes; no porque afirme que hayan de pertenecer a la misma clase al tiempo de la parusía. De esto se prescinde absolutamente, ya que no sabemos el tiempo preciso (5,1) ni si hemos de vivir o morir (5,10).
Algunos autores modernos (Rigaux, Zerwick) creen que Pablo, sin afirmar que él vivirá al tiempo de la parusía, puesto que ignora el tiempo preciso de la misma, muestra cierto deseo y esperanza. Es un hecho que en la generación apostólica la vuelta del Señor pesaba mucho en la vida práctica y afectiva, precisamente por la certeza que tenían de la misma y porque no sabían el tiempo preciso. Steinmann le da a los dos participios un sentido condicional, que pueden tener muy bien gramaticalmente: dado que nosotros vivamos y quedemos para el tiempo de la parusía. Pero en el v.17 no parece que se pueda admitir tan fácilmente el sentido condicional, aunque se podría en absoluto suponer. Ricciotti apela a la teología del cuerpo místico: todos los cristianos formamos un mismo cuerpo. La generación de Pablo se puede considerar entre los supervivientes, porque forma un todo único con los cristianos de la última generación. Vosté, Bover, suponen que «los vivos, los que quedamos» son palabras de los tesalonicenses, que Pablo repite sin hacer suyas. Más consideración merece la explicación del Grisóstomo, que repiten San Agustín, Teodoreto, Santo Tomás, Estío. Tenemos aquí la enallage personae de los gramáticos, figura en virtud de la cual el escritor se identifica con sus lectores de todos los tiempos (cf. 5, 5.8-10; Gál 5,25-26; Rom 14,10; Ef 5,14). Siempre resulta cierto que Pablo no afirma que él o sus lectores inmediatos hayan de vivir al tiempo de la parusía. Ni afirma ni niega, puesto que expresamente enseña que no sabemos el tiempo concreto (5,1). Decir que Pablo se equivocó, porque enseñó que la parusía había de tener lugar en vida suya, como sostiene la crítica independiente, es deformar el pensamiento del Apóstol y desconocer lo que es más claro en toda la tradición escatológica: el desconocimiento del cuándo. Tampoco se puede sostener, con Prat, Le Camus 13, que Pablo hable como particular y exponiendo una creencia suya privada y probable. Pablo ha enseñado siempre que el tiempo de la parusía nadie lo conoce (5,1), y en la 2 Tes añade más: todavía queda tiempo, pues no han llegado las señales precursoras (2,1-12).
La Comisión Bíblica, en el año 1915, rechaza la explicación que supone un error en Pablo, aunque sea como particular, y favorece la explicación del Crisóstomo 14.
Versículo 16: Este verso da la razón de la paridad entre supervivientes y muertos, a saber: porque los muertos en Cristo resucitarán primero. Pablo habla aquí afirmativamente, no exclusivamente; es decir, sólo habla de la resurrección de los fieles, que, como tales, se supone han muerto santamente: en Cristo. Del tema de la resurrección universal se prescinde. Para consolar a los fieles de Tesalónica basta decir que los fieles difuntos resucitarán. Pues: ὄτί puede tener sentido causal (Spadafora, Zerwick, Frame). No depende ciertamente del verbo decimos, como el anterior del v.15. Primero (Vulgata primi) se debe relacionar, más que con la venida misma del Señor, con la incorporación de los supervivientes a él. Así en 1 Cor 15,52. En la parusía, el primer acto de poder del Señor tendrá lugar a favor de los muertos. Más que tiempo, indica relación, como se ve en Cor: Por una parte (καὶ), los muertos resucitarán incorruptibles; por otra (καὶ) nosotros seremos transformados. No habrá separación de tiempo, pues todo sucederá en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al son de la última trompeta (1 Cor 15, 52). Primero, pues, en v.16 dice relación a después en el v.17; las dos son partículas puramente correlativas, sin alcance temporal. Equivalen al καὶ... καὶ de 1 Cor 15,52. La resurrección de los muertos tendrá lugar cuando él descienda del cielo, adonde subió el día de la Ascensión. El Señor mismo: en persona, con énfasis apocalíptico. El Señor es el Mesías, Rey glorioso. La venida de Cristo queda determinada por tres circunstancias: a una orden, ὲν κελεῦσ-ματί , puede significar orden, mandamiento o mero grito.
