Por Pacomio
Superstición
Creencia que no tiene fundamento racional ni religioso y que consiste en atribuir carácter mágico o milagroso a determinados sucesos, hechos o cosas proporcionan buena o mala suerte.
Suerte
Causa o fuerza que supuestamente determina que los hechos y circunstancias imprevisibles o no intencionados se desarrollen de una manera o de otra.
📌📌📌
La superstición es un pecado contra el
Primer Mandamiento de la Ley de Dios porque atribuye a cosas creadas (uvas, calzones
rojos, etc.) un dominio y poder que sólo pertenece a Dios. Muchos de estos
graves pecados… a veces son cometidos por personas enormemente ignorantes
(aunque hayan estudiado en la universidad, y tengan maestrías y doctorados) y
carecen de la capacidad de plena deliberación, especialmente en los casos de
arraigadas supersticiones populares: cábalas, conjuros, echar cartas, números
de mala suerte, presagios, tocar madera y cosas por el estilo. Pero si estas
cosas se hacen con pleno convencimiento y deseo, el pecado es mortal, porque
violamos la voluntad de Dios, lo provocamos y lo ofendemos enormemente. Incluso
si la realización de actos supersticiosos es sólo por curiosidad, juego o para
no quedar mal con familiares y amigos supersticiosos, igualmente nos dañamos,
damos mal ejemplo y cooperamos a la vana creencia, a la falta de juicio y al
pecado ajeno.
Por otro lado, la «suerte» en sí misma no
existe. Sólo existe la Providencia Divina, que todo lo gobierna y conserva en
la existencia por su querer y poder absoluto sin impedir nuestro libre
albedrío. Todo lo que nos ocurre o Dios lo quiere o Dios lo permite, incluso lo
malo, ya que el "poder" del mal también está sometido a Dios. En
efecto, si bien Dios no creó el mal lo permite pues tiene el poder de sacar
cosas buenas en nosotros por la acción del mal.
Entonces ¿Qué es la suerte para un creyente? ¿Es un «ente»? ¿Es una
«energía desconocida o un poder oculto»? ¿Dónde está la suerte? ¿De dónde
proviene? ¿De un objeto, una persona, un animal, de la tierra, del cosmos?
¿Puede dominarnos, guiarnos o desviarnos la suerte? ¿Puede influirnos algo que
no existe, como lo es la suerte?
Para el verdadero católico como para toda
persona sensata sólo Dios nos sostiene, y sólo Él es quien tiene toda respuesta
para nuestras dudas, temores y encrucijadas.
La noche de este 31 de diciembre es para
muchos la despedida de un año viejo y la espera de uno nuevo. En múltiples
hogares se reúnen las familias y los amigos para realizar esta espera que
culminará cuando el reloj haya marcado la media noche. Antes, durante y después
de este festejo muchas personas realizan supersticiosos ritos con el fin de
asegurarse un futuro auspicioso
Alrededor de esta gran costumbre que se
festeja en la diversidad de los países occidentales gira una serie de elementos
que aparentemente no pueden estar «ausentes» de esta celebración, cena y baile
de año nuevo, y uno de ellos, quizá el más emblemático, es la presencia de las
uvas en la mesa. Las cuales se comen una uva por cada campanada que se escucha
en la entrada del año nuevo.
Pero ésta es una de las tantas
supersticiones que giran alrededor del año nuevo; no obstante, no es una
costumbre o un rito actual que se haya masificado a través de los medios de
comunicación, si bien estos han colaborado en los últimos tiempos para seguir
difundiéndolo; el comer 12 uvas ha sido una tradición que ha caminado a través
del recurso oral de las generaciones.
Las uvas no tienen ningún poder
Se ha creído ilusoriamente que quien coma
las uvas a tiempo tendrá un año de prosperidad y de suerte. Si bien el fruto es
muy rico y de temporada, no tiene en su esencia el poder de otorgar ningún
beneficio mágico, cosas que el hombre tiene que ir logrando al paso de su vida
con inteligencia y esfuerzo real.
