El Breviario o las Horas Canónicas del Oficio Divino
Las horas canónicas son una división del tiempo empleada durante la Edad Media en la mayoría de las regiones cristianas de Europa, y que seguía el ritmo de los rezos religiosos de los monasterios. Cada una de las horas indica una parte del Oficio divino (hoy denominado liturgia de las horas), es decir, el conjunto de oraciones oficiales establecidas por la Iglesia pertinente a esa parte del día.
Origen
Desde muy antiguo, desde que se acostumbraba a rezar los Salmos durante el curso del día por los Santos Padres del desierto. Poco después San Benito denominó a estas horas de rezo "horas canónicas" (horas de reglamento), y así se haría desde el siglo VI d. C; su nombre proviene de las órdenes y normas o cánones de la Iglesia del medievo. Durante esa época se organizó el sistema de horas centralizando su uso principalmente en los monasterios benedictinos, luego se fue extendiendo como Breviario a los clérigos y religiosos en general, pasando a ser la Oración Oficial de la Iglesia sólo superada por el Santo Sacrificio de la Misa.
La división del día en siete partes tiene su origen en el Libro de los Salmos de la Biblia, en el que se lee: "Siete veces al día te alabaré" (Salmo 119,164), y también se lee "a medianoche me levantaba para darte gracias" (Salmo 119, 62). De ahí se puede ver que existe una agrupación de las siete horas canónicas de los Oficios diurnos y asimismo los Oficios nocturnos, que a su vez se reparten en tres guardias o vigilias, denominadas Maitines. Cada semana los monjes debían rezar el salterio íntegro (es decir, los 150 salmos). En su regla, San Benito recomienda a sus monjes que durante los viajes no dejen pasar el rezo de las horas de oración.
Número y cualidad de las horas del Breviario
Las horas canónicas son las siguientes:
Maitines: antes del amanecer.
Laudes: al amanecer
Prima: primera hora después del amanecer, sobre las 6:00 de la mañana
Tercia: tercera hora después de amanecer, sobre las 9:00
Sexta: mediodía, a las 12:00 después del Ángelus en tiempo ordinario o el Regina Coeli en pascua.
Nona: sobre las 15:00, Hora de la Misericordia.
Vísperas: tras la puesta del sol, habitualmente sobre las 18:00 después del Ángelus en tiempo ordinario o el Regina Coeli en pascua.
Completas: antes del descanso nocturno, las 21:00.
Divisiones
Las horas se pueden dividir a su vez en dos categorías atendiendo a su carácter de Oficio:
Horas mayores
Es decir, los Maitines, los Laudes y las Vísperas, en las que era preceptivo que toda la comunidad se reuniera en la iglesia.
Horas menores
Corresponden a la Prima, la Tercia, la Sexta y la Nona. Según la regla benedictina no era obligación en estas horas menores acudir a la iglesia, sino que, al escuchar la trompeta o campana, los monjes interrumpían sus labores y se ponían a orar inmediatamente en el lugar en el que se encontraban.
Existe otra división de las horas canónicas, según correspondan al día o a la noche. Se consideraban horas diurnas las de Prima, Tercia, Sexta y Nona, y nocturnas las demás.
Los instrumentos de medida
Los relojes de misa han sido en la Edad Media los indicadores de las horas canónicas.
Los instrumentos encargados de indicar este tipo de horas son los relojes de pie, reloj de misa y a veces la intuición del Abad del monasterio que indicaba mediante órdenes precisas toque de campanas para hacer saber a los monjes el estado de transición entre las horas.
Para la indicación del tiempo se podía también emplear instrumentos tales como la clepsidra (o reloj de agua) o el reloj de sol. Sobre estos últimos instrumentos solares se puede decir que existen variantes muy interesantes conocidas como reloj de misa y que pueden verse en las paredes de algunas Iglesias y conventos de la época.
Estos intervalos de duración, denominados a veces como tiempo de Dios, consistían en dividir el arco diurno del Sol en aproximadamente 8 partes de 3 horas cada una, marcadas por las campanadas de las iglesias o los monasterios.