Voz de un arcángel: en el Ap la voz de Dios la da un ángel (5,2; 7,2). En el AT nunca se habla de arcángeles, sino de ángeles. En el NT se habla dos veces: aquí y en Jud 9. La falta de artículo hace dudosa la identificación con San Miguel. La voz de arcángel es un llamamiento a los muertos. Una trompeta de Dios : cf. Mt 24, 31; en 1 Cor 1 5,52 se habla de la última trompeta, la célebre trompeta del final de los tiempos. En el AT es un instrumento que acompaña las grandes manifestaciones de Yahvé en Exodo y en los profetas. No es preciso tomar en sentido propio cada una de estas tres cir- cunstancias, aunque se repita la preposición, que sirve para el énfasis del estilo apocalíptico. Una misma realidad, que puede ser el plan y voluntad de Dios, se expresa con tres fórmulas apocalípticas: la orden divina, la voz del arcángel y la voz de la trompeta. El genitivo de Dios aplicado a la trompeta es un genitivo sujeto que se puede aplicar a las tres circunstancias. El es quien manda y ha fijado los límites de la historia humana.
Versículo 17: Este verso tiene dos tiempos: uno que pasa, y es el acto de reunirse con Cristo todos los fieles, los muertos que han resucitado y los supervivientes, que han sido transformados. El segundo tiempo ya no pasa, es definitivo y eterno: siempre estaremos con el Señor.
Después: en seguida. En los contextos escatológicos, la noción de tiempo es muy artificial. Los muertos no estarán en condición inferior. Por esto, el primer aspecto terrestre de la parusía es la resurrección de los muertos. Así, los vivos transformados en gloria (1 Cor 15) pueden reunirse con Cristo juntamente con los muertos, al mismo tiempo. No hay intervalo entre la resurrección y el éxtasis de que aquí se habla. El éxtasis es de todos los fieles: los muertos resucitados y los vivos transformados. Todo sucederá en un abrir y cerrar de ojos (1 Cor 15,52). Seremos transportados: Vosté, en su comentario, siguiendo a San Ambrosio, San Agustín, Santo Tomás, Estío, A Lápide, presupone una muerte de los supervivientes previa a la transformación; pero en 1934 deja esta sentencia para seguir la explicación que hoy prevalece en los exegetas 15 , y que es la que mejor responde al pensamiento obvio de San Pablo. El Apóstol supone que los fieles de la última generación no morirán, sino que directamente pasarán del estado de corruptibilidad y mortalidad al estado de incorruptibilidad e inmortalidad (cf. 1 Cor 15,51; 2 Cor 5,10-15). Todos los fieles serán transportados, porque el poder de Dios actuará en ellos. No irán, sino que serán llevados al encuentro de Cristo. En nubes, sin artículo. Las nubes aparecen siempre en las teofanías divinas del AT. El Hijo del hombre viene del cielo entre nubes (Dan 7,13). Jesús desaparece de la vista de los discípulos a causa de una nube (Act 1,9), y las nubes figuran en todas las revelaciones del Hijo del hombre (Mt 26,64; Me 14,62). En Ap 14,14-16, Cristo aparece majestuoso sentado sobre, una nube. Aquí las nubes son el vehículo de los fieles, como símbolo de su estado de gloria y de poder. Por el aire: puestas las nubes, el aire es consecuencia, pues las nubes están en los aires. Esta frase, si se toma a la letra, indica que los fieles se levantan de la tierra para recibir a Cristo en las alturas. Pablo considera aquí el espacio intermedio entre el cielo, morada de Dios, y la tierra, morada de los hombres. En la literatura hermética, el aire se considera como el lugar