Un mito de invención mercantil
Cuenta una de las historias que las uvas
comenzaron a rodearse de un extraño misticismo cuando, en los viñedos de
alicante, España —primera década del siglo XX—, se produjo un excedente de este
fruto y la industria necesitó impulsar fábulas que sostuvieran su economía; y
aún en principios del tercer milenio muchos individuos siguen esta tendencia de
superstición, mágica y enajenamiento.
A Hispanoamérica desde España, a
España desde Asia
La tradición del comer uvas para la buena
suerte nos fue traída por parte de los conquistadores españoles; sin embargo,
alrededor de la uva existe toda una historia que no sólo implica a España y a
su gente, sino que va mucho más allá de la superstición y que involucra la
llegada de este fruto a la civilización.
Su origen se encuentra en Asia Menor,
cultivada alrededor del año 3500 a. C., en la región del Mar Caspio. Se trata
de uno de los alimentos míticos de los países mediterráneos. Primero se ubica
en Fenicia, luego de allí llega a Grecia, cuna de nuestra civilización, a
Italia y al sur de Francia.
¿Por qué doce uvas?
No se sabe claramente del porqué de las 12
uvas. Algunos las relacionan con la mágica numerología, las doce campanadas,
otros con los doce meses del año. Lo que es innegable es que este fruto se ha
utilizado como un elemento más de la cábala judía esotérica en la que el hombre
ha caído atrapado y ha depositado su dinamismo vital y, muy riesgosamente,
hasta su fe en poderes ocultos.
Incentivo al consumo masivo
En nuestro tiempo el consumo masivo del
fruto ha sido incrementado debido a ese tipo de creencias. Los costos se
acrecientan de forma impredecible y la gente hace todo un esfuerzo porque en la
noche del 31 de diciembre existan las «uvas de la buena suerte».
¿A quién agradecer y pedir favores?
Alrededor de toda esta creencia no existe
un verdadero sentido religioso en donde se agradezca a Dios por el cierre de un
ciclo más de la vida que le ha dado al hombre y se le pida nuevos favores para
el nuevo ciclo. Éste es el verdadero sentido para pensar la noche en que
despedimos un año y recibimos otro.
Algunos ritos descabellados de año nuevo
a) Comer 12 uvas al ritmo de las campanadas
del reloj, una por campanada. Cada uva representa un deseo o propósito para
cada mes del año, y comerlas a tiempo hace que éstos se cumplan. Idealmente
seis uvas deben ser verdes y seis deben ser moradas.
b) Sentarse y volverse a parar con cada una
de las doce campanadas hará conseguir un buen matrimonio.
c) Para tener mucha ropa nueva todo el año
nuevo la noche del 31 se debe usar la ropa interior al revés
d) Poner un anillo de oro en la copa de
champaña con la que se hará el brindis asegura que no faltará el dinero.
e) Sacar las maletas a la puerta de la casa
para tener muchos viajes en el año. Mejor aún es dar la vuelta a la manzana.
f) Usar ropa interior amarilla la noche de
fin de año para asegurar la felicidad, o ropa interior roja para atraer el
amor.
g) Y un largo etcétera.......
Por qué todas las supersticiones son
pecado
Dice Dios nuestro Señor e Levítico
19,31.20, 6:
«No os desviéis de vuestro Dios en busca de
magos, ni consultéis a adivinos, porque seréis por ellos corrompidos. Yo el
Señor Dios vuestro.
La persona que se desviare de mí para ir a
consultar a los magos y adivinos, y se abandonare a ellos, yo mostraré mi saña
contra ella y la exterminaré de en medio de su pueblo.» Lev 19,31.20, 6
El Apóstol San Pablo a los Gálatas:
«Porque vosotros, hermanos míos, sois
llamados a un estado de libertad; cuidad solamente que esta libertad no os
sirva de ocasión para vivir según la carne; pero sed siervos unos de otros por
un amor espiritual,...
Bien manifiestas son las obras de la carne,
las cuales son adulterio, fornicación, deshonestidad, lujuria, culto de ídolos,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, enojos, riñas, disensiones, herejías
envidias, homicidios, embriagueces, glotonerías y cosas semejantes, sobre las
cuales os prevengo, como ya tengo dicho, que los que tales cosas hacen, no
alcanzarán el reino de Dios.» Gál 5,13.19-21
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