desde donde se puede contemplar el orden del mundo 16 . Los fieles son transportados hasta el aire para recibir a Cristo, no para quedarse allí 17 . Los autores se dividen cuando se les pregunta sobre la dirección que tomarán Cristo y los fieles en el aire. Dicen que bajarán a la tierra San Juan Crisóstomo, Teodoreto, Teofilacto, San Agustín, Cornelio a Lápide, Holtzmann, Dibelius, Staab, Cerfaux. Otros dicen que irán directamente al cielo (Estío, Lemmonyer, Vosté, Knabenbauer, Prat, Frame, Alio, Amiot). Otros, como Findlay, Rigaux, creen que no se puede saber nada concreto, pues Pablo se contenta con hablar de la incorporación de los fieles a Cristo. Buzy dice con razón: «Lo que pasa después no interesa... Una vez en posesión de Cristo y asegurados de que la unión no se romperá jamás, los neófitos no necesitan saber más». Sabemos que el juicio final tendrá lugar el día de la parusía (2 Tes 1,7-8; 2 Cor 5,10; 2 Tim 4,1). ¿Dónde tendrá lugar el juicio final? No hay nada seguro. La revelación nos ha dado el hecho; no nos ha dado las circunstancias. No olvidemos que las descripciones del juicio final están calcadas sobre el ropaje apocalíptico, esencialmente colorista, y que con la parusía del Señor empieza un modo de ser de los hombres trascendente, del que no podemos tener idea. Sólo los días que Jesús resucitado vive entre sus discípulos nos pueden orientar en la nueva vida y modo de ser que esperamos. La frase por el aire indica que los fieles han adquirido la condición gloriosa de Jesús en el día de su resurrección.
Al encuentro del Señor: esta frase puede estar inspirada en la literatura helenista de los recibimientos oficiales que se hacían a los emperadores. Es frase de triunfo y de alegría. El Señor: dos veces repetido, tiene todo el contenido de gloria y de poder que expresa este término en el lenguaje de la fe cristiana primitiva. Estar siempre con el Señor: es el ideal de San Pablo desde que lo conoció. Habla de estar con el Señor en los v.14.17; de vivir con el Señor, en 5,10. Como Jesús está en el estado de Kyrios, la unión de sus fieles a él es participación de la gloria del Mesías, del poder, de la vida y felicidad propia del Resucitado.
Versículo 18: Con este verso volvemos al principio de la perícopa. Allí se habla de no entristecerse; aquí, de consolarse. El fundamento de este consuelo mutuo es totalmente sobrenatural, y propio de la fe y de la esperanza cristianas.
Referencias:
09 Le Christ p.34.10 .Vos qui vivimus: VD 9 (1929) 307-3 12.339-47.360-64.
11 A. Wimmer, Trostworte des Apostels Paulus an Hinterbliebene in Thcssalunich: D 36 (1955) 273-86.
12 L' Escatologia in San Paolo p.165.
EL RETORNO DE CRISTO
1. Realidad del retorno de Cristo
Al fin del mundo, Cristo, rodeado de majestad, vendrá de nuevo para juzgar a los hombres (de fe).
2. Señales precursoras de la segunda venida
a) La predicación del Evangelio por todo el mundo. Mt 24, 14; cf. Mc 13, 10. No significa que el fin haya de venir en seguida que se predique el Evangelio a todo el mundo.
b) La conversión de los judíos. Romanos 11, 25-32. Se trata, naturalmente, de una totalidad moral.
c) La apostasía de la fe católica. 2 Te 2, 3
d) La aparición del Anticristo. 2 Te 2, 3. 8. 1 Jn 2, 18 y 22; 4, 3; 2 Jn 2, 7. Aparecerá como una persona determinada que será instrumento de Satanás.
e) Grandes calamidades. Mt 24, 29; cf. Is 13, 10; 34, 4. Guerras, hambres, terremotos y graves persecuciones contra los católicos.
3. El momento de la nueva venida de Cristo
Los hombres desconocen el momento en que Jesús vendrá de nuevo (sent. cierta).
LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS
1. Realidad de la resurrección
Todos los muertos resucitarán con sus cuerpos en el último día (de fe).
2. Identidad del cuerpo resucitado
Los muertos resucitarán con el mismo (numéricamente) cuerpo que tuvieron en la tierra (de fe).
3. Condición del cuerpo resucitado
a) Los cuerpos de los justos serán transformados y glorificados según el modelo del cuerpo resucitado de Cristo (sent. cierta).
Propiedades o dotes de los cuerpos resucitados de los justos:
- La impasibilidad, es decir, la propiedad de que no sea accesible a ellos mal físico de ninguna clase, como el sufrimiento, la enfermedad y la muerte.
- La sutileza (o penetrabilidad), es decir, la propiedad por la cual el cuerpo se hará semejante a los espíritus en cuanto podrá penetrar los cuerpos sin lesión alguna.
- La agilidad, es decir, la capacidad del cuerpo para obedecer al espíritu con suma facilidad y rapidez en todos sus movimientos.
- La claridad, es decir, el estar libre de todo lo ignominioso y rebosar hermosura y esplendor.
b) Los cuerpos de los impíos resucitarán en incorruptibilidad e inmortalidad, pero no serán glorificados (sent. cierta).
EL JUICIO UNIVERSAL
1. Realidad del juicio universal
Cristo, después de su retorno, juzgará a todos los hombres (de fe.)
Todos los pueblos, esto es, todas las personas, se reunirán ante el tribunal de Cristo, que es el Hijo del hombre. Los buenos y los malos serán separados definitivamente unos de otros. Al juicio seguirá inmediatamente la aplicación de la sentencia: «Estos [los malos] irán al suplicio eterno, y Ios justos a la vida eterna.»
EL FIN DEL MUNDO
1. La ruina del mundo
El mundo actual perecerá en el último día (sent. cierta).
* Manual de teología dogmática. Ludwig Ott
Discurso escatológico de Jesucristo Mat. 24, 1-51
Anuncia la ruina del de Jerusalén y del Templo
«Salió Jesús del templo e iba ya andando cuando se acercaron a él sus discípulos, a fin de mostrarle la construcción. Pero él les dijo: ¿Veis toda esa construcción? Pues yo os digo de cierto que no quedará de ella piedra sobre piedra. Y estando despúes sentado en el monte de los Olivos se acercaron algunos de los discípulos y le preguntaron en secreto: Dinos ¿cuándo sucederá eso? ¿Y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?
A lo que Jesús les respondió: Mirad que nadie os engañe: Porque muchos han de venir en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo , o Mesías, y seducirán a mucha gente. Oiréis asimismo noticias de batallas y rumores de guerra; no hay que turbaros por eso, que si bien han de preceder estas cosas, no es todavía esto el término. Es verdad que se armará nación contra nación, y un reino contra otro reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en varios lugares. Pero todo esto aún no es más que el principio de los males. En aquel tiempo seréis entregados para ser puestos en los tormentos y os darán la muerte, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre, por ser discípulos míos; con lo que muchos padecerán entonces escándalo y se harán traición unos a otros, y se odiarán recíprocamente; y aparecerá un gran número de falsos profetas que pervertirán a mucha gente y por la inundación de los vicios, se enfriará la caridad de muchos. Mas el que perseverare hasta el fin, ése se salvará. Entretanto se predicará esta buena noticia del reino de Dios en todo el mundo, en testimonio para todas las naciones, y entonces vendrá el fin.
Según esto, cuando veáis que está establecida en el lugar santo la abominación desoladora que predijo el profeta Daniel (quien lea esto, nótelo bien), en aquel trance los que moran en Judea huyan a los montes; y el que está en el terrado no baje o entre a sacar cosa de su casa; y el que se halle en el campo, no vuelva a coger su túnica o ropa. Pero ¡ay de las que estén en cinta o criando, y no puedan huir a prisa en aquellos días! Rogad, pues, a Dios que vuestra huida no sea en invierno o en sábado. Porque será tan terrible la tribulación entonces, como no la hubo semejante desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás. Y a no acortarse aquellos días, ninguno se salvaría; mas se abreviarán por amor de los escogidos.
En tal tiempo, si alguno os dice: El Cristo o Mesías está aquí o allí, no le creáis. Porque aparecerán falsos Cristos y falsos profetas, y harán alarde de grandes maravillas y prodigios, de manera que aun los escogidos, si posible fuera, caerían en error: ya veis que os lo he predicho. Así, aunque os digan: He aquí al Mesías que está en el desierto, no vayáis allá; o bien: Mirad que está en la parte más interior de la casa, no lo creáis. Porque como el relámpago sale del oriente y se deja ver en un instante hasta el occidente, así será el advenimiento del Hijo del hombre. Y dondequiera que se hallare el cuerpo, allí se juntarán las águilas.
El retorno de Cristo
Pero después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no alumbrará, y las estrellas caerán del cielo, y las virtudes o los ángeles del cielo temblarán. Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre, a cuya vista todos los pueblos de la tierra prorrumpirán en llantos; y verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes resplandecientes del cielo con gran poder y majestad; el cual enviará sus ángeles, que a voz de trompeta sonora congregarán a sus escogidos de las cuatro partes del mundo, desde un horizonte del cielo hasta el otro. Tomad esta comparación sacada del árbol de la higuera: cuando sus ramas están ya tiernas, y brotan las hojas, conocéis que el verano está cerca. Pues así también, cuando vosotros viereis todas estas cosas, tened por cierto que ya el Hijo del hombre está para llegar, que está ya a la puerta. Lo que os aseguro es que no se acabará esta generación hasta que se cumpla todo esto. El cielo y la tierra pasarán; pero mis palabras no pasarán.
Vigilancia Cristiana
Mas en orden al día y a la hora, nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, sino sólo mi Padre. Lo que sucedió en los días de Noé , eso mismo sucederá en la venida del Hijo del hombre. Porque así como en los días anteriores al diluvio proseguían los hombres comiendo y bebiendo, casándose y casando a sus hijos, hasta el día mismo de la entrada de Noé en el arca; y no pensaron jamás en el diluvio, hasta que le vieron comenzado, y los arrebató a todos, así sucederá en la venida del Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que se hallarán juntos en el campo, uno será tomado o libertado, y el otro dejado o abandonado. Estarán dos mujeres moliendo en un molino, y la una será tomada y se salvará, y la otra dejada y perecerá. Velad, pues, vosotros, ya que no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Estad ciertos que si un padre de familia supiera a qué hora le había de asaltar el ladrón, estaría seguramente en vela y no dejaría robar su casa. Pues así mismo estad vosotros igualmente apercibidos, porque a la hora que menos penséis ha de venir el Hijo del hombre. ¿Quién pensáis que es el siervo fiel y prudente constituido por su Señor mayordomo sobre su familia para repartir a cada uno el alimento a su tiempo? Bienaventurado el siervo, a quien cuando venga su Señor le hallare cumpliendo así con su obligación. En verdad os digo que le encomendará el gobierno de toda su hacienda. Pero si este siervo fuere malo, y dijere en su corazón: Mi amo no viene tan presto; y con esto empezare a maltratar a los otros siervos, y a comer y a beber con los borrachos: vendrá el amo del siervo el día que no espera, y a la hora que menos piensa, le echará y le dará la pena que a los hipócritas o siervos infieles; allí será el llorar y el crujir de dientes.» Mt 24, 1-51
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